capitulo 5

Narrador

Deteniendo su andar un par de pasos alejados de Atlas, Dante se giró sobre sus talones para hacerle frente a Abril, quien lucía imperturbable ante este.

Quería gritar, reclamarle por lo que recién acababa de ver entre Atlas, y ella, pero conteniéndose, Dante, solo frunció sus labios.

—¿Tan rápido hiciste tu vida después de mi partida?

Escondiendo la ira que sintió en ese instante, Dante permaneció a la espera de una respuesta que llegó cargada de indiferencia de parte de su esposa

—¿Te parece poco tiempo 3 años, Dante?

Intentando fingir que la presencia repentina de su esposo no removió nada en ella, Abril se cruzó de brazos ante él, quien se hallaba colérico, y su rostro tenso lo demostró enseguida, cuando dando un par de pasos llegó hasta ella

—Fue muy poco tiempo Abril, tres años no son nada, pensé que tus palabras eran ciertas, que tus te amo eran verdad... Pero ahora que llego, y te veo a casi en un beso con Atlas, supe que todo era una mentira, y que tu Abril Granfort, jamás me amaste

Llevando su mano hasta el mentón de la chica, Dante hizo una leve presión en este, que ardió de tal manera que se extendió por todo su rostro, y haciéndolo a un lado, Abril lo evitó

—¿Jamás te amé Dante? ¿Quién lo dice? ¿Tú? Quien para llevarme a la cama me prometió el mundo entero, y luego desapareció, ¡Tú! Que para cobrar una herencia te casaste con alguien que no amabas, ¡Tú! Que prometiste amarme, y luego te fuiste dejándome sufrir la vergüenza de tu abandono ¡Tú! Dante que cuándo te marchaste solo me dejaste un papel arrugado, no me hables de promesas falsas... Porque tú eres el rey de ellas

Sosteniendo su mirada, Abril liberó todo lo que tenía atascado en su pecho, todo lo que por años calló, y no pudo soltar porque de él no supo nada más.

Dante, por su parte, sintió como esta verdad lo atravesaba como dagas en su pecho, al verse enfrentado finalmente; aun así, manteniendo su rostro inexpresivo, continuó el reproche.

Sí, porque aunque no lo pareciera, Dante Hackett le reprochaba a su esposa, por intentar olvidarlo, por intentar seguir después de su partida, una que la dejo sumergida en el dolor

—Eres el menos digno para reclamar, no eres digno siquiera de pararte frente a mí.

Abril en otra situación hubiese roto en llanto, suplicado por perdón, pero ahora que se hallaba más fortalecida, solo deseaba seguir liberando eso que tenía atascada, y sentía que moriría si no lo soltaba.

Empuñando su mano, Dante dio un paso al frente intentando hacerla entrar en razón, y tomándola de los hombros, la agitó para qué reaccionara, pero en lugar de permanecer tranquila, esta se alejó de nuevo

—Me imagino que ahora si eres feliz, al final cumpliste tu sueño de estar con la mujer que amabas, con la dueña de tu corazón ¿Cómo fueron estos años junto a Erika? ¿Qué se sintió vivir tu casi matrimonio con tu amante?

La boca de Dante se abrió por unos segundos, mientras intentaba procesar lo que sucedía con Abril, y cuando estuvo a punto de defenderse, esta elevó su mano para callarlo

—Sabes que ¡No me importa! No quiero saber nada que tenga que ver contigo, nada que incluya tu nombre Dante Hackett, esto era lo que tú querías, entonces te deseo lo mejor del mundo, eso sí... Lejos de mí.

Intentando marcharse de allí, Abril dio un par de pasos al lado opuesto de Dante, quien caminó detrás de ella, y se interpuso en su trayecto para que esta no se fuera

—Abril ¿Qué pasó contigo?

Recorriendo su rostro con su vista, Dante intentó descifrar que pasó con la dulce mujer que se casó con él, y obteniendo que esta soltara una carcajada sin gracia, respondió.

