Capítulo 5: La Maldición de Lorenzo
El sol apenas empezaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y rosados, cuando Lorenzo Salvatore se sentó en su habitación, recordando los eventos que cambiaron su vida para siempre. Cerró los ojos, dejándose llevar por los recuerdos que, aunque dolorosos, eran parte esencial de su existencia. Todo comenzó hace veinte años, mucho antes de que él naciera. La historia de su maldición tenía sus raíces en un amor traicionado y una venganza oscura. Su madre, Luciana, había sido una mujer hermosa y ambiciosa. Se enamoró de Bruno Salvatore, un hombre de gran poder y riqueza. Pero Bruno no estaba solo; su corazón pertenecía a otra mujer, Morgana, una hechicera de gran poder y belleza. Morgana y Bruno eran inseparables, unidos no solo por el amor, sino también por la magia. Pero Luciana, consumida por los celos, decidió intervenir. Utilizó todas sus artimañas para seducir a Bruno, y finalmente, logró separarlo de Morgana. Bruno, cegado por la pasión, abandonó a Morgana y se casó con Luciana, sin saber que esta traición tendría consecuencias devastadoras. Morgana, herida y furiosa, lanzó una maldición sobre la pareja. Con una voz llena de ira y dolor, pronunció las palabras que sellarían su destino: —Solo tendrán un heredero, y él llevará consigo una oscura maldición. Esta se manifestará el día en que cumpla dieciséis años y su madre muera. A partir de ese momento, se transformará en un demonio, condenado a vivir entre la oscuridad y la luz, alimentándose de la carne de mujeres en edad casadera y vírgenes sin hallar jamás la paz. La vida de Lorenzo fue relativamente normal hasta el fatídico día de su decimosexto cumpleaños. La relación con su madre siempre había sido estrecha, y él la amaba profundamente. Pero ese día, todo cambió. Luciana cayó gravemente enferma de repente, y Lorenzo, impotente, la vio morir en sus brazos. Con su último aliento, ella le susurró: —Lo siento, Lorenzo. Te amo. En ese instante, sintió como si una fuerza oscura se apoderara de él. Su cuerpo se convulsionó y un dolor insoportable recorrió cada fibra de su ser. Gritó de agonía mientras sus huesos se retorcían y su piel se oscurecía. Los ojos se le volvieron de un amarillo brillante y sus manos se transformaron en garras afiladas. En cuestión de segundos, se había convertido en algo que no era ni humano ni bestia: un demonio. Esa noche, bajo la luz de la luna llena, Lorenzo se levantó del suelo, respirando pesadamente. Miró sus manos, sus garras, y gritó al cielo, su voz resonando con dolor y desesperación. La muerte de su madre y la maldición de Morgana lo habían transformado en un ser que apenas reconocía. Desde entonces, su vida se había convertido en una lucha constante entre su humanidad y su naturaleza demoníaca. Había aprendido a controlar, en parte, las transformaciones, pero cada noche era una batalla. Se aisló del mundo, entrenando y preparándose, intentando encontrar una cura para su maldición. Se sumergió en los estudios de la magia y la historia de su familia, buscando desesperadamente una manera de romper el hechizo. Pero había algo más que lo atormentaba: la culpa. La maldición no solo había destrozado su vida, sino también la de su madre y su padre. Aunque Bruno nunca habló mucho sobre Morgana, Lorenzo sabía que el peso de la traición y la maldición lo había destruido lentamente. Ahora, Lorenzo cargaba con esa herencia de dolor y traición, buscando redención. A pesar de todo, había momentos de esperanza. Momentos como aquel día, cuando vio a Aurora por primera vez. Algo en ella despertó una chispa en su interior, una conexión que no podía explicar. Sus ojos azules y su cabello negro parecían hablarle de un destino compartido, de una lucha común contra las sombras. En esos días de soledad y entrenamiento, Lorenzo no podía dejar de pensar en Aurora. Había algo en ella, algo que lo hacía sentir que no estaba solo en su batalla contra la oscuridad. Y aunque no sabía cómo, sentía que sus destinos estaban entrelazados de una manera que aún no comprendía. Mientras el sol se ponía él pensaba en que hoy era uno de esos días que no quería que llegara, que esta era la noche en que su maldición despertaba… En la gran mansión Salvatore, Bruno caminaba de un lado a otro en su estudio, el ceño fruncido y las manos entrelazadas detrás de su espalda. Su mente estaba ocupada con pensamientos oscuros y pesados, pero entre esos pensamientos, una chispa de esperanza comenzaba a arder. Desde que la maldición de Morgana se había manifestado en su hijo Lorenzo, Bruno había dedicado cada momento