Capítulo 135
Me estiré a tientas para encender la luz y eché un vistazo hacia la entrada. La puerta estaba cerrada. No era Olaia quien la había cerrado. Esta noche se había quedado en el hospital para cuidarme. No quería molestarme, y para dejarme descansar y recuperarme pronto, insistió en dormir en el sofá de la sala. Por miedo de que no pudiera escucharme, dejó la puerta entreabierta por si yo la necesitara.

Ahora, era obvio que alguien había entrado y luego cerró la puerta.

¿Sería él...?

No lo sabía, pero ya no me importaba.

***

Al día siguiente, me desperté con mejor ánimo. La enfermera nos trajo un desayuno nutritivo, con comidas y frutas nutritivas. Ania exclamó impresionada:

—Vaya, la comida es tan espléndida en este hospital.

La enfermera le sonrió:

—Es para que los pacientes se recuperen más rápido. Además, fue el director quien diseñó personalmente ese plan de nutrición especialmente para la señora Romero.

Después de explicárnoslo, procedió a tomarme la temperatura y me dijo:

—Todavía ti
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