—Te olvidé Dante Hackett... Te olvidé querido esposo

Decir que estas palabras no dolieron era mentira, calaron hasta lo más profundo del corazón de ambos, más el de él, quien jamás imaginó que este momento llegaría.

Para Dante Abril siempre sería su puerto seguro, que hiciera lo que hiciera, ella estaría para él, pero viéndola allí mismo descubrió que no fue así. Y que uno de los responsables de que esto sucediera era su propio hermano, Atlas. Quien llevaba su propia sangre, y creció junto a él.

Elevando su mano para palpar el rostro de Abril, esta la tomo antes de que lo lograra, y demostrando por primera vez lo que sentía, Dante murmuró

—Eso no es cierto, tú aún me amas Abril

Con la esperanza de que ella dijera que todo era un juego, él se mantuvo mirándola a los ojos, y sonriendo al ver por primera vez a Dante descolocado, Abril agregó dándole la última estocada

—No Dante... Ya no. Atlas me ha enseñado lo que es el verdadero amor, y lo que tú prometías, no eran más que mentiras. Mentiras que creí, pero que ahora sé que son falsas

Analizando todo a su alrededor, Dante quería pensar que la Abril ante él, no era su esposa, pero no era así.

Sus ojos azules, como el mismísimo cielo, le decían que sí era ella; así como también su hermosa sonrisa, la cual jamás sería para él, si no que ahora solo su hermano la podía disfrutar.

Y ciertamente ya no era la misma tonta con la que se casó; la Abril de ahora no se dejaría humillar, como lo hizo en el pasado, que se marchó, que la utilizó después de despojarla de su pureza, y la abandonó

La Abril de ahora, la mujer ante él, era tan opuesta, se defendía, y nunca más bajaría su mirada, lo cual comprendió al verla firme ante él.

Dando un par de pasos hacia atrás, Dante aún no entendía, o mejor dicho, no aceptaba lo que estaba sucediendo.

—Ahora si me disculpas... Tengo que irme, señor Hackett

Retomando su marcha, Abril se giró en sus talones, y elevando su mano, este quiso detenerla, hasta que de pronto la mano firme de Atlas, se lo impidió

—¿No has escuchado que se quiere ir?

Los ojos claros de ambos hermanos, se encontraron por un instante, y ejerciendo agarre sobre su brazo, Atlas le dejó en claro que lo quería lejos de Abril

—¡No te metas Atlas! Porque no respondo

Conteniéndose de darle un puñetazo, Dante se colocó frente a él, a escasos centímetros; que de no ser por el lugar, y porque un par de presentes los miraban, los hermanos se irían a los puños allí mismo

Como si nada, y portando una enorme sonrisa al ver que Abril se había defendido de Dante, y no se había dejado manipular, el menor de los dos, elevó su mentón de manera desafiante, y empujándolo un poco, de no ser porque era su hermanito, Dante no se contendría

—¿Si no qué harás Dante? ¿Me golpearás? ¡Ven! ¡Te espero!

Abril, al escuchar estas palabras, regresó, e interponiéndose entre ambos hombres, que eran mucho más altos que ella, colocó sus manos en el pecho de ambos para marcar distancia

—Atlas... Detente Por favor

El terror, y la tensión se apoderaron de ella, y empezando a suplicar, una vez que el aludido la escuchó, la observó para decir

—Solo, si vienes conmigo

Sin titubear ni un instante, Abril asintió, y tomándola de la mano, Atlas tiro de ella, y se la llevó sin mirar atrás

Dejando a Dante, colérico, en shock, y dolido, ya que Abril no miró atrás ni un segundo, no se opuso, este asimiló que la perdió. Y Sintiendo que una delgada mano, tomaba la de él, este miró a un lado, y hallando a Erika, sonrió amargamente.

En otra situación, él se habría opuesto, habría protestado, pero después de escuchar a Abril, y lo que sentía, supo que en el corazón de ella, hacia él, solo encontraría odio. Lo cual comprendió, y justificó

—Te lo dije, ella ya no te ama

Sintiendo un enorme dolor en su corazón, Dante asintió, aun así él no se resignaba al olvido de Abril, y lucharía para recuperarla

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo