¡Duele! ¡Y me duele muchísimo! No solo el dolor de los latigazos y la quemadura del cigarro en el muslo, sino también el dolor insoportable estaba en su abdomen.Las lágrimas de Lorena rodaban por sus mejillas, era demasiado dolor.Bebés, mamá siempre pensó en abortarlos. Pero si podemos sobrevivir, mamá los tendrá.¡No importa lo que pase después!Los pequeños ojos de Guillermo, que parecían dos arvejas podridas, disfrutaban al máximo de la cara de sufrimiento y los gritos de Lorena.—¡Grita, grita fuerte condenada perra que eso me excita!Pero ese sonido aún no era el que había escuchado esa noche en la oficina del jefe, el que necesitaba oír para estar satisfecho.Pensando en esto, Guillermo tiró el cigarro que tenía en la mano.Mientras se quitaba la bata, dijo:—Dime, ¿por qué sufres tanto? Te conviene ser obediente y dejar que termine, así podrás irte tranquila.Lorena lo miró con odio, sin decir una palabra. Ella quería conservar su energía.Ni siquiera sabía a quién odiaba más.
—¡Ugh…!Lorena ya no podía respirar, y su boca, llena de sangre, se abrió a la fuerza. ¡Sentía que estaba a punto de morir!¡Bang!Alguien pateó brutalmente la puerta para abrirla.César fue el primero en entrar en la habitación. Al ver lo que pasaba, corrió rápidamente hacia la cama. Con las venas de su mano hinchadas, de inmediato agarró la muñeca de Guillermo, la torció y liberó el cuello de Lorena.—¡Cough cough…! ¡Pff…! —Lorena respiró profundamente, y escupió la sangre que tenía en la boca.César levantó su brazo y lo pasó por encima de la cabeza de Guillermo, luego le dio un golpe en la cabeza.—¿Te atreves a tocar a mi mujer? —César lo agarró como si fuera un cerdo, arrastró a Guillermo desde la cama de agua y lo tiró al suelo, pisando con furia su entrepierna.—¡Ahhh! —un grito de dolor resonó por toda la habitación.César, olvidando la imagen que debía mostrar un hombre de alta cuna, se montó sobre Guillermo y le dio puñetazos en la cabeza.—¿Lorena? —Marina fue la segunda en
Entre los videos, había uno de Lorena, pero solo mostraba agresión física. No había sido víctima de una violación.Afortunadamente, ese video no había sido subido, porque ellos llegaron a tiempo para evitarlo.César, mientras revisaba junto a la policía, parecía irradiar un odio incontenible. Sus ojos se entrecerraron, y en lo más profundo de su mirada se escondía una tormenta.La familia de Guillermo probablemente desaparecería de Playa Escondida por completo después de semejante suceso.—David, ¿es capaz usted de borrar completamente esta grabación?El jefe de policía asintió y, frente a César, ordenó a sus subordinados que eliminaran el video de Lorena.Un policía se acercó para pedirle a Lorena que hiciera su declaración. César, impaciente por llevarla al hospital, quiso negarse.Sin embargo, Lorena, al escucharlo, no quería tener que ir después a la comisaría ni recibir otra visita de la policía. Así que accedió a hacer su declaración ahí mismo.La oficial hizo las preguntas rápid
El médico explicó que la quemadura era bastante grave y que, cuando se curara, probablemente quedaría una cicatriz. Sin embargo, mencionó que se podía realizar una cirugía reconstructiva.—Muchas gracias, doctor —dijo Lorena.Lorena quería regresar a casa, pero César y Marina no estaban dispuestos a dejarla ir. Insistieron en que se quedara en el hospital para que alguien estuviera pendiente de ella toda la noche. Lorena no pudo convencerlos, así que se quedó.Pero, por la noche, César y Marina comenzaron a discutir sobre quién se quedaría a acompañarla. Ambos querían quedarse y no llegaron a un acuerdo, por lo que decidieron que los dos se quedarían en el hospital. Marina se quedaría en la habitación con Lorena, mientras que César se acomodaría en la suite de al lado.Afortunadamente, el hospital del Sagrado Corazón era un hospital privado, y las camas eran lo suficientemente grandes como para que Lorena y Marina pudieran dormir juntas.Antes de dormir, una enfermera llegó para admini
