capitulo 3

—preparen todo, está noche será el día del casamiento sagrado—se acerca a Aine y le susurra en el oído, — me voy a encargar de que tu muerte sea dolorosa,

—no te preocupes te voy a estar esperando en inframundo, donde saldrán a flote todos tus secretos para que los dioses te odien y aborrezcan—respondio Aine,

su fin se acercaba pero a pesar de eso podía sentir un poco de felicidad, ya que al menos antes de morir podría ver la luz del sol nuevamente y sentir la brisa en su rostro, estaba todo preparado, estaban decorando todo el templo, la opinión de los aldeanos estaba dividida, algunos aceptaban lo que la suma sacerdotisa decía pero algunos no, decían que los dioses los castigarian si le hacían daño a una santa,

pero estaba todo dicho, la sacerdotisa estuvo esperando paciente este momento y no iba a dejarlo pasar, quería venganza, quería que Aine muera y tuvo que esperar mucho para que eso pasara,

ya estaba todo preparado Aine estaba vestida de novia y la estaban llevando a una cama de semento en donde la sacerdotisa le iba a cortar las entrañas,

Aine cierra los ojos esperando su horrible final pero justo en ese momento el aparece,

—como se atreven a poner sus manos en mí prometida—dijo Damien que llegó con perros del infierno,

—principe, vuelva a su territorio—respondió temerosa,

Aine no estaba enterada de nada, ya que estuvo todo este tiempo aislada, pero Damien tenía la reputación de cruel despiadado, para los demás el era un tirano sanguinario, todos comenzaron a correr y él fue por Aine, la tomo en sus brazos y la subió a su caballo negro con ojos rojos,

—¿a dónde me llevas?—pregunto Aine,

—a nuestro palacio—respondio Damien,

El la llevo y no tomo mucho tiempo hasta que llegaron los rumores, entonces la madre de Damien fue al palacio de Damien,

—¡devuelve a esa plebeya ahora mismo o le mandaré a cortar la cabeza!—grito su madre,

—gracias por todo madre, pero hasta aquí llegas ya no te necesito—saca su espada y le corta la cabeza a su madre sin pensarlo dos veces,

Su cabeza rodó por el suelo, Aine se aterra ella se toca la cara y tenía sangre en el rostro,

—lleven a mí prometida a sus aposentos—dijo Damien,

El siervo fiel lleva a Aine a sus aposentos,

—no se asuste, el príncipe sabe lo que hace—dijo el siervo, pero Aine no tenía ningún conocimiento, ella no sabe casi nada sobre la terrible niñes del príncipe,

Lo único que Aine sabe es que el mato a su propia madre frente a sus ojos, para ella el era cruel y un tirano, ella comenzó a temerle sin saber que a la única que jamás lastimaria es a ella, quizás no era el más piadoso el tiene mucho dolor y resentimiento en su alma, sin duda a él no le tiemblas las manos a la hora de usar una espada para eso lo criaron

—no, no necesito ninguna ayuda, estoy bien—respondió Amaia,

—lamento molestarla joven—respondió Aine de forma amable,

—soy una concubina, la concubina del príncipe Damien, dime concubina real,

—estás en un reinado y debes a pegarte a las costumbres y protocolos—respondió Amaia,

—lo siento no quería ofenderla es solo que no entiendo mucho sobre eso—respondió Aine,

Amaia quería discutir y hacer sentir mal a Aine pero justo llego Damien,

—¿porque te disculpas?—le pregunto a Aine tomando y besando su mano mirando de forma aterradora a Amaia,

—sin querer ofendí a su concubina príncipe, lo siento mucho—respondio Aine,

El príncipe se acerca a Amaia y Leda una bofetada que le parte el labio de la boca,

—no te disculpes, ellos son mis juguetes me pertenecen y tu puedes jugar con ellos ahora también te pertenecen—levanata a Amaia del cabello y la Acerca a Aine,

—¿la ves?, ella ahora es tú dueña también así que se un buen perro y no ladres cuando ella te diga algo,¿entendido?,

—¡por favor es suficiente!—le dijo Aine a Damien,

El empuja a Amaia,

—vete queremos desayunar en paz mi prometida y yo, de ahora en adelante le deben decir princesa consorte—él hace una seña y se llevan a Amaia,

—no debiste enojarte con ella, fui yo quien se equivocó—insistió Aine,

—bien, dime en qué te equivocaste—le pregunto Damien,

—bueno, le dije joven y eso está mal porque debo seguir las etiquetas del reinado—respondió Aine,

Al escuchar eso Damien comienza a reírse,

—eres muy tierna, está más que claro que ella solo quería molestarte y si alguien te molesta lo mínimo que debo hacer es cortarle la cabeza—dijo Damien,

—ya te lo dije, tú puedes hacer lo que quieras y hablar de la forma que quieras nadie tiene el permiso de contradecirte, ¿de acuerdo?—el acacia su cabello,

Amaia se va llorando de frustración y enojó, además de que le sangra la boca mientras se iba por los pasillos enojada maldiciendo se cruza al siervo de confianza del príncipe,

—concubina debería y a qué le curen esa herida—le dijo el siervo,

—¿por qué el príncipe es tan injusto?—pregunto Amaia,

—deberían echar a esa forastera, no pertenece al palacio—insistió,

—deberías está agradecida de que solo le dio un golpe estoy seguro de que el príncipe quería cortarle la cabeza, pero no lo volvería hacer enfrente de la princesa consorte—respondió sonriendo,

—¡vete al diablo maldito esclavo!—grito Amaia,

Amaia se fue enojada, haciendo un escándalo,

mientras el siervo ve a lo lejos lo feliz que es Damien por estar al lado de Aine, nunca lo había visto feliz y recuerda esa vez que el príncipe era pequeño y salvo a Aine con todas sus fuerzas, después de todo lo que el príncipe tuvo que pasar merece ser feliz,

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