48.
—¿No crees que estamos siendo irracionales? —Salté un arbusto antes de contestarle.

—No, dejamos a Faddi a cargo, lo ha hecho bien desde que llegó —corrimos lo más rápido que pudimos, ocultando nuestro olor—. Antosha no nos ha llamado; es obvio que no pudo arreglar el lío en que se metió. Ya sabemos que ella durmió a la intemperie, en medio de la lluvia, y no hizo nada para evitarlo.

—Tampoco es como si pudiera haberla obligado a regresar, eso empeoraría las cosas.

Ignoré lo que decía. Yo nunca dejaría que mi mate, que mi osita, durmiera como una pordiosera toda la noche. No me importa ganar su odio por eso.

Pasamos por la frontera que divide el paso de la manada del Alfa Alexander. Los guardias no nos detienen, dimos aviso dos minutos antes. Apenas entramos, soltamos nuestro olor. No queremos llegar de imprevisto, no sé qué tan grande sea el problema ni si podemos empeorarlo al llegar de sorpresa.

—Ella va hacia ustedes —la voz del Alfa Alexander resonó en mi mente. Creí que ya me hab
Asíntota

Aqui conocimos un poco más de sus lobos. Con este capítulo comienza un pequeño maratón, publicare un capítulo cada dia.

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