Al principio, Lorena se sentía bien, pero con el paso del tiempo empezó a notar que Celeste hablaba demasiado. Así que, con una mirada de súplica, buscó a Marina.Marina captó la indirecta, y agarro a Celeste del brazo.— Mamá, ahora lo que mi hermana necesita es descansar, no que la bombardees con esa cantidad de preguntas sin sentido.Lorena, mayor que Marina, no le dio importancia al “hermana”. Aunque pensó que, con su madre presente, Marina se comportaría con más seriedad.Celeste miró a Marina con reproche y la reprendió:— Y tú, ya aprendiste a escaparte de casa sin avisar. ¿Por qué no llamaste para decirnos dónde estabas? Me preocupaste muchísimo.— Sí, sí, lo sé, me equivoqué — Marina asintió, admitiendo su error.—Pero mira, estoy perfectamente bien y además, te traje una sorpresa.— Álvaro, muchas gracias. Marina me contó lo que hiciste — Lorena finalmente tuvo la oportunidad de agradecerle.— ¿Agradecerme por qué, hermana? Si eres amiga de Marina, también eres mi amiga. Adem
Flavio prácticamente convirtió su observación en un lloriqueo.La esposa de Flavio apoyó su argumento y añadió:— María, mira esto… ¿No crees que César ya en serio se ha pasado demasiado?María alzó su taza de café, pero no bebió. En su lugar, miró hacia César y, molesta, preguntó:— Mijo, ¿qué ha pasado aquí?César cruzó las piernas y se acomodó, con la mano sobre la rodilla. Parecía que nada le podía afectar.— Guillermo ha contribuido a la empresa, eso es cierto. Pero eso no le da derecho a violar la ley. Si hubiera cometido un error dentro de la empresa, podría haberlo perdonado en consideración a su historial. Pero esto… esto es un delito. No hay nada que pueda hacer por él.— ¡Pero como puede ser esto posible…! — Flavio sintió que la rabia le subía al pecho, dejándolo sin aire.Ya había intentado hablar con David, el jefe de policía, pero el problema era que había sido César el que presentó la denuncia y llevó personalmente a Guillermo a la comisaría.— Sobrino, ¿todo esto solo p
De vuelta en su oficina, Ricardo le envió un mensaje a Marina mientras trabajaba, esperándola tranquilamente.Después de, por fin, deshacerse de Celeste y William, Marina caminó con cautela hacia la oficina del director del hospital, parecía tener miedo de ser descubierta. Miraba a su alrededor una y otra vez antes de entrar.Tocó la puerta, la empujó y, al entrar, se encontró con Ricardo sentado en su escritorio, mirándola con una expresión infeliz.— ¡Ay coño! — Marina se volteó de golpe, asustada por su expresión, y se llevó una mano al pecho.— ¿Qué cara es esa? ¡Me asustaste!— Me has estado ignorando durante días. ¿Cuánto tiempo más piensas ignorarme? Hoy, si no te enviaba un mensaje, ¿siquiera habrías venido a verme? — Ricardo se levantó de la silla y la acercó a su pecho para hundir la cara en su cuello, y disfrutar su fragancia. La había echado de menos en estos días.— ¡Por Dios, basta! — Marina sintió cosquillas y trató de apartarlo con la mano. —¡Ya vine a verte! ¿No se su
César se quitó el saco y se sentó a un lado para ver la partida. De vez en cuando, cuando Lorena dudaba sobre qué carta jugar, él tomaba una de su mano y la ayudaba a lanzarla.— ¡Eso no es justo! ¡Tienes ayuda! — Álvaro protestó, indignado.— También puedes buscar a alguien que te ayude — César respondió con indiferencia, sentado detrás de Lorena.Con la ayuda de César, Lorena jugaba cada vez mejor.Durante el juego, se dio cuenta de que aún no habían cenado. César tampoco había comido en casa de María, ya que había vuelto al hospital muy deprisa. En ese momento, también sintió hambre y decidió encargarse de pedir la comida.Siempre era Clara la que se encargaba de hacer los pedidos por él, así que, sin dudarlo, tomó el celular de Lorena para hacer el pedido.Cuando la comida llegó, los tres dejaron las cartas a un lado y cenaron.Después de comer, Marina quería quedarse a dormir, pero César la echó sin contemplaciones, obligando también a Álvaro a volver a su habitación.Luego, César
