NarradorObservando con desdén a Atlas, Dante se mantuvo en silencio a la espera de una respuesta que salió de este casi enseguida.—¡No es tu problema!Movido por la ira contenida en su cuerpo, Dante tomó el brazo de Abril, y tirando de él, pretendió llevársela, alejarla de Atlas, quien en su ausencia se pegó a ella como una sanguijuela y plantándose firme en el suelo, Granfort no se lo permitió.—¿Qué quieres Dante? ¿Qué haces aquí?Deduciendo que él se hallaba en el lugar por su amante, Abril de ninguna manera se iría con él. En primer lugar, se supone que ella lo quería evitar, y en segundo lugar, no tenía nada que hacer a su lado, cuando se supone que estaban en pleno proceso de divorcio.Aún asombrado por la oposición de Abril, Dante se regresó en sus pies y colocándose frente a ella, le preguntó.—Quiero llevarte conmigo ¿Acaso se te olvida que eres mi esposa?Tales palabras hicieron a la mujer sonreír de lado, al parecerle gracioso el descaro de su esposo¿Su esposa?¿Ahora si
NarradorAbriendo sus ojos, apenas le regresó la consciencia, Dante pestañeó un par de veces tratando de adaptarse a la luz del hospital.Y es que pidiendo ayuda, Erika pudo trasladarlo para realizarle un par de estudios, para saber el estado de su corazón.Recordando lo sucedido con Abril, Hackett intentó colocarse de pie, y acercándose hasta él, una enfermera se lo impidió.—Señor, debe esperar, no puede colocarse de pie aún.Desprendiendo la vía de su brazo, Dante no se daba por vencido, y apoyando los pies en el suelo, este continuó quitándose los demás artefactos que se hallaban en su pecho—¡Deténgase!En un esfuerzo inútil, la mujer pretendió regresarlo a la cama, y al notar que no se quedaría tranquilo, presionó el botón para llamar a sus compañeras, quienes segundos después llegaron acompañados de Erika.—Dante... No puedes quitarte los monitoresAproximándose hasta él, Erika apoyo sus manos en los hombros de Dante, y elevando su vista, al escuchar la voz conocida, este se det
NarradorCon su boca media abierta, Abril pasaba su vista del juez a Ibbie, quien se hallaba a su lado al pie del estrado.Y es que por órdenes del tribunal se realizaría una audiencia por el asunto de su divorcio, a la cual Dante nunca llegóEl motivoSu estado de salud, que si bien habían pasado dos días desde su incidente a las afueras del restaurant, este se hallaba en la mansión Hackett bajo el cuidado de la familia, al menos de Nerio, y Georgia.Manteniendo su postura firme, la abogada de Dante presentó sus motivos para no estar allí, y viendo esto, el juez solo pospuso la sesión.—¿Enfermo del corazón? ¡Es un maldito idiota! A Dante le he tolerado de todo, que se halla marchado, que me haya dejado en ridículo, inclusive que no me hubiese dado ninguna explicación a su regreso. ¿Pero esto? Es el colmo.Pasando sus manos por su rostro colérica por la absurda excusa de Dante para no asistir, Abril salió del lugar lo más rápido que sus pies le permitían, y siguiéndola muy de cerca,
NarradorCon sus ojos abiertos, y sintiendo los labios de Dante devorar los suyos, Abril se quedó rígida de la impresión, sin poderse mover.Y es que ella jamás esperó esto, no cuando se supone que se hallaban en pleno proceso de divorcio, y sintiendo que las manos de él se aferraban a su cuerpo, con la intensión de no dejarla escapar, ella regresó a la realidad para clavar sus dientes en su labio inferior, haciéndolo sangrar.Sangrar a tal punto, que el sabor alcalino se quedó impregnado en su boca.—¡Abril!Sintiendo la presión de la sangre bombeando en su labio, y limpiando cualquier rastro de ella, Dante solo llevó la mano a la parte afectada, y tras quedarse observándola con el ceño de su frente fruncido, ella respondió.—¡Que sea la última vez que me pones una mano encima, Dante Hackett! Es hora de que me dejes en paz, hace tres años te marchaste de un momento a otro, ahora regresa por donde has llegado.Colérica, pero con el corazón trastocado por el besó que hizo su cuerpo vib
