Nunca había sido una mujer a la que le gustara caminar sola por las noches, día a día se escuchaban de los peligros las chicas como ella pasaban, sin tener la seguridad de que llegarían bien a casa pero quizá, ese no era el caso de Mercedes. Y es que no había más, llegar hasta las once de la noche a casa, estar de vuelta después de un largo día de trabajo y de estudios, estudios que esperaba en algún momento de la vida la llevaran a algún lugar.
En casa un hombre que no le podía dar toda la atención del mundo solo porque había decidido dejarse caer en el alcohol cuando su esposa lo dejó y el mismo que era su padre. Un padre que la estaba dejando a su suerte.
Mientras caminaba por aquel callejón oscuro, aquel recuerdo de la mañana se le vino a la mente. Incluso pensar en eso le ponía los nervios de punta.
— ¡Hey, bonita! ¿A dónde vas tan solita? —Preguntó el joven de no más de veinte años que siempre había estado detrás de ella.
Un joven de cabello claro, un poco ondulado, el más guapo de su grupo de amigos y sobre todo, rico, con mucho dinero hasta para comprar las mujeres de toda una vida si así lo quisiera, y que a diferencia de él, Mercedes estaba en esa escuela gracias a una beca que había logrado obtener con su gran capacidad intelectual aunque para cubrir la otra parte de la beca tenía que trabajar como lo hacía ya que no contaba con la ayuda de su padre como era de esperarse.
—Por favor, déjame en paz, Julio, no quiero tener nada que ver contigo o con tu grupo de amigos.
— ¿Me rechazas, bonita? Eso es imperdonable, no sabes a cuántas mujeres les gustaría tener a un hombre yo.
—No presumas de eso, Julio, no eres mejor que nadie.
Esas palabras hicieron que Julio se deshiciera de su sonrisa, esa chica de no más de diecisiete años le estaba dando una lección.
—Te lo diré de una forma más sencilla —dijo él al momento que la tomaba del brazo de manera brusca, hasta el grado de lastimarla.
— ¡Julio, qué te pasa, suéltame!
— ¡Te lo diré una sola vez, niña bonita! Tienes hasta las siete de la noche para tomar una decisión, ve a mi fiesta de cumpleaños en el vestido que te mandé comprar y que llegó a tu sucia casa, si no vas te juro que voy a tomar eso como un rechazo y es ahí donde vas a ver de todo lo que soy capaz porque ya debería de saber que yo consigo todo lo que me propongo.
— ¡Me estás lastimando!
— ¿Me escuchaste?
— ¡Suéltame, imbécil!
— ¿Me escuchaste?
Y sin más, Julio soltó la mano de Mercedes de manera brusca para después irse como el imbécil que era, pensando que lo iba a obtener todo de ella.
Una sonrisa tonta se hizo en el rostro de Mercedes al pensar que Julio en verdad podía conseguir lo que ella quisiera con Mercedes. ¿Qué era lo que él podía hacer? ¡Nada! No era más que un imbécil que mañana ya podía conseguir a otro capricho.
Y con ese pensamiento en mente, Mercedes continuó su camino por el callejón oscuro cuando de pronto, vio entre la oscuridad y la luz, tres sombras que caminaban detrás de ella. Asustada, volteó, se dio cuenta que eran tres hombres a los que no se les veía el rostro por completo.
Fue en ese momento en que Mercedes aceleró el paso y en menos de dos segundos, los hombres hicieron lo mismo, Mercedes corrió, lo mismo hicieron ellos. Fue ahí cuando ella descubrió que ellos iban detrás de ella.
No había nadie que pudiera escucharla si gritaba, Mercedes corrió y corrió y justo e el momento en que pensó en que ya los había perdido, alguien le jaló el cabello por detrás al mismo tiempo que le taparon la boca hasta arrastrarla hasta debajo de una escaleras.
No importaba cuánto ella gritara, nadie parecía escucharla, inmediatamente solo risas de los hombres que tenían cubierto el rostro, el infierno apenas comenzaba para Mercedes, pues ese fue el principio para un sinfín de golpes que ellos le dieron al mismo tiempo que se aprovechaban de su inocencia, siendo una mujer de apenas 20 años su mundo se venía abajo por tres hombres que la estaba ultrajando a más no poder.
Gritos y suplicas que ellos nunca escucharon hasta que saciaron sus malditas necesidades como los animales que eran fue cuando la dejaron ahí, bajo las escaleras, con la ropa rota, mientras ella lloraba a más no poder su suerte.
¿Quiénes era ellos, por qué le habían hecho eso? Mercedes acababa de ser burlada de la peor manera.
