Diez años se habían ido de la misma manera. Era fácil decirlo, diez años que no hacían más que el conteo de una vida entera. ¿Qué podíamos decir de Emilia? La misma mujer que había conquistado tanto territorio alrededor del mundo con tan increíbles negocios. Y si antes se le podía describir como una mujer que no sentía nada, que no tenía sentimientos, que la vida no era más que la oportunidad de venir y aplastar y pasar por encima de quien ella quisiera, ahora podíamos decir que el tiempo solo se había encargado de convertirla en una mujer despiadada. Una mujer que pasaba y cortaba cabezas sin importar nada más.Habiendo disfrutado de aquella noche como casi siempre lo hacía en las manos de aquel hombre que había conocido en su camino, Emilia se recargó en la cabecera de la cama mientras cubría su pecho con la sábanas blanca de la cama. Una sonrisa estaba en su rostro pero no del tipo de sonrisa que daría una mujer que es plenamente feliz sino una mujer que simplemente se sentía compl
Y quizá lo mismo para Willy, que nunca había tenido aquella cercanía con Luna a pesar del tiempo y de los años que llevaba de conocerla, era cierto que recordaba la manera en la que ella siempre intentó acercarse cuando algo no estaba bien en él cuando se sentía triste, era como si ella pudiera saberlo o lo pudiera ver, simplemente en su rostro pero ahora que él había crecido y que se había hecho un hombre muy importante en aquellos negocios todo lo que podía hacer era pensar en aquellos momentos que perdió y que no le quiso dar oportunidad a Luna para que entraran en su vida como una amiga más, es que ese era el tipo de vida que él tenía que llevar, una vida tranquila, una vida en la que nadie se metiera para que no pudiera hacer más daño del que él se estaba haciendo. Si tan solo Willy se hubiera dado cuenta que él no era el único despertado pues de un momento a otro sintió extrañar mucho a su hijo, tanto que no pudo dormir en tan solo ese minuto que fue en el mismo que Willy se l
Una mañana nueva que llegaba para ellos llena de oportunidades, donde los mejores negocios y los mejores compromisos entre territorios estaban a punto de hacerse, Teresa siempre fue buena en eso, o al menos eso demostró cuando Willy y todos sus hombres le empezaron a dar la oportunidad, no había nada de lo que pudiera preocuparse Luna pero por el otro lado estaba que Teresa así como era de fuerte también podía ser débil, ya sabía Luna lo que ella estaba sintiendo por ese hombre y sabía lo que Willy estaba sintiendo por ella, eso podía ser tan peligroso aunque no pareciera de esa manera había cosas ahí, cosas en su futuro que aunque ellos no lo vieran en ese momento los iban a terminar afectando.El último compromiso entre las empresas y las personas que gobernaban en ellos estaba a punto de hacerse, fue Teresa la que se encargó de todo junto con Luna, la verdad es que Willy había perdido un poco de poder sobre los negocios rusos.Teresa ya tenía todo su plan bien definido ella pronto
En ese momento sonrío mientras la saludaba con un ademán, ella se acercó de igual manera con una sonrisa, ahora la que estaba nerviosa era ella, ni siquiera sabía cómo empezar a decir todo eso que le aquejaba y por lo que iba a empezar a una nueva vida.Poco a poco y siendo silenciosa hasta con sus movimientos, se sentó frente a Rachel y esperó, la verdad es que no sabía qué era lo que estaba esperando si su saludo o algo más.—Mercedes, es bueno verte después de tanto tiempo.Mercedes sonrió al momento que bajaba un poco la mirada, no era eso de lo que quería hablar, había algo más. —Sí, la verdad es que yo también creí que nunca nos volveríamos a ver.Richard le dedicó una pequeña mirada y después la bajó. Sonrió, lo que jamás iba a entender es que, ¿por qué sí Mercedes había cambiado de esa manera y nunca se lo dijo?La verdad es que no sabía mucho de cuánto había cambiado su vida, simplemente sabía lo que ella le había dejado saber.—Pero…—Pero —, los dos dijeron casi al mismo t
