Capítulo 136
Flavio prácticamente convirtió su observación en un lloriqueo.

La esposa de Flavio apoyó su argumento y añadió:

— María, mira esto… ¿No crees que César ya en serio se ha pasado demasiado?

María alzó su taza de café, pero no bebió. En su lugar, miró hacia César y, molesta, preguntó:

— Mijo, ¿qué ha pasado aquí?

César cruzó las piernas y se acomodó, con la mano sobre la rodilla. Parecía que nada le podía afectar.

— Guillermo ha contribuido a la empresa, eso es cierto. Pero eso no le da derecho a violar la ley. Si hubiera cometido un error dentro de la empresa, podría haberlo perdonado en consideración a su historial. Pero esto… esto es un delito. No hay nada que pueda hacer por él.

— ¡Pero como puede ser esto posible…! — Flavio sintió que la rabia le subía al pecho, dejándolo sin aire.

Ya había intentado hablar con David, el jefe de policía, pero el problema era que había sido César el que presentó la denuncia y llevó personalmente a Guillermo a la comisaría.

— Sobrino, ¿todo esto solo p
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