libre a encontrar una solución. Había rastreado cada rumor, investigado cada texto antiguo y hablado con cualquier persona que pudiera tener la más mínima idea de cómo romper la maldición que atormentaba a su hijo. La culpa por lo que había sucedido lo consumía día y noche. Sabía que la maldición era una consecuencia de su propio pecado, de haber traicionado a Morgana por el amor de Luciana. Pero su amor por Lorenzo superaba cualquier remordimiento, y estaba decidido a salvar a su hijo, sin importar el costo. Bruno había pasado los últimos años consultando con los magos y alquimistas más sabios, recorriendo tierras lejanas y explorando cada rincón oscuro de la magia en busca de una respuesta. Durante mucho tiempo, sus esfuerzos habían parecido infructuosos, hasta que, recientemente, había encontrado una pista, una pequeña esperanza escondida en las líneas de un antiguo grimorio. Esta noche, después de años de búsqueda, había llegado el momento de revelar lo que había descubierto a Lorenzo. Bruno se acercó a la gran ventana de su estudio, desde donde podía ver el jardín iluminado tenuemente por las luces de la mansión. Sus pensamientos volaron hacia aquel texto antiguo que había descubierto meses atrás, en una biblioteca olvidada, enterrada en las montañas. El grimorio, escrito por un hechicero de tiempos antiguos, contenía una profecía. Según esta profecía, la única manera de romper una maldición tan poderosa como la de Morgana era a través de la sangre de alguien que fuera mitad hechicero y mitad ángel. Bruno había seguido esa pista, investigando la vida de Morgana después de que él la abandonara. Descubrió que, años después de su traición, Morgana había tenido una hija con un ángel, una criatura rara y poderosa que poseía las habilidades combinadas de ambos linajes. Sin embargo, esta hija había sido mantenida en secreto, oculta del mundo por miedo a lo que podría significar su existencia. Había un solo rasgo distintivo que señalaba a esta niña: un lunar en forma de sol y luna, una marca que indicaba su herencia dual. Bruno había pasado meses intentando rastrear a esa hija, cruzando los continentes en busca de rumores y pistas. Finalmente, había encontrado información sobre una joven que vivía escondida en algún lugar cercano, bajo la protección de una pareja en las montañas. Había llegado a la conclusión de que esta chica, con esa marca particular, era la única esperanza para salvar a Lorenzo. Con una mezcla de determinación y desesperación, Bruno sabía que haría lo que fuera necesario para encontrarla. Esta noche, le revelaría a Lorenzo lo que había descubierto, con la esperanza de que su hijo pudiera finalmente ver una luz al final del túnel oscuro en el que vivía. Cuando el reloj marcó las ocho de la mañana, Bruno llamó a Lorenzo al estudio. Pues él sabía que ya había pasado el tiempo y ya su hijo estaría como una persona normal, los días en que él se convertía en demonio siempre despertaba desnudo en el jardín oculto de la casa, donde siempre aguarda por el ropa limpia y agua para limpiar el rastro de la sangre de sus víctimas. Bruno Escuchó los pasos de su hijo acercándose, y cuando la puerta se abrió, lo vio entrar. Lorenzo parecía cansado, como si llevara un peso enorme sobre sus hombros. El brillo en sus ojos, que alguna vez fue lleno de vida, se había apagado hace mucho tiempo, reemplazado por una tristeza que Bruno conocía demasiado bien. —Padre, me llamaste —dijo Lorenzo, su voz baja y apagada. Bruno asintió, indicándole que se sentara frente a él. —Lorenzo, hay algo importante de lo que necesito hablar contigo —comenzó Bruno, su voz grave—. He pasado años buscando una manera de romper la maldición que te afecta, y finalmente he encontrado una posible solución. Lorenzo lo miró con un destello de interés en sus ojos apagados. —¿Qué solución? —preguntó con cautela. Bruno respiró hondo antes de continuar. —He descubierto que la única manera de romper esta maldición es con la ayuda de alguien que posea sangre de hechicero y ángel. Durante mi búsqueda, he descubierto que Morgana, la misma que lanzó la maldición, tuvo una hija con un ángel. Esa hija es la clave para liberarte. Lorenzo se quedó en silencio, asimilando la información. El concepto de ser liberado de su maldición parecía demasiado bueno para ser verdad. —Esa chica... —comenzó Lorenzo—, ¿cómo la encontraremos? Bruno se inclinó hacia adelante, con la expresión seria. —He descubierto que tiene una marca única, un lunar en forma de sol y luna. Sé que está escondida cerca de aquí, protegida por gente que la ha mantenido oculta del