Nunca había sido una mujer a la que le gustara caminar sola por las noches, día a día se escuchaban de los peligros las chicas como ella pasaban, sin tener la seguridad de que llegarían bien a casa pero quizá, ese no era el caso de Mercedes. Y es que no había más, llegar hasta las once de la noche a casa, estar de vuelta después de un largo día de trabajo y de estudios, estudios que esperaba en algún momento de la vida la llevaran a algún lugar.En casa un hombre que no le podía dar toda la atención del mundo solo porque había decidido dejarse caer en el alcohol cuando su esposa lo dejó y el mismo que era su padre. Un padre que la estaba dejando a su suerte.Mientras caminaba por aquel callejón oscuro, aquel recuerdo de la mañana se le vino a la mente. Incluso pensar en eso le ponía los nervios de punta.— ¡Hey, bonita! ¿A dónde vas tan solita? —Preguntó el joven de no más de veinte años que siempre había estado detrás de ella. Un joven de cabello claro, un poco ondulado, el más guap
Mansión de los Rocha, siendo la más grande, la más poderosa de toda la ciudad, y una de las familias que mantenía a la compañía más grande de joyas, no había nada que le faltara, todo el mundo parecía estar a sus pies. ¿Y cómo no estarlo si había una razón poderosa para pensar en la madre de los Rocha como la mujer más despiadada?—Hola mamá, ya llegué —gritaron casi desde la entrada.En ese momento Emilia, una mujer de cincuenta años pero muy hermosa para su edad, una edad que no aparentaba, dejó caer el libro de la compañía en el centro al escuchar a su hijo más pequeño entrar. —Ven, mi amor, dale un beso a tu madre —y sin más, Julio se acercó a ella para darle un beso en la mejilla —. ¿Cómo te fue en la escuela, mi amor?—Bien, bien, mamá, pronto te van a entregar las calificaciones, espero que me lleves de viaje cuando veas mis calificaciones.— ¿A dónde quiere ir mi hijo consentido?—No lo sé, yo creo que a Francia, me encanta Francia. —Dime algo, hijo, ¿es cierto que ya no pi
Días que se fueron paso a paso, un rumor que se expandió por toda la escuela, y una sola persona que ya no parecía tener tranquilidad en el interior después de lo que escuchaba a diario.Ese día, siendo más temprano que otros, en plena comida de la familia Rocha, la puerta principal se abrió dejando ver al joven Julio Rocha, el cual ni siquiera saludó, solo corrió escaleras arriba queriéndose encerrar en su habitación.— ¿Tu hijo ya ni siquiera sabe cómo saludar? —Preguntó Willy a su madre mientras se llevaba un trozo de carne a la boca. Emilia no hizo caso a las provocaciones de su hijo mayor y simplemente se levantó de la mesa, mientras se disculpaba.Emilia subió rápido las escaleras, ahí, en la habitación tercera a la izquierda, la puerta se encontraba abierta mientras Emilia pudo ver a su hijo Julio ir de un lado a otro como si estuviera sumamente desesperado.—Julio, por Dios, ¿qué te pasa? —Preguntó Emilia entrando.Julio volteó a ver a su madre. Ella era todo lo que él ten
Tendida en una cama de hospital, el hospital más descuidado de la zona, Mercedes sintió como poco a poco su cuerpo se comenzó a mover. Un impulso le había hecho despertar así como las últimas imágenes y las palabras de la doctora sobre su hijo.Los ojos de Mercedes se abrieron de par en par solo para encontrar a su amiga Luna llorando al pie de la cama. No entendía que era lo que acababa de pasar ahora.— ¿Luna, qué es lo que está pasando?Luna quiso cercarse las lágrimas al momento pero ya era demasiado tarde, Mercedes tenía que saberlo tarde o temprano.— ¡Luna, te hice una pregunta!— ¡Ay, amiga!— ¿Qué pasa? —Sucede que… sucede que…— ¿Qué?—Amiga, se llevaron a tu bebé, no sé cómo fue lo que pasó peo alguien sacó a tu bebé de aquí.Negando con la cabeza mientras una sonrisa de incredulidad se mostraba, las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Mercedes. Alguien le había quitado a su hijo, eso era lo último que ella podía esperar. Más de tres horas habían si