- Hola, mi ángel.Cuando escucho esa voz, siento cómo todo mi cuerpo se congela y mis manos comienzan a temblar, haciendo que la copa resbale de mis manos.- Mariano...- No sabes cuánto anhelaba tu voz.- ¿Qué haces llamándome?- Logré escapar de la cárcel, así que quiero recuperarte a ti y a mi hijo. - Una lágrima cae de mis ojos y en ese momento entra Fede a la cocina.- Amor, ¿qué pasó? - Cuando me giro con el teléfono en la mano, él me mira preocupado.- ¿Qué pasa, mi amor? - No digo nada, pero Mariano me responde.- Lárgate de nuestras vidas, ¡no nos busques! - Cuelgo el teléfono y comienzo a respirar entrecortadamente.- Amor, tranquila, respira. Dime, ¿qué pasa?- Ma... Mariano apareció. - Veo cómo todo el cuerpo de Federico se tensa.- ¿Qué te dijo? - Pregunta, tratando de controlar su ira.- Que me quería recuperar a mí y a nuestro hijo. - Él se levanta de golpe, bastante enfadado.- ¡Lo mataré!- Espera, mi amor, hay que pensar bien las cosas.- No te preocupes, mi amor, yo
Despierto con un terrible dolor de cabeza mientras intento proteger mis ojos de las cortinas abiertas.- Cariño, ya despertaste - veo entrar a Fede con Samuel en brazos, pero tengo tanto dolor de cabeza que ni siquiera quiero verlos.- Cierra las cortinas por favor - él deja al bebé en la cama y las cierra.- ¿Estás bien, amor? - niego mientras me toco la cabeza.- ¿Te duele la cabeza? - asiento y él se levanta, caminando hacia el baño. Cuando regresa, me ofrece unas pastillas con un vaso de agua.- Tómalas, te sentirás mejor - las tomo como me dice y luego me acuesto, pero veo que Fede no deja de mirarme.- ¿Pasa algo? No dejas de mirarme - digo ofuscada.- ¿Por qué estás así?- Tengo dolor de cabeza.- No, incluso con dolor de cabeza siempre eres tierna y cariñosa, pero hoy estás fría y distante. Ni siquiera quisiste saludar a Samuel - veo a mi bebé, quien espera que lo cargue y lo llene de besos, pero no sé qué me pasa. Todavía recuerdo la m*****a llamada de Mariano, sus m*****as pa
Me encuentro sentada en el suelo al lado de la cunita de mi bebé, mientras tomo en mis manos la ropita de mi Samuel... mi pequeño Samuel. Ya van dos días desde que nos enteramos de tu secuestro y aún no sabemos nada. Pego a mi pecho su trajecito mientras varias lágrimas empiezan a correr.- ¿Dónde estás, mi pequeño? - sollozo con fuerza, sintiendo como todo dentro de mí se rompe en mil pedazos. Me pego de su cobijita, de sus medias, de todo lo que me recuerde a él y ahí es cuando más empiezo a sentir el vacío. La puerta se abre y al levantar la vista veo a Federico, quien me mira con preocupación. Él se agacha hacia donde estoy y acaricia mi mejilla.- ¿Dime que ya saben algo? - digo implorando, pero él se queda callado.- Dime algo, Federico - me desespera que no me diga nada, así que me paro y corro hacia él, tomándolo del traje con fuerza mientras varias lágrimas caen de mis ojos.- ¡Contesta! - me suelto a llorar como nunca lo había hecho, mientras varios gritos desgarradores brota
Cuando tengo a Mariano delante de mí, siento cómo las ganas de golpearlo me venían, pero tenía que controlarme por Samuel.- ¿Dónde está Samuel? - preguntó seca, mientras me suelto de su agarre.- Está con Flor, Ramón.- Sí, señor.- Dile a Flor que baje a mi hijo - el joven asiente y nos deja solos.- No puedo creer que esté aquí conmigo - se acerca a mí y levanta su mano para acariciar mi mejilla, pero se percata del anillo que tengo en la mano y su semblante cambia.- ¡Quítate eso! - miro mi anillo de compromiso, el anillo que Federico me había regalado como símbolo de nuestro amor, y lentamente comienzo a sacármelo del dedo hasta que lo saco por completo.- Dámelo - extiende su mano esperando que yo le dé el anillo.- No, por favor, deja que me quede con él, te lo suplico.- Para qué quieres tener ese anillo si yo te puedo dar mejores que ese.- Lo sé, pero me gustaría conservarlo, por favor, Mariano, solo te pido que me lo dejes conservar - él se acerca a mí y vuelve a acariciar m