Álvaro volvió a su habitación, encendió su computadora y se dispuso a hackear la cuenta de Guillermo. Después de obtener la información que necesitaba, se la envió a William. Luego, se estiró, corrió las cortinas y se acostó para la siesta.Mientras tanto, después perder la oportunidad de quedarse en la habitación de Lorena por culpa del estúpido del César, Marina se tomó su tiempo antes de volver a casa. Recordó las quejas de Ricardo durante el día y, en lugar de irse, fue a la oficina del director del hospital.Si Ricardo ya había salido del trabajo, significaba que no tenía suerte. Pero, si todavía estaba allí, entonces él debía agradecer que ella lo buscara.Para su sorpresa, el siempre dedicado Ricardo aún estaba en su oficina, trabajando horas extras.Cuando la vio entrar, su expresión mostró una mezcla de sorpresa y satisfacción.— ¿No estabas ocupada con tu pareja de gemelos inseparables? ¿Cómo es que te acordaste de venir a verme? ¿Qué te picó? — dijo Ricardo con un tono de lá
¿El papá biológico?Lorena había vivido como huérfana los últimos tres años, y jamás había escuchado que sus padres biológicos la estuvieran buscando.Entonces, ¿cómo es que de repente aparecía un papá biológico reclamándola?— ¡¿Qué es todo este alboroto?! No dejan dormir ni un coño — Álvaro, que tenía el hábito de trasnochar y dormir durante el día, salió de su habitación, despeinado, rascándose la cabeza después de ser despertado por los gritos en el pasillo.Uno de los tipos lo vio y de inmediato le habló:— Joven, usted llega justo a tiempo. Ayúdenos por favor a mediar esta situación. La persona que está en esta habitación es mi hija, y quiero llevármela, pero estos hombres nos están bloqueando la entrada. ¿Acaso ya no existe la justicia en este mundo?El tipo fulminó con la mirada a los guardaespaldas vestidos de negro y gritó con enojo:— ¡Lo que hacen aquí es ilegal y una completa canallada! No pueden venir, así como así a impedir que un padre se lleve a su hija. ¡Voy a llamar
Pensando en la promesa que les habían hecho, los hombres decidieron quedarse sentados y esperar.Mientras tanto, César acababa de finalizar una reunión de equipo sobre la colaboración con William en un nuevo proyecto. Se levantó y volvió a su oficina.Durante la reunión, sintió su teléfono vibrar, y ahora que tenía un momento libre, lo revisó. Vio un mensaje de Ricardo y, al leerlo, se alteró de inmediato.Guardó el y le entregó unos documentos a Clara.— Me voy de la empresa un rato. La reunión de la tarde se pospone para la noche y vamos a hacerla en línea.— Entendido, señor Balan — Clara respondió con profesionalidad.En ese momento, Teresa apareció, apurada y con unos documentos en la mano.— César, hay algo que no entiendo y quería preguntarte.César se detuvo un momento, pero en lugar de tomar los documentos, miró a Clara y dijo:— Tengo algo urgente que atender. Si tienes dudas, pregúntale a Clara.Dicho esto, aceleró el paso hacia el ascensor.— Oh… — Teresa, con un rastro de
— ¿Llegan cuando quieren y se van cuando les da la gana? — La voz de César era indiferente, pero su autoridad era innegable.Los tres hombres se pusieron tensos al instante, sus piernas temblaban sin que pudieran evitarlo.— Pero y… ¿qué piensas hacer?El aura de César era demasiado intimidante.Pensaron que César le ordenaría a sus guardaespaldas que los golpearan o los detuvieran, y el miedo casi los hacía orinarse en los pantalones.Pero, para su sorpresa, los dejó ir y ya.Ya fuera del hospital, caminando por un callejón cercano, los tres tipos discutían, frustrados.— Brother, ¿y ahora qué hacemos? Si no logramos llevarnos a esa vieja con nosotros, no nos van a pagar. — Uno de ellos habló con clara preocupación.— Maldición…Su misión era secuestrar a Lorena, abusar de ella, grabarlo y vender los videos en internet. Su cliente les había prometido pagarles un millón de dólares por el trabajo.Ellos eran delincuentes de la más baja calaña, sin familia ni valores, acostumbrados a hac