Narrador
Deteniendo su andar un par de pasos alejados de Atlas, Dante se giró sobre sus talones para hacerle frente a Abril, quien lucía imperturbable ante este. Quería gritar, reclamarle por lo que recién acababa de ver entre Atlas, y ella, pero conteniéndose, Dante, solo frunció sus labios. —¿Tan rápido hiciste tu vida después de mi partida? Escondiendo la ira que sintió en ese instante, Dante permaneció a la espera de una respuesta que llegó cargada de indiferencia de parte de su esposa —¿Te parece poco tiempo 3 años, Dante? Intentando fingir que la presencia repentina de su esposo no removió nada en ella, Abril se cruzó de brazos ante él, quien se hallaba colérico, y su rostro tenso lo demostró enseguida, cuando dando un par de pasos llegó hasta ella —Fue muy poco tiempo Abril, tres años no son nada, pensé que tus palabras eran ciertas, que tus te amo eran verdad... Pero ahora que llego, y te veo a casi en un beso con Atlas, supe que todo era una mentira, y que tu Abril Granfort, jamás me amaste Llevando su mano hasta el mentón de la chica, Dante hizo una leve presión en este, que ardió de tal manera que se extendió por todo su rostro, y haciéndolo a un lado, Abril lo evitó —¿Jamás te amé Dante? ¿Quién lo dice? ¿Tú? Quien para llevarme a la cama me prometió el mundo entero, y luego desapareció, ¡Tú! Que para cobrar una herencia te casaste con alguien que no amabas, ¡Tú! Que prometiste amarme, y luego te fuiste dejándome sufrir la vergüenza de tu abandono ¡Tú! Dante que cuándo te marchaste solo me dejaste un papel arrugado, no me hables de promesas falsas... Porque tú eres el rey de ellas Sosteniendo su mirada, Abril liberó todo lo que tenía atascado en su pecho, todo lo que por años calló, y no pudo soltar porque de él no supo nada más. Dante, por su parte, sintió como esta verdad lo atravesaba como dagas en su pecho, al verse enfrentado finalmente; aun así, manteniendo su rostro inexpresivo, continuó el reproche. Sí, porque aunque no lo pareciera, Dante Hackett le reprochaba a su esposa, por intentar olvidarlo, por intentar seguir después de su partida, una que la dejo sumergida en el dolor —Eres el menos digno para reclamar, no eres digno siquiera de pararte frente a mí. Abril en otra situación hubiese roto en llanto, suplicado por perdón, pero ahora que se hallaba más fortalecida, solo deseaba seguir liberando eso que tenía atascada, y sentía que moriría si no lo soltaba. Empuñando su mano, Dante dio un paso al frente intentando hacerla entrar en razón, y tomándola de los hombros, la agitó para qué reaccionara, pero en lugar de permanecer tranquila, esta se alejó de nuevo —Me imagino que ahora si eres feliz, al final cumpliste tu sueño de estar con la mujer que amabas, con la dueña de tu corazón ¿Cómo fueron estos años junto a Erika? ¿Qué se sintió vivir tu casi matrimonio con tu amante? La boca de Dante se abrió por unos segundos, mientras intentaba procesar lo que sucedía con Abril, y cuando estuvo a punto de defenderse, esta elevó su mano para callarlo —Sabes que ¡No me importa! No quiero saber nada que tenga que ver contigo, nada que incluya tu nombre Dante Hackett, esto era lo que tú querías, entonces te deseo lo mejor del mundo, eso sí... Lejos de mí. Intentando marcharse de allí, Abril dio un par de pasos al lado opuesto de Dante, quien caminó detrás de ella, y se interpuso en su trayecto para que esta no se fuera —Abril ¿Qué pasó contigo? Recorriendo su rostro con su vista, Dante intentó descifrar que pasó con la dulce mujer que se casó con él, y obteniendo que esta soltara una carcajada sin gracia, respondió. —Te olvidé Dante Hackett... Te olvidé querido esposo Decir que estas palabras no dolieron era mentira, calaron hasta lo más profundo del corazón de ambos, más el de él, quien jamás imaginó que este momento llegaría. Para Dante Abril siempre sería su puerto