Estoy sentada en la sala al lado de Mariano mientras él conversa con sus amigos y sus esposas, hasta que una de ellas me saca de mi burbuja.- Olivia, ¿y para cuándo es la boda? - La pregunta de Lorena me deja totalmente muda, pero Mariano se encarga de responder.- En unas semanas.- ¿Y el anillo? - dice Rosa, otra esposa.- Pronto lo tendrá. - Él toma mi mano y me sonríe mientras aprieta mi mano para que yo haga lo mismo.- Si me disculpan, iré a ver a Samuel.- Está con Flor, ¿verdad, Olivia?- No, quiero ver a mi hijo. - Me levanto bajo la atenta mirada de todos, pero antes escucho cómo le dicen:- Tiene carácter.- Lo sé, pero pronto la voy a domar. - Todos se ríen y siento cómo la sangre me hierve por su maldito comentario.- Hola, Flor, ¿me lo puedes dar? - Ella asiente y me entrega al bebé. Me siento en mi silla favorita y empiezo a mecerlo para que se quede dormido, pero no lo hace, solo me mira atentamente.- ¿Qué pasa, mi amor? ¿No tienes sueño? Seguro que extrañas mucho a t
POV OliviaEstoy acostada en la cama en posición fetal mientras intento tapar mi cuerpo desnudo. Aún siento las manos y los besos de ese desgraciado en todo mi cuerpo y las ganas de vomitar aparecen.—Estuviste magnífica, aunque para la próxima no me hagas golpearte; odio ver marcas en tu piel —dice, da un beso en mi espalda y luego se va. Sin poder evitarlo, comienzo a sollozar pensando en qué hice yo para merecer todo esto. Lo peor de todo es que no podía huir porque Samuel está muy pequeño y no quiero que le pase nada.—Dios... Fede, ven por mí —con el rostro de Fede en mi mente, me voy quedando dormida.A la mañana siguiente, unos llantos me levantan. Con cuidado, me paro de la cama y me coloco una bata sin permitir ver mi cuerpo. Salgo de la habitación y entro a la de Samuel, quien llora.—Hey, tranquilo, mi amor, aquí está mamá —lo tomo en brazos y lo comienzo a arrullar.—¿Tienes hambre, cariño? —se chupa sus deditos, lo que me causa ternura.—Ven, mamá te dará de comer —me sien
POV OliviaEstoy en el baño curando las heridas que Mariano me acaba de hacer, ya que me negué a tener relaciones con él otra vez. Cada vez me siento peor, siento como si mi vida ya no valiera nada. Me siento sucia y dudo que Federico me quiera volver a tocar después de enterarse de que Mariano me tocó. Me meto a la ducha y luego me pongo unos pantalones.Voy a la habitación de Samuel, pero este no está.—¿Buscas a nuestro hijo? —me volteo y ahí lo veo parado con una sonrisa.—¿Dónde está? —digo con rabia.—Como te portaste mal, no lo verás en dos días —miro hacia la ventana tratando de controlar mi rabia hacia él -Y digo bajito:—Te odio... —Al parecer, él me escuchó, ya que camina hacia mí y toma mi mentón, haciendo que suelte un gemido de dolor.—Ten cuidado de lo que dices, mi amor. ¿O acaso quieres que te haga algo peor que lo que te hice ahora? —Siento cómo el miedo se apodera de mí, así que niego.—No me hagas nada, me portaré bien —él sonríe y besa mis labios.—Eso está bien. V
POV OliviaLlevo dos semanas aquí en el hospital y hoy por fin me dan el alta, aunque me dijeron que todavía tenía que guardar reposo mientras la herida sanaba del todo. Estos días han sido complicados; cuando Fede se intenta acercar, algo dentro de mí me obliga a alejarme para protegerme, aunque sé que él no me haría nada. Pero siento la necesidad de hacerlo y me siento mal porque puedo ver su dolor al ser rechazado, aunque él dice que me entiende. Ahora estoy con una psicóloga y, bueno, me ha servido hablar con ella aunque no ha sido fácil.—Pequeña, ¿estás lista?—Sí —cuando intento pararme, siento dolor, así que él corre a ayudarme, pero vuelvo a alejarlo.—Lo siento.—Tranquila, ¿quieres que llame a una enfermera para que te ayude?—Sí, por favor. —Él sale y al rato entra la enfermera, quien me ayuda a subirme a una silla de ruedas.Todo el camino lo pasamos en silencio y cuando llegamos a casa me encuentro con todos nuestros amigos. Aleja me abraza y yo correspondo, pero cuando A