Capítulo 144
—Si no es ella, ¿acaso soy yo? —le encaré sin ceder ni un ápice, pronunciando cada palabra con firmeza.

Sería mentira decir que no tenía ninguna expectativa en su respuesta. Podía engañar a cualquiera, menos a mi propio corazón. Aún no había podido olvidarlo.

Aunque tenía muy claro que no habría forma de que siguiéramos adelante, no podía evitar albergar la esperanza de que, en algún momento de estos años, él hubiera sentido algo por mí, aunque fueran momentos fugaces.

Ocho años, ¿cuántos de ocho años tenemos en la vida?

Me miró con esos ojos negros que parecían un torbellino, capaces de absorberme por completo, y con esa voz que cautivaba me preguntó:

—Si digo que sí, entonces no nos divorciaríamos, ¿verdad?

Me quedé anonadada, tardé en reaccionar. Sin embargo, al final lo miré con determinación y negué con la cabeza:

—Marc, si en algún momento realmente te gusté, eso solo demuestra que la relación entre nosotros que ha durado tantos años no es algo completamente unilaterales por mi p
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