NarradorUna vez que Atlas llevó a Abril hasta su hogar, este regresó a la mansión Hackett, y hallando a Nerio justo en la estancia esperándo por él, sonrió de lado al ver el interés del patriarca.—Abuelo ¡Que gusto que aún me estés esperando!Nerio se giró sobre sus talones un poco cansado de los absurdos berrinches de Atlas, y viendo cómo este se acercaba a él, agregó.—Sabes la razón... Tienes dos semanas para irte a Europa, necesito que tomes el lugar que dejó Dante vacío.Inmediatamente, sin decir nada más, Atlas empezó a reír por lo absurdo de sus palabras, e introduciendo las manos en los bolsillos de su pantalón, habló.—Sabes que eso no sucederá, ni hoy, ni mañana... Ni siquiera en un millón de años. Mi lugar está aquí, junto a Abril, y no la dejaré solo porque tú lo ordenas.La paciencia de Nerio cada vez se hallaba más cerca de llegar a su límite. Atlas en lugar de pensar como un hombre de negocios, lo hacía como un niño enamorado que vivía para perseguir a su amada, algo
NarradorEncargándose de verificar personalmente que el resto de los ejemplares fuesen impresos, Abril daba un pequeño tour en compañía de su aún esposo Dante HackettSaludando a su jefa, un par de trabajadores se acercaron a ella, y tras abrazarla, un caballero le agradeció por su magnífica labor—Señora Granfort, mi esposa, y yo queríamos agradecerle por el programa de becas, gracias a usted mi hija podrá graduarse con honores en una de las mejores universidades del país.Abril, sonrió de manera genuina al ver que con el programa de becas que ofrecía a los hijos de los empleados, les estaba brindando la oportunidad de estudiar a quienes no tenían los recursos económicos —No tiene nada que agradecer, si su hija obtuvo un lugar entre los 250 jóvenes becados, es porque se ha esforzado... Además, para H&G es un gran placer colaborar en el crecimiento de la juventud.De esa misma forma, otro par de trabajadores se acercaron a agradecerle, y tras verificar que todo marchaba según lo acor
Narrador.Los siguientes días que pasaron, y después de que la revista empezó a circular, el grupo de trabajo se volvió a reunir un par de veces para debatir sobre el contenido del próximo número, reuniones a las que Dante no asistió porque Abril se lo había pedido días atrás.—Mantendremos el mismo contenido, a excepción del par de columnas señaladas en la pizarra.Mostrando un enorme pizarrón al final de la sala de juntas, Abril le empezó a comentar a su equipo un par de cambios, los cuales había sugerido Dante el primer día que llegó, y que ella, cerrada por el odio hacia él, no aceptó.—Estas columnas tienen ciertas fallas, y como una revista dirigida al público femenino, tenemos que innovar... Así que, ¿qué proponen?Rita, una de las encargadas de las columnas que serían eliminadas, elevó su mano, y tras recibir la orden de Abril de hablar, dijo.—Hace una semana hablé con el señor Dante, a quien le comenté que quería cambiar mi contenido, y el me dio sugerencias muy buenas... Co
NarradorDante enarcó una ceja, sabiendo que este momento llegaría, y dando un paso al frente vio como Erick le pidió seguirlo al despacho, en donde una vez que entraron cerró la puerta para hablar con tranquilidad.—¿Por dónde debería iniciar? ¿Por la parte en donde faltas a tu palabra? ¿O por dónde dejaste a mi hija en ridículo ante todos?Dante se mantuvo de pie a escasos metros de la puerta, erguido, sabiendo que se merecía todo el reproche de Erick, quien confió en él al entregarle a su única hija en matrimonio.—Sé que falté, Erick, pero todo tiene una explicación.El padre de Abril sonriendo de lado, llegó hasta su escritorio y, tomando asiento, solo respondió.—¿Cuál? Porque cuando te marchaste no dejaste más que una carta para excusarte, según estabas de viaje por negocios por la expansión de la revista, pero nada más... No le diste una explicación sensata a mi hija, quien sabías que te amabaDante presionó sus labios, reconociendo internamente que había sido un idiota con Ab