Todos sus sueños se perdían, ser la mejor fisioterapeuta había quedado atrás ahora que no tenía nada, lo que no sabía es que ese iba a ser el principio a mil humillaciones que vendrían en un futuro.
Dos meses que se fueron lentos, dos meses en que Mercedes solo tenía pesadillas con lo que había sucedido en aquella noche. Y es que desde esa vez, ella no volvió a ser la misma.
— ¿Por qué se desmayó mi amiga, doctora? —Preguntó la mejor amiga de Mercedes estando en el consultorio de la doctora después de que Mercedes cayera al suelo en plena exposición en su clase.
La doctora miró a Mercedes y a Luna con desagrado. — ¿No es obvio?
—No, la verdad es que no —contestó Luna molesta —. ¿Qué tiene mi amiga?
—Nada, solo que tu amiga se va a convertir en la burla de una escuela de prestigio, tu amiga está embarazada, ¿sabes el mal ejemplo que le va a dar a las niñas de bien en esta escuela?
Eso no podía ser cierto. ¿Mercedes había escuchado bien? Estaba embarazada pero, ¿cómo? Ella no había estado con nadie excepto por el hecho de que aquel abuso.
Mansión de los Rocha, siendo la más grande, la más poderosa de toda la ciudad, y una de las familias que mantenía a la compañía más grande de joyas, no había nada que le faltara, todo el mundo parecía estar a sus pies. ¿Y cómo no estarlo si había una razón poderosa para pensar en la madre de los Rocha como la mujer más despiadada?—Hola mamá, ya llegué —gritaron casi desde la entrada.En ese momento Emilia, una mujer de cincuenta años pero muy hermosa para su edad, una edad que no aparentaba, dejó caer el libro de la compañía en el centro al escuchar a su hijo más pequeño entrar. —Ven, mi amor, dale un beso a tu madre —y sin más, Julio se acercó a ella para darle un beso en la mejilla —. ¿Cómo te fue en la escuela, mi amor?—Bien, bien, mamá, pronto te van a entregar las calificaciones, espero que me lleves de viaje cuando veas mis calificaciones.— ¿A dónde quiere ir mi hijo consentido?—No lo sé, yo creo que a Francia, me encanta Francia. —Dime algo, hijo, ¿es cierto que ya no pi
Días que se fueron paso a paso, un rumor que se expandió por toda la escuela, y una sola persona que ya no parecía tener tranquilidad en el interior después de lo que escuchaba a diario.Ese día, siendo más temprano que otros, en plena comida de la familia Rocha, la puerta principal se abrió dejando ver al joven Julio Rocha, el cual ni siquiera saludó, solo corrió escaleras arriba queriéndose encerrar en su habitación.— ¿Tu hijo ya ni siquiera sabe cómo saludar? —Preguntó Willy a su madre mientras se llevaba un trozo de carne a la boca. Emilia no hizo caso a las provocaciones de su hijo mayor y simplemente se levantó de la mesa, mientras se disculpaba.Emilia subió rápido las escaleras, ahí, en la habitación tercera a la izquierda, la puerta se encontraba abierta mientras Emilia pudo ver a su hijo Julio ir de un lado a otro como si estuviera sumamente desesperado.—Julio, por Dios, ¿qué te pasa? —Preguntó Emilia entrando.Julio volteó a ver a su madre. Ella era todo lo que él ten
Tendida en una cama de hospital, el hospital más descuidado de la zona, Mercedes sintió como poco a poco su cuerpo se comenzó a mover. Un impulso le había hecho despertar así como las últimas imágenes y las palabras de la doctora sobre su hijo.Los ojos de Mercedes se abrieron de par en par solo para encontrar a su amiga Luna llorando al pie de la cama. No entendía que era lo que acababa de pasar ahora.— ¿Luna, qué es lo que está pasando?Luna quiso cercarse las lágrimas al momento pero ya era demasiado tarde, Mercedes tenía que saberlo tarde o temprano.— ¡Luna, te hice una pregunta!— ¡Ay, amiga!— ¿Qué pasa? —Sucede que… sucede que…— ¿Qué?—Amiga, se llevaron a tu bebé, no sé cómo fue lo que pasó peo alguien sacó a tu bebé de aquí.Negando con la cabeza mientras una sonrisa de incredulidad se mostraba, las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Mercedes. Alguien le había quitado a su hijo, eso era lo último que ella podía esperar. Más de tres horas habían si
Luces de todos los colores en aquel club, gritos que se escuchaban desde afuera y un mundo completamente diferente al que él estaba acostumbrado era lo que ya podía ver desde afuera. No podía creer que después de tanta insistencia él estuviera ahí, tal y como su amigo se lo había propuesto.Y entre todas las cosas, saber la razón por la que él había llegado hasta ahí lo seguía haciendo dudar. Con cuidado, la camioneta negra junto con otras dos más que se paraban detrás de la primera, dejó abrir sus puertas haciendo que él primero que saliera fuera Renato para poder ayudar a su superior, el mismo al que le costaba manejarse en esa silla de ruedas a pesar del tiempo.—No puedo creer que haya dejado que me traigas hasta aquí, solo espero que en verdad encontremos lo que estamos buscando.Renato sonrió al momento que bajaba la silla de su superior. —No se preocupe, señor Rocha, le aseguro que este es el lugar que estamos buscando y aquí vamos a obtener a la mujer que buscamos para que
MINUTOS ANTES Como desde tiempo atrás lo había dicho Willy, él todo lo que necesitaba era una esposa, una mujer que pudiera darle la estabilidad que tarde o temprano podría pasar a ser de su hermano Julio.Julio era demasiado irresponsable, iba a terminar con esa empresa tarde o temprano.Así que siendo de esa manera, él había decidido ir a ese lugar que su amigo le había dicho. Pero claro que las cosas no eran tan sencillas y tampoco él se iba a lanzar por la primer mujer que encontrara en su camino.—Dígame, señor, ¿qué es lo que necesita en este momento? La verdad es que tenemos todo tipo de mujeres, usted solo pida y le haremos una oferta muy especial.—Todo lo que quiero es que la mujer sea sana, sea hermosa y lo demás no me importa, Quiero a un hijo sano y hermoso, no puedo pedir más y si hay una mujer como la que le acabo de describir.El hombre frente a él comenzó a reír. —Por supuesto que tenemos ese tipo de mujer y para su suerte, usted podrá escoger entre tres o cuatro, so
UNA SEMANA DESPUÉSUna semana había pasado desde el momento en qué Mercedes había conocido aquel hombre que estaba dispuesta a comprarla, una semana había pasado para muchas personas también, no solo era la vida de Mercedes sino también la de aquel hombre en silla de ruedas. Teniendo a su mano derecha a su lado todo pudo ser más fácil. En el momento en que había llegado a un acuerdo con el hombre que había dicho que el vientre de Mercedes estaba en renta, no pudo dejar de pensar en ella pero no en esa manera de poseerla o simplemente saciar la necesidad que tenía, y que era la de tener un hijo lo antes posible. Willy no era un hombre así, él era diferente, diferente a todos los demás, quizá a raíz de lo que había pasado con el accidente o la verdad es que no se sabía la realidad.Era él y su mano derecha los que estaban buscando toda la información que tuvieran de ella. No había mucho, solo se decía que por algunas causas desconocidas ella había dejado a la escuela teniendo 18 años,
Habiendo caminado por todas esas calles después de lo que le hizo al hombre que había estado dispuesto a pagar mucho dinero por el solo hecho de que ella tuviera en su vientre durante 9 meses a su hijo y después, lo dejara como si nada.Mercedes siguió su camino hasta poder llegar a ese lugar en el que trabajaba los fines de semana y que a diferencia de lo que la gente pensaba, no era un mal lugar. Simplemente no sabían lo que dentro pasaba. Mercedes era una de las personas que más se daba respetar después de todo lo que le había pasado.Cuando llegó adentro se dio cuenta que los compañeros de limpieza, la gente que atendía el bar, los meseros, las meseras, todos los demás estaban ayudando para que todo saliera bien esa noche como siempre seguramente.Ella siguió su camino simplemente pensando en el hombre que había dejado atrás y que después de todo eso que había hecho, era lo mejor que pudo hacer para callarle la boca de una sola vez.Iba dando la vuelta a la izquierda donde su cubí
De vuelta en la Ciudad de México donde estaba la empresa de los Rocha, Emilia no podía sonreír más en ese día.Lo había logrado, había hecho lo que tanto se había propuesto durante años y eso era quitarle el puesto de CEO a su hijo mayor y hacer que Julio se quedara con él pero, ¿por qué tanto odio para Willy si él también era su hijo? Cualquiera que supiera de sus pensamientos y sus sentimientos pensaría que Willy no llevaba realmente la sangre de esa mujer.Sentada frente al escritorio que Julio no iba a demorar en usar quizá uno o dos días más, Emilia recordó aquellos días. Había pasado mucho tiempo ya desde ese día, así como también habían pasado muchos años desde la promesa que se hizo cuando lo supo.Era muy joven cuando se casó con Antonio Rocha. El padre de Julio Rocha. Todo marchaba bien entre ellos, parecían ser la familia perfecta ella era una mujer de clase que lamentablemente, había perdido a sus padres y a sus familiares antes pero no por eso había dejado de ser más pode