Capítulo 16
La cara de César al alejarse reflejaba un enojo evidente.

Lorena, ¡realmente ahora sí que me sorprendes!

Con cualquier hombre, dices que te acuestas y lo haces, sin un respingo de culpa. Ante él, te comportas con altivez, pero detrás, corres a gatear a la cama de otros.

¿Lorena no puede vivir acaso sin follar por un momento?

Con frustración, César se ajustó el cuello de la camisa.

Con pasos largos y apresurados, caminaba rápidamente por el pasillo, cuando en una esquina chocó de frente con una mujer vestida de manera atrevida y sensual.

La mujer chocó contra el pecho de César y maldijo en silencio: ¿Acaso no tenía ojos como para no mirar por dónde caminaba?

Estaba a punto de increparle cuando levantó la vista y vio al hombre frente a ella. Su rostro se sonrojó de inmediato.

Lo había visto hace un momento junto a la piscina. Era César, el presidente de Runpex. Aunque había estado acompañado por otra mujer, no importaba.

Un alto directivo como él era infinitamente mejor que cualquier otr
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