seguro, que hiciera lo que hiciera, ella estaría para él, pero viéndola allí mismo descubrió que no fue así. Y que uno de los responsables de que esto sucediera era su propio hermano, Atlas. Quien llevaba su propia sangre, y creció junto a él. Elevando su mano para palpar el rostro de Abril, esta la tomo antes de que lo lograra, y demostrando por primera vez lo que sentía, Dante murmuró —Eso no es cierto, tú aún me amas Abril Con la esperanza de que ella dijera que todo era un juego, él se mantuvo mirándola a los ojos, y sonriendo al ver por primera vez a Dante descolocado, Abril agregó dándole la última estocada —No Dante... Ya no. Atlas me ha enseñado lo que es el verdadero amor, y lo que tú prometías, no eran más que mentiras. Mentiras que creí, pero que ahora sé que son falsas Analizando todo a su alrededor, Dante quería pensar que la Abril ante él, no era su esposa, pero no era así. Sus ojos azules, como el mismísimo cielo, le decían que sí era ella; así como también su hermosa sonrisa, la cual jamás sería para él, si no que ahora solo su hermano la podía disfrutar. Y ciertamente ya no era la misma tonta con la que se casó; la Abril de ahora no se dejaría humillar, como lo hizo en el pasado, que se marchó, que la utilizó después de despojarla de su pureza, y la abandonó La Abril de ahora, la mujer ante él, era tan opuesta, se defendía, y nunca más bajaría su mirada, lo cual comprendió al verla firme ante él. Dando un par de pasos hacia atrás, Dante aún no entendía, o mejor dicho, no aceptaba lo que estaba sucediendo. —Ahora si me disculpas... Tengo que irme, señor Hackett Retomando su marcha, Abril se giró en sus talones, y elevando su mano, este quiso detenerla, hasta que de pronto la mano firme de Atlas, se lo impidió —¿No has escuchado que se quiere ir? Los ojos claros de ambos hermanos, se encontraron por un instante, y ejerciendo agarre sobre su brazo, Atlas le dejó en claro que lo quería lejos de Abril —¡No te metas Atlas! Porque no respondo Conteniéndose de darle un puñetazo, Dante se colocó frente a él, a escasos centímetros; que de no ser por el lugar, y porque un par de presentes los miraban, los hermanos se irían a los puños allí mismo Como si nada, y portando una enorme sonrisa al ver que Abril se había defendido de Dante, y no se había dejado manipular, el menor de los dos, elevó su mentón de manera desafiante, y empujándolo un poco, de no ser porque era su hermanito, Dante no se contendría —¿Si no qué harás Dante? ¿Me golpearás? ¡Ven! ¡Te espero! Abril, al escuchar estas palabras, regresó, e interponiéndose entre ambos hombres, que eran mucho más altos que ella, colocó sus manos en el pecho de ambos para marcar distancia —Atlas... Detente Por favor El terror, y la tensión se apoderaron de ella, y empezando a suplicar, una vez que el aludido la escuchó, la observó para decir —Solo, si vienes conmigo Sin titubear ni un instante, Abril asintió, y tomándola de la mano, Atlas tiro de ella, y se la llevó sin mirar atrás Dejando a Dante, colérico, en shock, y dolido, ya que Abril no miró atrás ni un segundo, no se opuso, este asimiló que la perdió. Y Sintiendo que una delgada mano, tomaba la de él, este miró a un lado, y hallando a Erika, sonrió amargamente. En otra situación, él se habría opuesto, habría protestado, pero después de escuchar a Abril, y lo que sentía, supo que en el corazón de ella, hacia él, solo encontraría odio. Lo cual comprendió, y justificó —Te lo dije, ella ya no te ama Sintiendo un enorme dolor en su corazón, Dante asintió, aun así él no se resignaba al olvido de Abril, y lucharía para recuperarlaNarradorCon su respiración agitada, y sintiendo el escozor de sus ojos, apenas se alejaron lo suficiente de Dante, Abril se detuvo, y llevando las manos a su cintura, trató de controlar su respiración agitada.—¿Por qué carajos fuistes con el Abril? ?Que te dijo Dante? Con la curiosidad carcomiendo todo su ser, Atlas bombardeo a Abril con preguntas, y obteniendo que esta elevara su mano, indicándole que se calmará cuando estuvo más serena, habló—Hablar estupideces, reclamarme por qué estoy aquí contigo ¿No es descarado?Atlas negó enseguida mientras se acercaba a ella, y acunando su rostro quedó a escasos centímetros de sus labios.El deseo y las ganas de retomar lo que quedo a medias lo azotaron enseguida, debido a lo apetecible que lucían sus labios, pero viendo a su alrededor y notando a un par de personas, se contuvo.—No tienes por que prestarle atención Abril, Dante esta loco, siempre lo ha estado, y el ver que ahora has cambiado, y que los has dejado atrás quiere retenerte d
NarradorDesplazándose con elegancia, y delicadeza, Abril llegó al enorme edificio H&G, y observando la recepción, una sonrisa se dibujó en sus labios cuando de uno de los asientos que se hallaba en el lugar para la visita, se colocó de pie, Ibbie, su mejor amiga, y quien se volvió su más fiel confidenteExtendiendo sus brazos, está de manera sensual, se acercó a ella, y tras estrujarla con gran fuerza, chilló—No te imaginas cuanto espere este día, al fin la rata peluda de Hackett pagará por lo que hizoDecir que esto alegro a Abril era una mentira, en el fondo ella sabía que esto traería problemas, unos que le costarían no solo dinero, sino también salud mental, la cual tardó mucho recuperar.Separándose de su loca amiga, Abril asintió, y tomando su mano, ambas subieron en su elevador, hasta el piso superior, en donde apenas las puertas se abrieron, notaron que todos corrian de un lado al otro, sofocado, nerviosos, temiendo por su empleo.Deteniéndose a su paso el mensajero, sonrió
NarradorObservando la Solicitud en sus manos, Dante no creía lo que sus ojos veían¿Abril había impuesto la demanda de divorcio por abandono?Le parecía una pésima broma, algo que él jamás imaginó que ella haría, y ahora que al fin tenía las pruebas en sus manos, se hallaba atónito.Colocándose de pie, pasó una de sus manos por su rostro, y avanzando hasta la ventana de su habitación, vio como las pertenencias de su esposa eran sacadas de la mansión HackettEfectivamente como ella se lo dijo a Atlas, al otro día, al amanecer se marcharía, y así lo hizo.Antes de que Dante se instalára de nuevo en la mansión de su abuelo, esta mandó a sacar todas sus cosas, con el fin de no cruzarse en su camino.Estrujando el papel en sus manos molesto, Dante decidió bajar a la estancia, y hallándose al patriarca de la familia, frunció sus labios, sabiendo que él lo reprenderia por lo que estaba sucediendo—¿Se marcha? Y todo por tu culpa... Si hubieras hecho las cosas bien, ella no tendría por qué i
NarradorMirando de arriba a abajo con cierta repulsión, Erika sonrió de manera sardonica, y es que en su mente maquiavelica ya había ideado el próximo chisme"Atlas y Abril son amantes"El escándalo perfecto para que Dante de una buena vez desistiera de la estupida idea de reconquistar a su esposa, algo que ella sabía desde su regreso pero que se negaba a aceptar.Atlas, al presentir lo que está deseaba, apretó su mandíbula, y enarcando una ceja se adelantó a preguntar.—¿Qué buscas Erika? Por que Dante no se encuentra por aquí, así que puedes marcharte de una buena vezSin anestesia y de manera directa, Atlas habló, lo cual no turbó en lo absoluto a la arpía, todo lo opuesto, despertó su ira, y arremetió en contra de él, sin importarle que este fuera el hermano del hombre que decía amar.—Y lo sé... Es solo que quise acercarme a saludar, quería saber como se sentía Abril por nuestro regreso, y tu al ver a tu amante sufrirObservando a la chica algo molesta a un lado, Erika habló con
