YO COMPRO A ESA MUJER
YO COMPRO A ESA MUJER
Por: Marycruz González
PRÓLOGO

Nunca había sido una mujer a la que le gustara caminar sola por las noches, día a día se escuchaban de los peligros las chicas como ella pasaban, sin tener la seguridad de que llegarían bien a casa pero quizá, ese no era el caso de Mercedes. Y es que no había más, llegar hasta las once de la noche a casa, estar de vuelta después de un largo día de trabajo y de estudios, estudios que esperaba en algún momento de la vida la llevaran a algún lugar.

En casa un hombre que no le podía dar toda la atención del mundo solo porque había decidido dejarse caer en el alcohol cuando su esposa lo dejó y el mismo que era su padre. Un padre que la estaba dejando a su suerte.

Mientras caminaba por aquel callejón oscuro, aquel recuerdo de la mañana se le vino a la mente. Incluso pensar en eso le ponía los nervios de punta.

— ¡Hey, bonita! ¿A dónde vas tan solita? —Preguntó el joven de no más de veinte años que siempre había estado detrás de ella.

Un joven de cabello claro, un poco ondulado, el más guapo de su grupo de amigos y sobre todo, rico, con mucho dinero hasta para comprar las mujeres de toda una vida si así lo quisiera, y que a diferencia de él, Mercedes estaba en esa escuela gracias a una beca que había logrado obtener con su gran capacidad intelectual aunque para cubrir la otra parte de la beca tenía que trabajar como lo hacía ya que no contaba con la ayuda de su padre como era de esperarse.

—Por favor, déjame en paz, Julio, no quiero tener nada que ver contigo o con tu grupo de amigos.

— ¿Me rechazas, bonita? Eso es imperdonable, no sabes a cuántas mujeres les gustaría tener a un hombre yo.

—No presumas de eso, Julio, no eres mejor que nadie.

Esas palabras hicieron que Julio se deshiciera de su sonrisa, esa chica de no más de diecisiete años le estaba dando una lección.

—Te lo diré de una forma más sencilla —dijo él al momento que la tomaba del brazo de manera brusca, hasta el grado de lastimarla.

— ¡Julio, qué te pasa, suéltame!

— ¡Te lo diré una sola vez, niña bonita! Tienes hasta las siete de la noche para tomar una decisión, ve a mi fiesta de cumpleaños en el vestido que te mandé comprar y que llegó a tu sucia casa, si no vas te juro que voy a tomar eso como un rechazo y es ahí donde vas a ver de todo lo que soy capaz porque ya debería de saber que yo consigo todo lo que me propongo.

— ¡Me estás lastimando!

— ¿Me escuchaste?

— ¡Suéltame, imbécil!

— ¿Me escuchaste?

Y sin más, Julio soltó la mano de Mercedes de manera brusca para después irse como el imbécil que era, pensando que lo iba a obtener todo de ella.

Una sonrisa tonta se hizo en el rostro de Mercedes al pensar que Julio en verdad podía conseguir lo que ella quisiera con Mercedes. ¿Qué era lo que él podía hacer? ¡Nada! No era más que un imbécil que mañana ya podía conseguir a otro capricho.

Y con ese pensamiento en mente, Mercedes continuó su camino por el callejón oscuro cuando de pronto, vio entre la oscuridad y la luz, tres sombras que caminaban detrás de ella. Asustada, volteó, se dio cuenta que eran tres hombres a los que no se les veía el rostro por completo.

Fue en ese momento en que Mercedes aceleró el paso y en menos de dos segundos, los hombres hicieron lo mismo, Mercedes corrió, lo mismo hicieron ellos. Fue ahí cuando ella descubrió que ellos iban detrás de ella.

No había nadie que pudiera escucharla si gritaba, Mercedes corrió y corrió y justo e el momento en que pensó en que ya los había perdido, alguien le jaló el cabello por detrás al mismo tiempo que le taparon la boca hasta arrastrarla hasta debajo de una escaleras.   

No importaba cuánto ella gritara, nadie parecía escucharla, inmediatamente solo risas de los hombres que tenían cubierto el rostro, el infierno apenas comenzaba para Mercedes, pues ese fue el principio para un sinfín de golpes que ellos le dieron al mismo tiempo que se aprovechaban de su inocencia, siendo una mujer de apenas 20 años su mundo se venía abajo por tres hombres que la estaba ultrajando a más no poder.

Gritos y suplicas que ellos nunca escucharon hasta que saciaron sus malditas necesidades como los animales que eran fue cuando la dejaron ahí, bajo las escaleras, con la ropa rota, mientras ella lloraba a más no poder su suerte.

¿Quiénes era ellos, por qué le habían hecho eso? Mercedes acababa de ser burlada de la peor manera.

Todos sus sueños se perdían, ser la mejor fisioterapeuta había quedado atrás ahora que no tenía nada, lo que no sabía es que ese iba a ser el principio a mil humillaciones que vendrían en un futuro.    

            Dos meses que se fueron lentos, dos meses en que Mercedes solo tenía pesadillas con lo que había sucedido en aquella noche. Y es que desde esa vez, ella no volvió a ser la misma.

— ¿Por qué se desmayó mi amiga, doctora? —Preguntó la mejor amiga de Mercedes estando en el consultorio de la doctora después de que Mercedes cayera al suelo en plena exposición en su clase.    

La doctora miró a Mercedes y a Luna con desagrado. — ¿No es obvio?

—No, la verdad es que no —contestó Luna molesta —. ¿Qué tiene mi amiga?

—Nada, solo que tu amiga se va a convertir en la burla de una escuela de prestigio, tu amiga está embarazada, ¿sabes el mal ejemplo que le va a dar a las niñas de bien en esta escuela?

Eso no podía ser cierto. ¿Mercedes había escuchado bien? Estaba embarazada pero, ¿cómo? Ella no había estado con nadie excepto por el hecho de que aquel abuso.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo