Capítulo 131
—¡Ugh…!

Lorena ya no podía respirar, y su boca, llena de sangre, se abrió a la fuerza. ¡Sentía que estaba a punto de morir!

¡Bang!

Alguien pateó brutalmente la puerta para abrirla.

César fue el primero en entrar en la habitación. Al ver lo que pasaba, corrió rápidamente hacia la cama. Con las venas de su mano hinchadas, de inmediato agarró la muñeca de Guillermo, la torció y liberó el cuello de Lorena.

—¡Cough cough…! ¡Pff…! —Lorena respiró profundamente, y escupió la sangre que tenía en la boca.

César levantó su brazo y lo pasó por encima de la cabeza de Guillermo, luego le dio un golpe en la cabeza.

—¿Te atreves a tocar a mi mujer? —César lo agarró como si fuera un cerdo, arrastró a Guillermo desde la cama de agua y lo tiró al suelo, pisando con furia su entrepierna.

—¡Ahhh! —un grito de dolor resonó por toda la habitación.

César, olvidando la imagen que debía mostrar un hombre de alta cuna, se montó sobre Guillermo y le dio puñetazos en la cabeza.

—¿Lorena? —Marina fue la segunda en
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