Un tiempo después...Me despierto al escuchar el llanto del bebé. Toco a Fede para que él vaya, pero se niega a despertarse.- ¡Fede! Te toca - él abre los ojos y se restriega la cara con las manos.- Está bien, voy - se levanta adormilado y luego me vuelvo a dormir.Son las 6 de la mañana y el sol ya se está colando por la ventana. Cuando volteo, veo a Fede plácidamente dormido, así que decido levantarme. Camino hacia la habitación de mi otro hombrecito y lo encuentro con sus ojos abiertos moviendo sus pequeños bracitos.- Hola, mi amor, aquí está mamá - tomo en brazos a mi bebé, que ahora tiene 3 meses. Se llama Samuel y es el bebé más hermoso de todo el universo.- ¿Tienes hambre, mi amor? - él me mira mientras chupa sus deditos, así que me siento en la silla y le doy pecho. Acaricio su mejillita y me doy cuenta de que haber decidido tenerlo fue la mejor decisión que pude haber tomado.- ¿Así que aquí estás? - Fede aparece en pantalón y sin camisa, haciendo que la baba se me caiga.
Salgo de la oficina acompañada de mi amor después de haber tenido una buena sesión de sexo en la oficina. Cuando salgo, veo a la perra de su secretaria y le dedico una sonrisa triunfante.- Hasta luego, señor Federico.- Hasta luego - entramos al ascensor y él me arrincona contra la pared mientras me besa apasionadamente.- Veo que estamos muy calientes hoy - acaricio su pecho mientras muerdo su labio inferior.- Eso pasa cuando llevas meses sin tocar a tu mujer - besa mi cuello mientras acaricia mis piernas, pero el ascensor se abre.- ¿Por qué no vamos a casa, hacemos el amor toda la tarde y luego vamos por Samuel a casa de mi madre? - muerde mi lóbulo de la oreja, haciendo que todo mi cuerpo se active.- Que sea rápido - Federico maneja rápidamente hasta la casa y, al llegar, nos besamos desenfrenadamente, despojándonos de nuestra ropa en el camino hasta llegar a la habitación. Él me tira en la cama y luego me quita el sostén, seguido de mis bragas.- Eres hermosa - besa mi entrepie
- ¡Se van a casar! - gritan Abel y Aleja por la videollamada.- ¡Sí! - grito emocionada.- ¡Oh, Olivia, felicidades en serio! O sea, ¡que tenemos una boda que preparar!- Sí, Aleja, pero los llamé porque Fede quiere dar el anuncio oficial con nuestros amigos y familiares mañana en la noche, así que los espero.- Está bien, pequeña, mañana estaremos.- Oye, Aleja, ¿por qué no me acompañas mañana en la tarde al centro comercial a comprar un vestido?- Obvio, amiga, mañana paso por ti a las 4 pm en la oficina.- Perfecto, los dejo, besos - cuelgo y voy al cuarto del bebé donde está Fede dándole su mamila.- Esta imagen es perfecta - él levanta la vista y me sonríe.- Aún no me lo puedo creer, que soy padre.- Y prepárate porque van a venir muchos más - él levanta una ceja y me mira juguetón mientras deposita a Samuel en la cuna.- ¿Ah, sí? ¿Y cuántos bebés quieres? - me pega a su cuerpo y me da besos por el cuello.- Mmm, no sé, unos 2 o 3 más.- Vaya, son muchos.- Podremos con ello - me
- Hola, mi ángel.Cuando escucho esa voz, siento cómo todo mi cuerpo se congela y mis manos comienzan a temblar, haciendo que la copa resbale de mis manos.- Mariano...- No sabes cuánto anhelaba tu voz.- ¿Qué haces llamándome?- Logré escapar de la cárcel, así que quiero recuperarte a ti y a mi hijo. - Una lágrima cae de mis ojos y en ese momento entra Fede a la cocina.- Amor, ¿qué pasó? - Cuando me giro con el teléfono en la mano, él me mira preocupado.- ¿Qué pasa, mi amor? - No digo nada, pero Mariano me responde.- Lárgate de nuestras vidas, ¡no nos busques! - Cuelgo el teléfono y comienzo a respirar entrecortadamente.- Amor, tranquila, respira. Dime, ¿qué pasa?- Ma... Mariano apareció. - Veo cómo todo el cuerpo de Federico se tensa.- ¿Qué te dijo? - Pregunta, tratando de controlar su ira.- Que me quería recuperar a mí y a nuestro hijo. - Él se levanta de golpe, bastante enfadado.- ¡Lo mataré!- Espera, mi amor, hay que pensar bien las cosas.- No te preocupes, mi amor, yo
