Luces de todos los colores en aquel club, gritos que se escuchaban desde afuera y un mundo completamente diferente al que él estaba acostumbrado era lo que ya podía ver desde afuera. No podía creer que después de tanta insistencia él estuviera ahí, tal y como su amigo se lo había propuesto.
Y entre todas las cosas, saber la razón por la que él había llegado hasta ahí lo seguía haciendo dudar.
Con cuidado, la camioneta negra junto con otras dos más que se paraban detrás de la primera, dejó abrir sus puertas haciendo que él primero que saliera fuera Renato para poder ayudar a su superior, el mismo al que le costaba manejarse en esa silla de ruedas a pesar del tiempo.
—No puedo creer que haya dejado que me traigas hasta aquí, solo espero que en verdad encontremos lo que estamos buscando.
Renato sonrió al momento que bajaba la silla de su superior. —No se preocupe, señor Rocha, le aseguro que este es el lugar que estamos buscando y aquí vamos a obtener a la mujer que buscamos para que no le quiten las empresas.
Y siendo vistos por toda la gente que estaba ahí y que por supuesto, no podían ser más poderosos que el mismo hombre que acababa de llegar, fueron abriendo el paso para que el hombre en silla de ruedas pudiera entrar.
Algunos reían, algunos más observaban con gran deslumbramiento mientras Willy disfrutaba de aquel sentimiento.
Y conforme fueron entrando los guardaespaldas de Willy, los hombres de servicio del club los acompañaron al darse cuenta que nunca habían tenido a una figura así de poderosa en un club tan… bizarro.
—Señores, ¿hay algo en lo que podamos servirle? —Preguntó uno de los hombres que trabajaban ahí.
—Una mesa para el señor, por favor —habló Renato con firmeza —. Pero no cualquier mesa, quiero una mesa de enfrente, usted sabe a lo que me refiero, ¿cierto? —Preguntó Renato al momento que dejaba un montón de billetes bien enrollados en el saco del guardaespaldas.
Y fue justamente en ese momento en que el hombre se dio cuenta que él era uno de los pocos hombres que llegaban al mes para comprar un vientre y salvar sus negocios.
—Sí, señor, en este momento los acomodamos en la mejor mesa y en dos horas el show de las mujeres perfectas que usted busca para sus negocios va a comenzar.
En ese momento Willy tomó el brazo del hombre. Odiaba que el hombre se hubiera referido a las mujeres como un negocio.
— ¿Sí, señor? —Preguntó el hombre de traje.
—No se vuelva a referir de esa manera a las mujeres en mi presencia, ¿de acuerdo?
—Lo siento, señor, lo siento mucho, no volverá a pasar.
En uno de los pequeños cuartos que usaban las mujeres que bailaban ahí, se encontraba Luna y Mercedes. El maquillaje cargado en el rostro de Mercedes que siempre había sido puro, la hacía ve más grande, el vestido pegado con el que se iba a presentar en esa noche. Había estado trabajando ahí por más dos meses y la verdad es que las cosas nunca fueron tan difíciles como creyó.
Solo tenía que bailar y nada más. Solo bailar y bailar como todas las noches.
— ¿Crees que sea muy pesado esta noche? —Preguntó Luna a Mercedes.
—No lo sé, la verdad es que no lo sé.
Y fue justamente en ese momento en que la puerta del camerino se abrió. El dueño del negocio estaba ahí. Un hombre regordete que adoraba tener mujeres jóvenes trabajando ahí.
— ¿Ya listas?
Luna y Mercedes se levantaron de sus lugares. —Señor, ya vamos para allá.
—No, no tan rápido Mercedes, Y tu Luna. Tú ya puedes abrir el show, tú Mercedes, quiero que te presentes conmigo para el show especial, acaba de llegar un tipo de mucho dinero y que busca lo que tú y yo sabemos, solo he escogido a cuatro y tú eres una de ellas.
En ese momento el corazón de Mercedes comenzó a palpitar con fuerza. Esa sería la tercera vez que iba a intentar ser ella la que alquilara su vientre y obtener el dinero que necesitaba para buscar a su hijo.
—En una hora sales, arréglate muy bien —dijo el hombre antes de salir del camerino.
Y fue justamente de esa manera en que dos horas se fueron entre bebidas que Willy compartió con su hombre de confianza, viendo a las mujeres bailando y sin que hubiera una que le interesara.
—No puedo creer que estás sean las mujeres que tienen en este club, ¿para esto me trajiste, Renato?
—Por favor, el show no ha comenzado, señor.
—No sé lo que te haré si no encuentro lo que necesitamos aquí, Julio se quedaría con todo y no lo puedo permitir.
En ese momento el mismo guardaespaldas se acercó. —Señor Rocha, las mujeres están listas para el show, pase conmigo por favor.
