Capítulo 127
El conductor llevaba una mascarilla y, con una mirada sospechosa, observaba por el retrovisor.

—Señorita Lorena, aún no hemos llegado a su destino. Usted le cae bien a nuestro jefe, y él desea invitarla a tomarse un café.

De la nada, el auto aceleró a la máxima velocidad, haciendo que Lorena cayera de golpe en el asiento trasero.

En el interior de la casa, César ya había llegado a casa hacía media hora, pero aún no veía que Lorena regresara.

Aunque cuando hablaron por teléfono ella acababa de terminar de comer y ya iba de camino, no era lógico que aún no hubiera llegado. Mucho menos teniendo en cuenta que ya estaba en la carretera cuando hablaron.

No pudo evitar sentirse algo ansioso, con miedo de que ella se escapara en secreto.

Con su ancha mano, tomó el celular, se paró junto a la ventana del estudio, y la llamó.

El celular timbraba una y otra vez:

—El número que usted marcó no está disponible. Por favor, intente más tarde....

Soltó el celular sobre la mesa. ¿De verdad ella aprovec
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