MI HIJO

Devuelta a uno de los pasillos, donde sentía Teresa que era su lugar en lo que llegaba su marido. No pudo separarse del lugar donde sentía que necesitaba estar más que nunca.

Y siendo de esa manera, se quedó esperando mientras Julio y Emilia habían ido a algún a firmar ciertas autorizaciones para que procedieran con el pequeño. Fue en ese momento que alguien, levantando la voz llamó su atención.

—Ya te lo he dicho antes —dijo una voz femenina.

—No, no entiendo, ¿cómo que ya me lo has dicho antes? ¿No te das cuenta mamá que si ella está aquí es porque en el interior verdaderamente siente algo por ese niño?

—¿Hasta cuándo te vas a atrever a callarte? Esto no es algo de lo que puedes ir hablando por ahí.

—Yo le hice daño a esa mujer.

—No, tú no hiciste nada. Tú no dijiste, ni le hiciste nada.

—Ella es Mercedes. Ella es la mujer a la que siempre quise para mí.

—Cállate.

Teresa se acercó un poco más mientras se escondía en la columna. Ahora Julio declaraba que siempre estuvo obsesionado co
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