Capítulo 93
Después de que Daisy salvara la vida de don Erik, era natural que Fausto, como su hijo, fuera a expresar su agradecimiento:

—Señorita La Torre, le debo un favor inmenso por rescatar a mi padre. No sé cómo pagárselo —declaró Fausto.

Aun cuando rondaba los cincuenta, Fausto aparentaba poco más de treinta.

Vestía un traje negro de excelente confección, impecablemente planchado, y llevaba el cabello perfectamente peinado. Unos lentes con montura dorada le daban un sutil aire intelectual.

—No se preocupe, señor Ortega —respondió Daisy con un gesto afable—. Simplemente pasé en el momento justo. Nadie habría ignorado a un anciano en peligro… —Dicho esto, Daisy fingió cierta inquietud—. ¿Cómo sigue don Erik?

—Mi padre está fuera de peligro —aseguró Fausto.

—¡Menos mal! —Daisy suspiró con aparente alivio—. Los adultos mayores corren un gran riesgo si llegan a caerse. Por suerte reaccioné rápido; con un segundo de demora, el desenlace podría haber sido terrible.

La mirada de Fausto se ensombreci
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP