capitulo 38
- Hola, mi ángel.

Cuando escucho esa voz, siento cómo todo mi cuerpo se congela y mis manos comienzan a temblar, haciendo que la copa resbale de mis manos.

- Mariano...

- No sabes cuánto anhelaba tu voz.

- ¿Qué haces llamándome?

- Logré escapar de la cárcel, así que quiero recuperarte a ti y a mi hijo. - Una lágrima cae de mis ojos y en ese momento entra Fede a la cocina.

- Amor, ¿qué pasó? - Cuando me giro con el teléfono en la mano, él me mira preocupado.

- ¿Qué pasa, mi amor? - No digo nada, pero Mariano me responde.

- Lárgate de nuestras vidas, ¡no nos busques! - Cuelgo el teléfono y comienzo a respirar entrecortadamente.

- Amor, tranquila, respira. Dime, ¿qué pasa?

- Ma... Mariano apareció. - Veo cómo todo el cuerpo de Federico se tensa.

- ¿Qué te dijo? - Pregunta, tratando de controlar su ira.

- Que me quería recuperar a mí y a nuestro hijo. - Él se levanta de golpe, bastante enfadado.

- ¡Lo mataré!

- Espera, mi amor, hay que pensar bien las cosas.

- No te preocupes, mi amor, yo
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