Álvaro volvió a su habitación, encendió su computadora y se dispuso a hackear la cuenta de Guillermo. Después de obtener la información que necesitaba, se la envió a William. Luego, se estiró, corrió las cortinas y se acostó para la siesta.Mientras tanto, después perder la oportunidad de quedarse en la habitación de Lorena por culpa del estúpido del César, Marina se tomó su tiempo antes de volver a casa. Recordó las quejas de Ricardo durante el día y, en lugar de irse, fue a la oficina del director del hospital.Si Ricardo ya había salido del trabajo, significaba que no tenía suerte. Pero, si todavía estaba allí, entonces él debía agradecer que ella lo buscara.Para su sorpresa, el siempre dedicado Ricardo aún estaba en su oficina, trabajando horas extras.Cuando la vio entrar, su expresión mostró una mezcla de sorpresa y satisfacción.— ¿No estabas ocupada con tu pareja de gemelos inseparables? ¿Cómo es que te acordaste de venir a verme? ¿Qué te picó? — dijo Ricardo con un tono de lá
¿El papá biológico?Lorena había vivido como huérfana los últimos tres años, y jamás había escuchado que sus padres biológicos la estuvieran buscando.Entonces, ¿cómo es que de repente aparecía un papá biológico reclamándola?— ¡¿Qué es todo este alboroto?! No dejan dormir ni un coño — Álvaro, que tenía el hábito de trasnochar y dormir durante el día, salió de su habitación, despeinado, rascándose la cabeza después de ser despertado por los gritos en el pasillo.Uno de los tipos lo vio y de inmediato le habló:— Joven, usted llega justo a tiempo. Ayúdenos por favor a mediar esta situación. La persona que está en esta habitación es mi hija, y quiero llevármela, pero estos hombres nos están bloqueando la entrada. ¿Acaso ya no existe la justicia en este mundo?El tipo fulminó con la mirada a los guardaespaldas vestidos de negro y gritó con enojo:— ¡Lo que hacen aquí es ilegal y una completa canallada! No pueden venir, así como así a impedir que un padre se lleve a su hija. ¡Voy a llamar
Pensando en la promesa que les habían hecho, los hombres decidieron quedarse sentados y esperar.Mientras tanto, César acababa de finalizar una reunión de equipo sobre la colaboración con William en un nuevo proyecto. Se levantó y volvió a su oficina.Durante la reunión, sintió su teléfono vibrar, y ahora que tenía un momento libre, lo revisó. Vio un mensaje de Ricardo y, al leerlo, se alteró de inmediato.Guardó el y le entregó unos documentos a Clara.— Me voy de la empresa un rato. La reunión de la tarde se pospone para la noche y vamos a hacerla en línea.— Entendido, señor Balan — Clara respondió con profesionalidad.En ese momento, Teresa apareció, apurada y con unos documentos en la mano.— César, hay algo que no entiendo y quería preguntarte.César se detuvo un momento, pero en lugar de tomar los documentos, miró a Clara y dijo:— Tengo algo urgente que atender. Si tienes dudas, pregúntale a Clara.Dicho esto, aceleró el paso hacia el ascensor.— Oh… — Teresa, con un rastro de
— ¿Llegan cuando quieren y se van cuando les da la gana? — La voz de César era indiferente, pero su autoridad era innegable.Los tres hombres se pusieron tensos al instante, sus piernas temblaban sin que pudieran evitarlo.— Pero y… ¿qué piensas hacer?El aura de César era demasiado intimidante.Pensaron que César le ordenaría a sus guardaespaldas que los golpearan o los detuvieran, y el miedo casi los hacía orinarse en los pantalones.Pero, para su sorpresa, los dejó ir y ya.Ya fuera del hospital, caminando por un callejón cercano, los tres tipos discutían, frustrados.— Brother, ¿y ahora qué hacemos? Si no logramos llevarnos a esa vieja con nosotros, no nos van a pagar. — Uno de ellos habló con clara preocupación.— Maldición…Su misión era secuestrar a Lorena, abusar de ella, grabarlo y vender los videos en internet. Su cliente les había prometido pagarles un millón de dólares por el trabajo.Ellos eran delincuentes de la más baja calaña, sin familia ni valores, acostumbrados a hac
En el Grupo Financiero Runpex, Oficina del Presidente de la empresa.Rajiv se encontraba de pie frente a César, con una expresión seria y respetuosa.— Esa gente son unos bandiditos, sin nada fijo esos carajos de mierda. Sobreviven estafando y engañando. Después de salir del hospital anoche, usaron un minutero en la calle para comunicarse con su contacto.— Rastreando el número, descubrimos que usaron una tarjeta SIM desechable. Revisamos los registros bancarios y encontramos que la transferencia que recibieron vino del extranjero. Poco después, la cuenta fue eliminada. Al restaurar los registros, solo aparecen datos de ciudadanos extranjeros.La oficina estaba casi a oscuras. César seguía sentado en su escritorio, dándole golpecitos con los dedos.— Así que el que está detrás de esto es un profesional. No dejó ninguna pista.Rajiv inclinó la cabeza en silencio.Después de un breve momento de reflexión, César ordenó:— Empieza investigando a las personas cercanas a mí.Lorena era huérf
Pues era bastante obvio, César es la única persona que podría haber hecho eso.Solo él tiene tanto poder en Playa Escondida y la intención de acabar con Guillermo de una vez por todas.Guillermo fue despedido del Grupo Financiero Runpex, y la notificación le llegó a los correos electrónicos de los empleados como advertencia.Teresa movió el ratón, sin poder creer que César hubiera llegado a tales extremos por Lorena.Entonces, ¿qué significó ella misma en el pasado de él? ¿Qué fue de su propia experiencia hace tres años?Durante las pausas de trabajo, los empleados discutían el tema de Guillermo. Primero despidieron a Estela, y ahora era el turno de Guillermo.Todos especulaban sobre lo que pasó.Algunos decían que era una lucha entre los altos mandos de la empresa.César, tan pronto como ocurrió el incidente, se apuró y encubrió la noticia del secuestro de Lorena.Teresa caminó a través del área de oficinas compartidas. Como ella sabía la verdad, entendía que los rumores que corrían n
Lorena no entendía. —Pues como amigo, también eres todo buena onda.Lo trató como solo un amigo.Al escuchar esas palabras, César se sintió frustrado. Dio vueltas en la cama toda la noche sin poder dormir bien, soñando con ese asunto.A la mañana siguiente, Lorena durmió hasta pasadas las ocho. Al despertar, no encontró a César a su lado y pensó que ya se había ido a trabajar. Se levantó, se lavó y desayuno tranquila.En la sala de reuniones del equipo de proyectos especiales, Teresa se sentó a un lado discutiendo los puntos clave del proyecto. Sin saber cómo, de repente un olor sofocante e incómodo invadió la sala. Al percibirlo, le entraron unas fuertes náuseas.Al principio intentó controlarse, pero, después de un rato, ya no pudo más y soltó una arcada. En medio de la reunión, el sonido fue difícil de ignorar.—Fernando, voy al baño un momento —dijo Teresa mientras empujaba la puerta de la sala y desaparecía rápidamente.—Fernando, si ella está así todos los días y no puede hacer
Lorena acababa de responderle un mensaje a doña Marta cuando su teléfono volvió a sonar. Esta vez, era Marina la que le escribía para decirle que iba a su casa a cenar.—Bebé, ¿recuerdas ese pequeño restaurante cerca de mi universidad? Lo remodelaron y ahora es un local grandísimo. Hoy es la inauguración. Cuando termine mis clases por la tarde, compraré comida para dos y la llevaré a tu casa para cenar juntas.—También te llevaré unas entradas y cerveza. Pediré todo con más picante y mucha salsa dulce.Ambas tenían el mismo gusto por la comida rápida y picante.Para la gente común, no significaba nada especial. Pero el estómago refinado de César no apreciaba esas delicias y, por eso, tampoco permitía que ella las comiera.Así que, cada vez que César no estaba en casa, ya fuera por trabajo o por viajes de negocios, Lorena aprovechaba para salir a comer con Marina.Con el tiempo, ambas habían recorrido todos los puestos de comida callejera en Playa Escondida.Pero ninguna superaba la cal