—¿Y si dice que no?—Bueno — suspiró con tristeza — Quiere decir que no le importo lo suficiente o puedes humillarte y arrastrarte por el piso con tal de pedir su perdón — esbozó una amplia sonrisa con solo imaginarlo.—¿Te complacería eso verdad?—No tienes una idea de cuan placentero me resultaría verte humillado en el piso con tal de obtener su perdón.Anastasia se encontraba en el jardín, a un lado de ella sobre una mesita había una taza de té humante a la cual le había perdido el interés. Su padre descansaba en su habitación y había ido a visitarlo durante el resto del día.Su madre le había prohibido rotundamente que visitara su hermano en presión ya que eso se encargarían ella y la tía Brígida.—¿El día es perfecto, no lo crees?—No veo lo esplendido — respondió sin perder la vista al frente.—Anastasia, siento lo de tu hermano — sus palabras eran sinceras — Pero estoy segura que pronto se solucionara su condición.Ese día Sasha había ido a visitarla y por algún motivo la notic
Pero la diferencia entre su tío Camerino e Carl, era que su marido buscaba vengarse de su familia por intentar acabar con su vida, en cambio el su tío había ido en busca de una prometida fugitiva para hacerle cumplir sus votos matrimoniales, para acabar enamorado por completo de ella.¿Podría la historia girar su curso en favor de ella?No, Carl creía todo lo contrario a eso, sería prácticamente imposible.—El punto es — añadió su tía Brígida —¿Dejaras que una mujer se quedé con todo lo que por derecho te pertenece?Anastasia frunció el cejo ante la pregunta de su tía.—¿Dejarás que ella goce de tu casa, tus muebles, tu jardín, tu dinero e incluso a tu marido?—Tía yo…—No hay más que una sola cosa que debes hacer — interrumpió su tía — Hablar con él y solucionar este problema.Ella quedó en silencio cuando Marcus, el mayordomo entraba al comedor, hizo una reverencia y con una elegancia pronunció las siguientes palabras.—El vizconde Renfield desea verla, milady.Anastasia observó a s
Está bien, esa batalla la había ganado, aceptaría pero no sólo por el que dirán sino por el bien de su familia.—Muy bien, tu ganas — asintió — Pero tengo una condición.—Tú no estás para….—Si quieres — lo interrumpió — sino, dejo a mi hermano y a tu estúpida reputación hundirse. Conoce la salida Lord Renfield — hizo una reverencia y giró sobre sus talones.Pero unas manos largas se posaron sobre su brazo obligándola a girar en redondo para encontrarse con su ancho pecho y unos ojos dorados mirándola deslumbrantemente.¿Cuál es esa proposición?—No quiero ver a Amara cuando yo llegue.—Haré que se vaya hoy mismo.Ese comentario la sorprendió de manera absoluta ya que la primera vez que le pidió eso él se había negado.¿Eso es todo? — preguntó confundida.—Si para que mi reputación permanezca intacta y no se hable de tu hermano, tengo que sacar a Amara de casa, lo haré.Pero lo que ella desconocía era el hecho de que Amara ya no vivía con él justo el mismo día en que Anastasia los enc
Anastasia miraba el cielo nocturno desde su balcón y todo lo hacía en silencio, mientras esperaba a que su doncella terminara de componer la cama. Aun no podía entender como era que había regresado a ésta casa en la cual había sufrido mucho.¿Se hubiese visto egoísta si no ayudaba a su hermano Arlen?Tal si, tal vez no y de eso jamás lo iba a saber, ya que su primer reacción fue pensar en él no en ella. Frunció el cejo, en cuanto saliera de prisión ella misma lo mataría con sus propias manos por haber causado demasiados problemas.¿Contrabando?—¡Imbécil!—¿Dijo algo milady?Melissa se irguió en cuanto escuchó la voz de la joven y cuando vio que ella hacía una negación volvió a ocuparse de la cama. No habían querido hablar sobre el día en que salió huyendo, pero le hizo saber que ya no había bebé con una simple negación.—Cuando se fue, el amo Carl corrió…—Melissa — interrumpió Anastasia entrando a la habitación — Ya te he dicho que no quiero hablar del tema.—Perdón, sólo creí que e