Y fue de esa manera en que la silla y Renato se movieron detrás del guardaespaldas hasta conducirlo a un salón de los más lujosos, donde las cuatro mujeres debían estar esperando por ser las elegidas.
Luces blancas que mostraban a cuatro mujeres que ya esperaban; una de vestido azul, otra de vestido morado, otra de falda negra y la última a la que más dura la mirada se le veía de vestido rojo.
Por un momento todas las dudas parecieron disiparse de la mente de Willy. En verdad que las cuatro mujeres ahí eran hermosas pero la última, la de vestido rojo ni siquiera se inmutaba por su presencia, al contrario de las otras que buscaban llamar la atención de ese hombre.
El show había comenzado. Cada una de ellas comenzó a modelar frente a él siendo tres las que le coqueteaban mientras la última solo parecía cumplir con su trabajo, algo que le llamó la atención de Willy hasta el hecho de no quitarle la mirada de encima. Parecía ser una mujer elegante, una mujer fuerte y nada inquebrantable.
El show no duró más de 20 minutos cuando el dueño le preguntó lo que esperaba.
—Y bien, señor, ¿hay alguna mujer que le haya interesado?
En ese momento Renato abrió los labios a punto de hablar. —No, la verdad es que n-
— ¡Yo compro a esa mujer! —Levantó la voz Willy al momento que señalaba a Mercedes, la del vestido rojo.
MINUTOS ANTES Como desde tiempo atrás lo había dicho Willy, él todo lo que necesitaba era una esposa, una mujer que pudiera darle la estabilidad que tarde o temprano podría pasar a ser de su hermano Julio.Julio era demasiado irresponsable, iba a terminar con esa empresa tarde o temprano.Así que siendo de esa manera, él había decidido ir a ese lugar que su amigo le había dicho. Pero claro que las cosas no eran tan sencillas y tampoco él se iba a lanzar por la primer mujer que encontrara en su camino.—Dígame, señor, ¿qué es lo que necesita en este momento? La verdad es que tenemos todo tipo de mujeres, usted solo pida y le haremos una oferta muy especial.—Todo lo que quiero es que la mujer sea sana, sea hermosa y lo demás no me importa, Quiero a un hijo sano y hermoso, no puedo pedir más y si hay una mujer como la que le acabo de describir.El hombre frente a él comenzó a reír. —Por supuesto que tenemos ese tipo de mujer y para su suerte, usted podrá escoger entre tres o cuatro, so
UNA SEMANA DESPUÉSUna semana había pasado desde el momento en qué Mercedes había conocido aquel hombre que estaba dispuesta a comprarla, una semana había pasado para muchas personas también, no solo era la vida de Mercedes sino también la de aquel hombre en silla de ruedas. Teniendo a su mano derecha a su lado todo pudo ser más fácil. En el momento en que había llegado a un acuerdo con el hombre que había dicho que el vientre de Mercedes estaba en renta, no pudo dejar de pensar en ella pero no en esa manera de poseerla o simplemente saciar la necesidad que tenía, y que era la de tener un hijo lo antes posible. Willy no era un hombre así, él era diferente, diferente a todos los demás, quizá a raíz de lo que había pasado con el accidente o la verdad es que no se sabía la realidad.Era él y su mano derecha los que estaban buscando toda la información que tuvieran de ella. No había mucho, solo se decía que por algunas causas desconocidas ella había dejado a la escuela teniendo 18 años,
Habiendo caminado por todas esas calles después de lo que le hizo al hombre que había estado dispuesto a pagar mucho dinero por el solo hecho de que ella tuviera en su vientre durante 9 meses a su hijo y después, lo dejara como si nada.Mercedes siguió su camino hasta poder llegar a ese lugar en el que trabajaba los fines de semana y que a diferencia de lo que la gente pensaba, no era un mal lugar. Simplemente no sabían lo que dentro pasaba. Mercedes era una de las personas que más se daba respetar después de todo lo que le había pasado.Cuando llegó adentro se dio cuenta que los compañeros de limpieza, la gente que atendía el bar, los meseros, las meseras, todos los demás estaban ayudando para que todo saliera bien esa noche como siempre seguramente.Ella siguió su camino simplemente pensando en el hombre que había dejado atrás y que después de todo eso que había hecho, era lo mejor que pudo hacer para callarle la boca de una sola vez.Iba dando la vuelta a la izquierda donde su cubí