NarradorObservando con desdén a Atlas, Dante se mantuvo en silencio a la espera de una respuesta que salió de este casi enseguida.—¡No es tu problema!Movido por la ira contenida en su cuerpo, Dante tomó el brazo de Abril, y tirando de él, pretendió llevársela, alejarla de Atlas, quien en su ausencia se pegó a ella como una sanguijuela y plantándose firme en el suelo, Granfort no se lo permitió.—¿Qué quieres Dante? ¿Qué haces aquí?Deduciendo que él se hallaba en el lugar por su amante, Abril de ninguna manera se iría con él. En primer lugar, se supone que ella lo quería evitar, y en segundo lugar, no tenía nada que hacer a su lado, cuando se supone que estaban en pleno proceso de divorcio.Aún asombrado por la oposición de Abril, Dante se regresó en sus pies y colocándose frente a ella, le preguntó.—Quiero llevarte conmigo ¿Acaso se te olvida que eres mi esposa?Tales palabras hicieron a la mujer sonreír de lado, al parecerle gracioso el descaro de su esposo¿Su esposa?¿Ahora si
NarradorAbriendo sus ojos, apenas le regresó la consciencia, Dante pestañeó un par de veces tratando de adaptarse a la luz del hospital.Y es que pidiendo ayuda, Erika pudo trasladarlo para realizarle un par de estudios, para saber el estado de su corazón.Recordando lo sucedido con Abril, Hackett intentó colocarse de pie, y acercándose hasta él, una enfermera se lo impidió.—Señor, debe esperar, no puede colocarse de pie aún.Desprendiendo la vía de su brazo, Dante no se daba por vencido, y apoyando los pies en el suelo, este continuó quitándose los demás artefactos que se hallaban en su pecho—¡Deténgase!En un esfuerzo inútil, la mujer pretendió regresarlo a la cama, y al notar que no se quedaría tranquilo, presionó el botón para llamar a sus compañeras, quienes segundos después llegaron acompañados de Erika.—Dante... No puedes quitarte los monitoresAproximándose hasta él, Erika apoyo sus manos en los hombros de Dante, y elevando su vista, al escuchar la voz conocida, este se det
NarradorCon su boca media abierta, Abril pasaba su vista del juez a Ibbie, quien se hallaba a su lado al pie del estrado.Y es que por órdenes del tribunal se realizaría una audiencia por el asunto de su divorcio, a la cual Dante nunca llegóEl motivoSu estado de salud, que si bien habían pasado dos días desde su incidente a las afueras del restaurant, este se hallaba en la mansión Hackett bajo el cuidado de la familia, al menos de Nerio, y Georgia.Manteniendo su postura firme, la abogada de Dante presentó sus motivos para no estar allí, y viendo esto, el juez solo pospuso la sesión.—¿Enfermo del corazón? ¡Es un maldito idiota! A Dante le he tolerado de todo, que se halla marchado, que me haya dejado en ridículo, inclusive que no me hubiese dado ninguna explicación a su regreso. ¿Pero esto? Es el colmo.Pasando sus manos por su rostro colérica por la absurda excusa de Dante para no asistir, Abril salió del lugar lo más rápido que sus pies le permitían, y siguiéndola muy de cerca,
NarradorCon sus ojos abiertos, y sintiendo los labios de Dante devorar los suyos, Abril se quedó rígida de la impresión, sin poderse mover.Y es que ella jamás esperó esto, no cuando se supone que se hallaban en pleno proceso de divorcio, y sintiendo que las manos de él se aferraban a su cuerpo, con la intensión de no dejarla escapar, ella regresó a la realidad para clavar sus dientes en su labio inferior, haciéndolo sangrar.Sangrar a tal punto, que el sabor alcalino se quedó impregnado en su boca.—¡Abril!Sintiendo la presión de la sangre bombeando en su labio, y limpiando cualquier rastro de ella, Dante solo llevó la mano a la parte afectada, y tras quedarse observándola con el ceño de su frente fruncido, ella respondió.—¡Que sea la última vez que me pones una mano encima, Dante Hackett! Es hora de que me dejes en paz, hace tres años te marchaste de un momento a otro, ahora regresa por donde has llegado.Colérica, pero con el corazón trastocado por el besó que hizo su cuerpo vib