mundo. Estoy decidido a encontrarla, y cuando lo haga, haremos todo lo que sea necesario para que nos ayude a romper la maldición. Lorenzo sintió una oleada de emociones. La idea de que podría haber una manera de acabar con su sufrimiento llenó su corazón de esperanza y miedo al mismo tiempo. ¿Qué implicaría esto? ¿Quién era esa chica? Y, sobre todo, ¿cómo reaccionaría al saber que su vida podría estar destinada a salvarlo? Pero, por primera vez en mucho tiempo, Lorenzo sintió una chispa de esperanza encenderse en su interior. Si esta chica realmente existía, podría ser su salvación, la clave para recuperar la humanidad que había perdido. Bruno, por su parte, no descansaría hasta encontrarla. Estaba dispuesto a mover cielo y tierra para salvar a su hijo, incluso si eso significaba enfrentarse a la misma Morgana una vez más. Mientras la noche avanzaba, padre e hijo sabían que el tiempo era esencial. Cada día que pasaba, la maldición se volvía más fuerte, y la necesidad de encontrar a la hija de Morgana se hacía cada vez más urgente. Esa noche, ambos hicieron un juramento silencioso: encontrar a la chica con la marca, cueste lo que cueste, y liberar a Lorenzo de la oscuridad que lo consumía.Capítulo 6POV LorenzoCamino desesperado de un lado a otro, como un animal enjaulado, incapaz de encontrar consuelo. La sola idea de que mi padre esté decidido a encontrar a esa mujer, la única que puede poner fin a todo este maldito sufrimiento, me tiene al borde de la locura. ¿Cómo puedo mantener la calma cuando una chispa de esperanza se ha encendido en la oscuridad en la que vivo?Soy un maldito asesino, un monstruo que se alimenta de la desesperación y el dolor de mujeres inocentes. Cada vez que la maldición se apodera de mí, pierdo la consciencia de lo que hago, y cuando despierto, los recuerdos se desvanecen como una niebla, dejando tras de sí el rastro de una tragedia inevitable. Pero esta vez... esta vez fue diferente. Hubo una mujer, una sola, a la que no pude lastimar, una a la que no quise dañar. Durante un breve momento, mi humanidad luchó por salir a la superficie, incluso mientras estaba transformado en ese ser maldito.Aurora. Su nombre resuena en mi mente como una me
POV NARRADOR…Hace 21 años...En la quietud de la noche, la luna brillaba intensamente sobre Tivoli, Italia, iluminando con su luz plateada los muros antiguos y los oscuros callejones. Morgana, una joven hechicera de gran poder, caminaba con paso firme hacia su destino. Su corazón latía con fuerza, no por temor, sino por la emoción de ver a Bruno, el hombre que había conquistado su alma.Morgana había pasado años ocultando la verdad sobre su naturaleza, manteniendo sus habilidades en secreto para protegerse de la crueldad del mundo. Solo dos personas conocían su verdad: su mejor amiga, Luciana, y Bruno, el hombre al que había confiado sus más profundos secretos. Bruno la había escuchado con atención, aceptando su realidad con una ternura que solo fortaleció su amor por él. Llevaban meses juntos, y cada día que pasaba, Morgana se sentía más segura de que Bruno era el hombre con el que quería pasar el resto de su vida.Pero, en el corazón de su amiga Luciana, se gestaba una traición. Lu
POV AURORAMe siento agotada, frustrada. No he podido memorizar nada de lo que quieren enseñarme. Siento que la hechicería no es lo mío, que no nací para esto. Aunque mi madre sea una poderosa hechicera, yo desearía ser una chica ordinaria, llevar una vida normal, lejos de los peligros y responsabilidades que parecen caer sobre mí sin cesar.—Basta, Ester. No quiero continuar más con esto. Por más que te esfuerces, no puedo. No quiero seguir con esto —digo, dejando caer el libro de hechizos sobre la mesa, como si con ese gesto pudiera liberarme del peso que siento en el pecho.Ester me mira con una mezcla de preocupación y firmeza. Sus ojos, que suelen ser cálidos, ahora reflejan una cierta dureza que no había visto antes.—No digas eso, Aurora. Debes aprender para protegerte del peligro. Cada vez estás más sola, tus padres adoptivos ya se han ido lejos. Lo hicieron para despistar a quienes te buscan. No puedes tirar su sacrificio a la basura —me responde Ester, con un tono que deja e