De vuelta en la Ciudad de México donde estaba la empresa de los Rocha, Emilia no podía sonreír más en ese día.Lo había logrado, había hecho lo que tanto se había propuesto durante años y eso era quitarle el puesto de CEO a su hijo mayor y hacer que Julio se quedara con él pero, ¿por qué tanto odio para Willy si él también era su hijo? Cualquiera que supiera de sus pensamientos y sus sentimientos pensaría que Willy no llevaba realmente la sangre de esa mujer.Sentada frente al escritorio que Julio no iba a demorar en usar quizá uno o dos días más, Emilia recordó aquellos días. Había pasado mucho tiempo ya desde ese día, así como también habían pasado muchos años desde la promesa que se hizo cuando lo supo.Era muy joven cuando se casó con Antonio Rocha. El padre de Julio Rocha. Todo marchaba bien entre ellos, parecían ser la familia perfecta ella era una mujer de clase que lamentablemente, había perdido a sus padres y a sus familiares antes pero no por eso había dejado de ser más pode
Willy no era un mal hombre simplemente estaba cansado de todo lo que le había pasado en la vida. Después del accidente era como si ni teniendo puesto ese traje que le daba poder seguiría siendo un bueno para nada. No había nada bueno en el mundo para él, todo se mantenía siendo lo mismo, solo desgracias, solo la gente que estaba en contra suya, los mismos accionistas que no soportaban tener aún CEO inválido como ellos lo llamaban, llevándolos así a ver simplemente la vida en Julio, creyendo que en su cuerpo sano, lo tenía todo.Tal vez era cierto, un cuerpo que servía, una mente que podía ser tan inteligente como la de su hermano Willy pero nunca teniendo la fuerza de voluntad ni de liderazgo que tenía Willy. Julio prefiriendo gastar todo ese intelecto y ese cuerpo joven simplemente en alcohol, amigos, fiestas, vistiendo lo mejor como si las marcas importaran, usando los mejores carros y Emilia protegiéndolo siempre.Willy y Julio eran diferentes pero, ¿por qué de Emilia no había reci
Era ya la mañana para la familia Rocha. Todo había salido como Emilia había planeado, cada paso dado no era más que un paso más cerca de su meta, la meta que ya podía saborear junto con su hijo menor Julio y el único que estaba en su recámara recostada en su cama mientras recostado la cabeza en el regazo de su madre. Ninguno de los dos sabía qué decir exactamente, tenía la mirada perdida en aquel lugar en la cima, en el país donde todos sus sueños se habían hecho realidad y ahora solo tenían que cuidarlo.— ¿Mamá?—Dime, Julio. —La verdad es que no puedo creer que hemos llegado hasta aquí y claro, siendo más por ti que por mí. Solo bastó que Willy se fuera una semana para que tú dieras el golpe final.Emilia comenzó a reír con esas palabras que su hijo le decía. —Hijo, no lo digas así, no soy tan mala madre también quiero mucho a Willy, él es tu hermano después de todo, pero no me parecía muy justo que él fuera el CEO de las empresas que tu padre siempre quiso para ti.—Me hubiera g
En ese gran comedor familiar solo se escuchaban los cubiertos golpeando contra la cerámica de los platos que tenían frente a ellos, también se lograba escuchar los diferentes sonidos de líquidos que estaba resguardado en cada una de las tazas de los presentes. No se habían dicho nada decía más de 5 minutos. Es que la verdad era que Julio no sabía qué decir y Emilia no quería presionar más a su hijo de lo que ya lo había hecho. Pero al final él tenía que saberlo, ahora que tenía el puesto en sus manos no debía darles ninguna excusa a los accionistas para romper con el trato. Todos los movimientos adelante eran más sencillos, ¿qué le hacía detener a Julio sus pasos? —Julio —, preguntó ella mientras se limpiaba la boca con su servilleta blanca. — ¿Sí, mamá? — ¿Ya has pensado en lo que te dije ayer en la noche?— ¿Mamá, podríamos por favor, desayunar en paz? —Ya, ya pensaré en eso después, ahorita solo quiero disfrutar un poco de este poder mientras sigo siendo yo.—No les puedes dar
Cuando todo estuvo listo para que todos juntos tomaran asiento, en silencio Luna y Mercedes continuaron comiendo. No había nada que se pudieran decir así que esa fue la oportunidad de Willy romper el hielo habiendo terminado de llevarse la cuchara llena de sopa de verduras hacía su boca.—Para no tener en qué caerse muertas debo decir que cocinan muy bien —dijo Willy.—La verdad es que yo no sé cocinar, todo el crédito es de Mercedes —dijo Luna al momento.Mercedes volteó a ver al hombre cómo si él se estuviera burlando de ella, lo que ella no sabía es que él estaba siendo totalmente honesto con ella.—¿Lo dice para burlarse de que seguramente usted tiene una enorme casa con sirvientes las veinticuatro horas o lo di-—Lo digo de manera honesta, señorita Mercedes. ¿O usted tiene la autoestima tan abajo que no puede considerar este como un verdadero cumplido?Mercedes estaba a punto de perder los estribos pero no lo iba a hacer. No en ese momento.—Como sea, muchas gracias por la comida