Capítulo 42
—¿No habíamos quedado en que, si me tenías que decir algo, lo dirías por celular?

Lorena abrió la puerta y quedó paralizada de la sorpresa.

César.

¿Él? ¿Qué hacía él aquí?

—Por celular, ¿con quién quieres hablar por celular?

Lorena permaneció en shock durante unos segundos, sin poder reaccionar. Pero cuando finalmente lo hizo, intentó cerrar la puerta con fuerza.

¿Pero cómo iba a igualar la fuerza de un hombre hecho y derecho? Con un leve empujón, César logró abrir la puerta y entró de una vez.

—César, ya es de noche. ¿No te parece inapropiado meterte a mi habitación? —Lorena se veía muy molesta.

César actuó como si no escuchara, mirando cada rincón de la habitación. Miró detrás de las cortinas, bajo el sofá e incluso revisó el baño.

¿No estaba Adrián aquí?

¿No estaban en la misma habitación?

Esa tarde, César había visto a Adrián en el estacionamiento y también había visto a Lorena.

Lorena, aún de pie junto a la puerta, observaba a César con desagrado, dejando la puerta abierta, espera
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