Despierto con un terrible dolor de cabeza mientras intento proteger mis ojos de las cortinas abiertas.- Cariño, ya despertaste - veo entrar a Fede con Samuel en brazos, pero tengo tanto dolor de cabeza que ni siquiera quiero verlos.- Cierra las cortinas por favor - él deja al bebé en la cama y las cierra.- ¿Estás bien, amor? - niego mientras me toco la cabeza.- ¿Te duele la cabeza? - asiento y él se levanta, caminando hacia el baño. Cuando regresa, me ofrece unas pastillas con un vaso de agua.- Tómalas, te sentirás mejor - las tomo como me dice y luego me acuesto, pero veo que Fede no deja de mirarme.- ¿Pasa algo? No dejas de mirarme - digo ofuscada.- ¿Por qué estás así?- Tengo dolor de cabeza.- No, incluso con dolor de cabeza siempre eres tierna y cariñosa, pero hoy estás fría y distante. Ni siquiera quisiste saludar a Samuel - veo a mi bebé, quien espera que lo cargue y lo llene de besos, pero no sé qué me pasa. Todavía recuerdo la m*****a llamada de Mariano, sus m*****as pa
Me encuentro sentada en el suelo al lado de la cunita de mi bebé, mientras tomo en mis manos la ropita de mi Samuel... mi pequeño Samuel. Ya van dos días desde que nos enteramos de tu secuestro y aún no sabemos nada. Pego a mi pecho su trajecito mientras varias lágrimas empiezan a correr.- ¿Dónde estás, mi pequeño? - sollozo con fuerza, sintiendo como todo dentro de mí se rompe en mil pedazos. Me pego de su cobijita, de sus medias, de todo lo que me recuerde a él y ahí es cuando más empiezo a sentir el vacío. La puerta se abre y al levantar la vista veo a Federico, quien me mira con preocupación. Él se agacha hacia donde estoy y acaricia mi mejilla.- ¿Dime que ya saben algo? - digo implorando, pero él se queda callado.- Dime algo, Federico - me desespera que no me diga nada, así que me paro y corro hacia él, tomándolo del traje con fuerza mientras varias lágrimas caen de mis ojos.- ¡Contesta! - me suelto a llorar como nunca lo había hecho, mientras varios gritos desgarradores brota
Cuando tengo a Mariano delante de mí, siento cómo las ganas de golpearlo me venían, pero tenía que controlarme por Samuel.- ¿Dónde está Samuel? - preguntó seca, mientras me suelto de su agarre.- Está con Flor, Ramón.- Sí, señor.- Dile a Flor que baje a mi hijo - el joven asiente y nos deja solos.- No puedo creer que esté aquí conmigo - se acerca a mí y levanta su mano para acariciar mi mejilla, pero se percata del anillo que tengo en la mano y su semblante cambia.- ¡Quítate eso! - miro mi anillo de compromiso, el anillo que Federico me había regalado como símbolo de nuestro amor, y lentamente comienzo a sacármelo del dedo hasta que lo saco por completo.- Dámelo - extiende su mano esperando que yo le dé el anillo.- No, por favor, deja que me quede con él, te lo suplico.- Para qué quieres tener ese anillo si yo te puedo dar mejores que ese.- Lo sé, pero me gustaría conservarlo, por favor, Mariano, solo te pido que me lo dejes conservar - él se acerca a mí y vuelve a acariciar m
Estoy sentada en la sala al lado de Mariano mientras él conversa con sus amigos y sus esposas, hasta que una de ellas me saca de mi burbuja.- Olivia, ¿y para cuándo es la boda? - La pregunta de Lorena me deja totalmente muda, pero Mariano se encarga de responder.- En unas semanas.- ¿Y el anillo? - dice Rosa, otra esposa.- Pronto lo tendrá. - Él toma mi mano y me sonríe mientras aprieta mi mano para que yo haga lo mismo.- Si me disculpan, iré a ver a Samuel.- Está con Flor, ¿verdad, Olivia?- No, quiero ver a mi hijo. - Me levanto bajo la atenta mirada de todos, pero antes escucho cómo le dicen:- Tiene carácter.- Lo sé, pero pronto la voy a domar. - Todos se ríen y siento cómo la sangre me hierve por su maldito comentario.- Hola, Flor, ¿me lo puedes dar? - Ella asiente y me entrega al bebé. Me siento en mi silla favorita y empiezo a mecerlo para que se quede dormido, pero no lo hace, solo me mira atentamente.- ¿Qué pasa, mi amor? ¿No tienes sueño? Seguro que extrañas mucho a t