Capítulo 140
Olaia tenía un antojo insaciable por ir de compras, y me arrastraba de acá para allá sin parar por todo el centro comercial. Decía que por fin había renunciado a su trabajo, y quería consentirse un poco después de ser una mula de carga trabajando dura durante cuatro años.

—¿Ves a esa persona? ¿No es Ania? —me señaló de repente cuando pasábamos frente a un local de artículos de lujo.

Miré sin pensar:

—¡Sí, es ella!

Estaba sosteniendo un bolso que debía costar una fortuna, seguramente lo iba a comprar.

Marc siempre había sido muy generoso con ella. No tenía ganas de verla, así que jalé a Olaia para irnos. Pero ella entrecerró los ojos, me agarró y nos escondimos detrás de una columna.

—¿Qué pasa? —le pregunté confundida.

—¡Es tu suegro! —exclamó sorprendida.

—¿Mi suegro?

—¡Sí, tu suegro está paseando con esa maldita! —dijo con cara de haber descubierto un gran chisme.

—¿Pues qué tiene de raro? —le sonreí—: Ella ha sido su hija favorita desde pequeña.

Marc no había podido conseguir ni un
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