CAPITULO 9POV AURORAMi conversación con Giulia aún me atormenta. Han pasado varios días y no he podido olvidar lo que hablamos. Siento que había más en su curiosidad, como si ella supiera algo que no quería decirme. Me pregunto qué podría ser.La culpa por haberle mentido a la única persona que me ha tendido la mano desde que nos conocimos, sin esperar nada a cambio, me carcome por dentro. Giulia ha sido como una hermana para mí en estos últimos meses, y sentir que he traicionado su confianza me duele más de lo que esperaba.En estos días tampoco he podido volver a ver a mi padre en mis sueños, como antes solía ocurrir. Ahora, más que nunca, necesito hablar con él. Hay tantas preguntas que quiero hacerle, tantas dudas que me atormentan y que no me atrevo a compartir con Ester. Aunque sé que ella es buena y que realmente quiere lo mejor para mí, no confío en ella completamente, especialmente cuando se trata de asuntos tan personales.De los chicos, no he vuelto a saber nada. Lo últim
POV AURORANo sé qué pasó, por qué se acercó de esa manera a mí, pero sentí mi pecho estallar. Mi corazón latía tan fuerte que parecía detenerse al mismo tiempo.Estos sentimientos, estas sensaciones, son nuevas para mí. Nunca había experimentado algo así. No entiendo por qué mi corazón reacciona de esta manera solo con Lorenzo. Cuando estoy cerca de los otros chicos, me siento normal. Esto es algo que mi cerebro no logra comprender.Llego a casa más confundida de lo que estaba antes. Mi vida está patas arriba, mi cabeza da vueltas, y siento mi cuerpo arder. Me recuesto en la cama a descansar. Cierro los ojos durante más de media hora y, a lo lejos, escucho a Ester llamarme, gritando mi nombre. Pero es como si estuviera en un trance, como si no pudiera abrir los ojos y despertar.Camino por un sendero hermoso, lleno de flores. Estoy deleitada con el lugar. Escucho la voz de mi padre, lo busco, pero no lo encuentro. Sigo el camino hasta el final, con la esperanza de verlo, de hallarlo.
CAPÍTULO 11POV LORENZOLas noches se han vuelto insoportables. Cada vez que cierro los ojos, aparece ella: una mujer de cabellos oscuros y ojos penetrantes que me observa con una sonrisa fría y calculadora. No sé quién es, pero siento que su mera presencia en mis sueños saca lo peor de mí. Hay algo en su voz, en la forma en que pronuncia mi nombre, que despierta en mí una rabia incontrolable, una necesidad de destruir todo a mi alrededor.Desde que estos sueños comenzaron, la maldición se ha alterado. Me estoy convirtiendo en ese demonio con más frecuencia. Antes solo ocurría pocas veces, pero ahora sucede tres veces por semana, a veces incluso más. Es como si una fuerza oscura dentro de mí respondiera a su llamado, como si ella estuviera aquí para asegurarse de que la oscuridad en mi interior se libere completamente.Anoche fue uno de esos episodios. Me desperté en el bosque, con mis manos cubiertas de tierra hojas y sangre, sangre de alguna chica inocente de la cual me sentiré culp
Capítulo 1: La Noche del EncuentroLa noche había caído sobre Tivoli, Italia, como un manto de terciopelo negro, salpicado de estrellas que apenas podían ser vistas a través de las nubes que avanzaban lentamente. Un viento frío recorría las calles desiertas, susurrando secretos antiguos y llenando el aire de una inquietud palpable. Las lámparas de gas parpadeaban débilmente, arrojando sombras danzantes en los adoquines desgastados.Aurora corría desesperada por las calles del pueblo. El sonido de sus pasos resonaba en la quietud de la noche, cada latido de su corazón se sincronizaba con su alocada carrera. Sentía que alguien la perseguía, que estaba en peligro. El miedo la impulsaba a seguir adelante, aunque sus fuerzas comenzaban a flaquear.Vi esos ojos resplandecer, ese color amarillo en ese ser no es normal. No pude ver su figura claramente, pero la sombra era de un hombre. La oscuridad de la noche no me ayuda, las calles están desiertas. Pensé que este sería el mejor día de mi vi
Capítulo 2: Encuentros InesperadosPov Narrador…Han pasado dos días desde aquella noche aterradora en las calles de Tivoli. Aurora ha permanecido bajo la protección de Ester, quien le ha enseñado algunas cosas básicas sobre magia y defensa personal. Ella nunca imagino que podía hacer esas cosas, que ella tenía poderes especiales y que van más allá de lo que su mente puede imaginar. Aunque la curiosidad por su origen y sus poderes crece con cada día, Aurora también siente la necesidad de conocer el pueblo y sus habitantes.Esta tarde, como las dos anteriores, Aurora decide salir a explorar Tivoli. El sol comienza a bajar en el horizonte, bañando las calles empedradas con una cálida luz dorada. Mientras camina, observa cada rincón, cada tienda y cada persona con la fascinación de alguien que ha vivido toda su vida aislada.En una plaza concurrida, ve a un grupo de jóvenes que parecen de su edad. Ríen y conversan animadamente, ajenos a su presencia al principio. Aurora se acerca, sintie