Al final resulto que el mensaje que Lorena había enviado nunca le llegó a nadie. Fue César el que, al ver que ella no llegaba a casa, pensó que se había escapado. Fue a buscarla a casa de Marina, pero cuando no la encontró, se dio cuenta de que había desaparecido.César contactó al jefe de la policía, mientras que Marina llamó a Álvaro. Revisaron todas las cámaras de seguridad de la ciudad y así lograron encontrar el paradero de Lorena.Sin embargo, Álvaro fue más rápido que la policía. Hackeó las grabaciones de seguridad y rastreó el vehículo en el que se había subido Lorena. Luego, Álvaro le informó a Marina, y ella le avisó a César, permitiéndoles llegar a la mansión a tiempo para rescatarla.— No tienes idea de lo mucho que César estaba preocupado por ti —dijo emocionada Marina.—Antes de venir a buscarme, ya había revisado el aeropuerto y la estación de tren buscándote. En solo unas horas, prácticamente se recorrió toda Playa Escondida.— Lo escuché cuando iba en el auto. De camin
Al principio, Lorena se sentía bien, pero con el paso del tiempo empezó a notar que Celeste hablaba demasiado. Así que, con una mirada de súplica, buscó a Marina.Marina captó la indirecta, y agarro a Celeste del brazo.— Mamá, ahora lo que mi hermana necesita es descansar, no que la bombardees con esa cantidad de preguntas sin sentido.Lorena, mayor que Marina, no le dio importancia al “hermana”. Aunque pensó que, con su madre presente, Marina se comportaría con más seriedad.Celeste miró a Marina con reproche y la reprendió:— Y tú, ya aprendiste a escaparte de casa sin avisar. ¿Por qué no llamaste para decirnos dónde estabas? Me preocupaste muchísimo.— Sí, sí, lo sé, me equivoqué — Marina asintió, admitiendo su error.—Pero mira, estoy perfectamente bien y además, te traje una sorpresa.— Álvaro, muchas gracias. Marina me contó lo que hiciste — Lorena finalmente tuvo la oportunidad de agradecerle.— ¿Agradecerme por qué, hermana? Si eres amiga de Marina, también eres mi amiga. Adem
Flavio prácticamente convirtió su observación en un lloriqueo.La esposa de Flavio apoyó su argumento y añadió:— María, mira esto… ¿No crees que César ya en serio se ha pasado demasiado?María alzó su taza de café, pero no bebió. En su lugar, miró hacia César y, molesta, preguntó:— Mijo, ¿qué ha pasado aquí?César cruzó las piernas y se acomodó, con la mano sobre la rodilla. Parecía que nada le podía afectar.— Guillermo ha contribuido a la empresa, eso es cierto. Pero eso no le da derecho a violar la ley. Si hubiera cometido un error dentro de la empresa, podría haberlo perdonado en consideración a su historial. Pero esto… esto es un delito. No hay nada que pueda hacer por él.— ¡Pero como puede ser esto posible…! — Flavio sintió que la rabia le subía al pecho, dejándolo sin aire.Ya había intentado hablar con David, el jefe de policía, pero el problema era que había sido César el que presentó la denuncia y llevó personalmente a Guillermo a la comisaría.— Sobrino, ¿todo esto solo p
De vuelta en su oficina, Ricardo le envió un mensaje a Marina mientras trabajaba, esperándola tranquilamente.Después de, por fin, deshacerse de Celeste y William, Marina caminó con cautela hacia la oficina del director del hospital, parecía tener miedo de ser descubierta. Miraba a su alrededor una y otra vez antes de entrar.Tocó la puerta, la empujó y, al entrar, se encontró con Ricardo sentado en su escritorio, mirándola con una expresión infeliz.— ¡Ay coño! — Marina se volteó de golpe, asustada por su expresión, y se llevó una mano al pecho.— ¿Qué cara es esa? ¡Me asustaste!— Me has estado ignorando durante días. ¿Cuánto tiempo más piensas ignorarme? Hoy, si no te enviaba un mensaje, ¿siquiera habrías venido a verme? — Ricardo se levantó de la silla y la acercó a su pecho para hundir la cara en su cuello, y disfrutar su fragancia. La había echado de menos en estos días.— ¡Por Dios, basta! — Marina sintió cosquillas y trató de apartarlo con la mano. —¡Ya vine a verte! ¿No se su