Habían trascurrido exactamente varios minutos de juego, ninguno de los parpadeaba o incluso hablaba, si acaso solo era para tomar una carta y cambiarla por otra.—¿Listo para su derrota, milord?—¿Y tú, estas lista, Teodora? — Se aclaró la garganta — ¿Lista para mostrar tus cartas?Entonces los dos al mismo tiempo mostraron sus cartas, solo para descubrir que habían empatado.—Full — comentó Teodora — Es una lástima, ninguno ganó, milord.Pero él negó, no estaba dispuesto a perder.—Entenderás que si hay un empate. Ambos jugadores deben sacar una carta y la que sea mayor gana. — Explicó —¿O piensas perder, así nada más?Teodora arqueó una ceja, ese hombre la estaba retando en toda regla, pero no estaba dispuesta a dejarlo pasar.—Muy bien — asintió — Comienzo yo primero.Y así, ambos tomaron cada uno una carta.—Esta es la definitiva, Teodora.—Milady, por favor. Después de su derrota no le quedara más remedio que hablarme de manera formal.Los dos contaron al mismo tiempo y al llegar
Disculpe milady — dijo él, haciendo una reverencia — El doctor Johnson ha venido a visitarla.Perfecto — respondió con una sonrisa — Mi visita ha llegado. Hágalo pasar Alfred.En cuanto estuvieron solos de nuevo, Carl no fue capaz de reprimir su maldito impulso y la tomó del brazo.¡¿Vas a salir con él?! — era más una exclamación que pregunta.Si — Anastasia asintió con una sonrisa zafándose de sus brazos — Y le tengo un agradecimiento por haber salvado la vida de mi padre y la mía. Lo cual también deberías sentir, ya que si no fuese por él yo estaría muerta y tu carga de conciencia sería muy pesada.El silencio que se hizo entre ellos fue infernal, la tensión muy fácilmente se podía cortar con una navaja y ese duelo de miradas era una que no pensaban perder uno contra el otro.El doctor Johnson, milady.No habían escuchado los pasos que se acercaban a ellos y fue la voz de Alfred que los hizo parpadear, no sabían cuánto tiempo habían estado así.Milady — Henry Johnson hizo una revere
En cuanto Máximo entró al despacho, Arthur ya lo esperaba al otro extremo opuesto del escritorio. Con dos vasos de whisky. Lo miró fijamente avanzar hacia él, peor antes de que tomara asiento, soltó de golpe su pregunta.¿Cuáles son tus intenciones con respecto a mi hermana, Stone?Él esbozó una sonrisa ante esa pregunta demasiado directa. Tomó asiento y antes de responder, se bebió de golpe el trago que le había ofrecido Arthur.Muy directo Adamas — respondió — Pero seré igual de directo que tú — una media sonrisa se escapó de sus labios — Pienso cortejar a tu hermana y casarme con ella ¿Tienes algún inconveniente?Arthur aclaró la garganta y se sirvió otro trago.No soy un vizconde — prosiguió con su comentario — Pero un título de marqués apropiado ¿No crees?Era la primera vez que escuchaba sobre su título, de hecho lo tenía muy bien guardado. En todo Cornwall era una intriga, hasta ahora.Máximo recargó sus brazos en el escritorio y una determinación en su rostro apareció, mirando
¡Carl!Era inconfundible su voz y con el cejo fruncido la vio correr hacía él y no encendía el porqué. Solo podía ver sus ojos cargados de un matiz de miedo y preocupación.Anastasia corrió todo lo rápido que pudieron dar sus piernas, su único objetivo era llegar hasta él y evitar que ese sujeto disparara en contra de Carl. ¿Podría llegar justo a tiempo antes de que dispararan?Antone se quedó parado en la calle sin lograr comprender absolutamente nada, fue encontrones cuando lo vio. Escondido tras unos arbustos y un carruaje se encontraba un sujeto apuntando en dirección hacia Carl, no le pensó dos veces y sacó su arma. Disparó justo al mismo tiempo que él, que la detonación se escuchó como un solo disparo.—Qu…Carl fue presa del pánico, Anastasia se había abalanzado sobre él, interponiendo su cuerpo y la bala. Ambos yacían en el piso y lo único que podía escuchar era. Estaban tendidos en el suelo, ella sobre de él y sólo podía escuchar su respiración acelerada y sus pequeños quejid