Capítulo 89
—¡Achú! —Daisy había estornudado varias veces durante la comida. Javier la miró con inquietud.

—¿Te sientes mal?

—No, no es nada. —Daisy se frotó la nariz—. Quizá me pasé con el picante. ¿No crees que esta gente echa chiles como si fueran gratis?

—¿Segura de que no te duele la garganta?

—Segura.

Aun así, Javier decidió servirle un vaso de agua.

—Toma un poco de agua, te sentará bien.

—¿Por qué los hombres creen que el agua lo cura todo? Para el cólico, para la gripe… —refunfuñó Daisy, aunque de igual forma tomó el vaso que Javier le ofrecía—. Conmigo está bien, pero te aconsejo que, cuando te guste alguna chica, no hagas lo mismo. ¡Es un terrible mata-pasiones!

Javier desvió la mirada, con un leve oscurecimiento en sus ojos.

—¿Sí?

Daisy notó un matiz extraño en su expresión y se inclinó hacia él con aire cómplice:

—Ese gesto no me convence… Venga, ¿quién es?

—No hay nadie —contestó Javier, sonriendo con esa calma suya tan típica.

—¡Ja! ¿De veras? —Daisy frunció el ceño—. ¿Ni siquiera a
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