Capítulo 125
El celular sobre el escritorio vibró un par de veces. César, al notar que Lorena seguía jugando en su celular, se levantó de su asiento y salió de la oficina para atender la llamada.

—Mamá, no me arregles más citas a ciegas —dijo con voz baja y un tono de frustración, mientras echaba un vistazo a su alrededor para asegurarse de que nadie lo escuchara.

—Mijo, mamá solo lo hace por tu bien. Teresa no es una buena persona, y lo siento decirlo, pero creo que ella no es buena para ti. ¿Es que no confías en el buen ojo de tu madre? —respondió María, con algo de nervios, temiendo que su hijo terminara cayendo en las garras de Teresa.

—Ya dejé claro todo con Teresa, estamos completamente separados. No vuelvas a mencionar este tema.

—¿Separados? ¡Eso me alegra mucho! —María sonó tan feliz que parecía que su alegría podía salirse por la línea del teléfono.

—Entonces, con más razón tienes que ir. Es la hija de tu tío Torres, ¿te acuerdas de ella?

—Solo es una cena. Hazlo por mí, hijo. Ya le di m
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