UNA SEMANA DESPUÉSUna semana había pasado desde el momento en qué Mercedes había conocido aquel hombre que estaba dispuesta a comprarla, una semana había pasado para muchas personas también, no solo era la vida de Mercedes sino también la de aquel hombre en silla de ruedas. Teniendo a su mano derecha a su lado todo pudo ser más fácil. En el momento en que había llegado a un acuerdo con el hombre que había dicho que el vientre de Mercedes estaba en renta, no pudo dejar de pensar en ella pero no en esa manera de poseerla o simplemente saciar la necesidad que tenía, y que era la de tener un hijo lo antes posible. Willy no era un hombre así, él era diferente, diferente a todos los demás, quizá a raíz de lo que había pasado con el accidente o la verdad es que no se sabía la realidad.Era él y su mano derecha los que estaban buscando toda la información que tuvieran de ella. No había mucho, solo se decía que por algunas causas desconocidas ella había dejado a la escuela teniendo 18 años,
Habiendo caminado por todas esas calles después de lo que le hizo al hombre que había estado dispuesto a pagar mucho dinero por el solo hecho de que ella tuviera en su vientre durante 9 meses a su hijo y después, lo dejara como si nada.Mercedes siguió su camino hasta poder llegar a ese lugar en el que trabajaba los fines de semana y que a diferencia de lo que la gente pensaba, no era un mal lugar. Simplemente no sabían lo que dentro pasaba. Mercedes era una de las personas que más se daba respetar después de todo lo que le había pasado.Cuando llegó adentro se dio cuenta que los compañeros de limpieza, la gente que atendía el bar, los meseros, las meseras, todos los demás estaban ayudando para que todo saliera bien esa noche como siempre seguramente.Ella siguió su camino simplemente pensando en el hombre que había dejado atrás y que después de todo eso que había hecho, era lo mejor que pudo hacer para callarle la boca de una sola vez.Iba dando la vuelta a la izquierda donde su cubí
De vuelta en la Ciudad de México donde estaba la empresa de los Rocha, Emilia no podía sonreír más en ese día.Lo había logrado, había hecho lo que tanto se había propuesto durante años y eso era quitarle el puesto de CEO a su hijo mayor y hacer que Julio se quedara con él pero, ¿por qué tanto odio para Willy si él también era su hijo? Cualquiera que supiera de sus pensamientos y sus sentimientos pensaría que Willy no llevaba realmente la sangre de esa mujer.Sentada frente al escritorio que Julio no iba a demorar en usar quizá uno o dos días más, Emilia recordó aquellos días. Había pasado mucho tiempo ya desde ese día, así como también habían pasado muchos años desde la promesa que se hizo cuando lo supo.Era muy joven cuando se casó con Antonio Rocha. El padre de Julio Rocha. Todo marchaba bien entre ellos, parecían ser la familia perfecta ella era una mujer de clase que lamentablemente, había perdido a sus padres y a sus familiares antes pero no por eso había dejado de ser más pode
Willy no era un mal hombre simplemente estaba cansado de todo lo que le había pasado en la vida. Después del accidente era como si ni teniendo puesto ese traje que le daba poder seguiría siendo un bueno para nada. No había nada bueno en el mundo para él, todo se mantenía siendo lo mismo, solo desgracias, solo la gente que estaba en contra suya, los mismos accionistas que no soportaban tener aún CEO inválido como ellos lo llamaban, llevándolos así a ver simplemente la vida en Julio, creyendo que en su cuerpo sano, lo tenía todo.Tal vez era cierto, un cuerpo que servía, una mente que podía ser tan inteligente como la de su hermano Willy pero nunca teniendo la fuerza de voluntad ni de liderazgo que tenía Willy. Julio prefiriendo gastar todo ese intelecto y ese cuerpo joven simplemente en alcohol, amigos, fiestas, vistiendo lo mejor como si las marcas importaran, usando los mejores carros y Emilia protegiéndolo siempre.Willy y Julio eran diferentes pero, ¿por qué de Emilia no había reci
Era ya la mañana para la familia Rocha. Todo había salido como Emilia había planeado, cada paso dado no era más que un paso más cerca de su meta, la meta que ya podía saborear junto con su hijo menor Julio y el único que estaba en su recámara recostada en su cama mientras recostado la cabeza en el regazo de su madre. Ninguno de los dos sabía qué decir exactamente, tenía la mirada perdida en aquel lugar en la cima, en el país donde todos sus sueños se habían hecho realidad y ahora solo tenían que cuidarlo.— ¿Mamá?—Dime, Julio. —La verdad es que no puedo creer que hemos llegado hasta aquí y claro, siendo más por ti que por mí. Solo bastó que Willy se fuera una semana para que tú dieras el golpe final.Emilia comenzó a reír con esas palabras que su hijo le decía. —Hijo, no lo digas así, no soy tan mala madre también quiero mucho a Willy, él es tu hermano después de todo, pero no me parecía muy justo que él fuera el CEO de las empresas que tu padre siempre quiso para ti.—Me hubiera g
En ese gran comedor familiar solo se escuchaban los cubiertos golpeando contra la cerámica de los platos que tenían frente a ellos, también se lograba escuchar los diferentes sonidos de líquidos que estaba resguardado en cada una de las tazas de los presentes. No se habían dicho nada decía más de 5 minutos. Es que la verdad era que Julio no sabía qué decir y Emilia no quería presionar más a su hijo de lo que ya lo había hecho. Pero al final él tenía que saberlo, ahora que tenía el puesto en sus manos no debía darles ninguna excusa a los accionistas para romper con el trato. Todos los movimientos adelante eran más sencillos, ¿qué le hacía detener a Julio sus pasos? —Julio —, preguntó ella mientras se limpiaba la boca con su servilleta blanca. — ¿Sí, mamá? — ¿Ya has pensado en lo que te dije ayer en la noche?— ¿Mamá, podríamos por favor, desayunar en paz? —Ya, ya pensaré en eso después, ahorita solo quiero disfrutar un poco de este poder mientras sigo siendo yo.—No les puedes dar
Cuando todo estuvo listo para que todos juntos tomaran asiento, en silencio Luna y Mercedes continuaron comiendo. No había nada que se pudieran decir así que esa fue la oportunidad de Willy romper el hielo habiendo terminado de llevarse la cuchara llena de sopa de verduras hacía su boca.—Para no tener en qué caerse muertas debo decir que cocinan muy bien —dijo Willy.—La verdad es que yo no sé cocinar, todo el crédito es de Mercedes —dijo Luna al momento.Mercedes volteó a ver al hombre cómo si él se estuviera burlando de ella, lo que ella no sabía es que él estaba siendo totalmente honesto con ella.—¿Lo dice para burlarse de que seguramente usted tiene una enorme casa con sirvientes las veinticuatro horas o lo di-—Lo digo de manera honesta, señorita Mercedes. ¿O usted tiene la autoestima tan abajo que no puede considerar este como un verdadero cumplido?Mercedes estaba a punto de perder los estribos pero no lo iba a hacer. No en ese momento.—Como sea, muchas gracias por la comida
Pero no solo era Mercedes la que quería hablar todo el tiempo, o la que le quería decir al hombre frente a ella lo triste que había sido su vida, por supuesto que también quería escuchar al hombre que tenía frente ahí, en una silla de ruedas, había tanto que quería preguntar como por ejemplo; ¿cómo llegó hasta esa silla de ruedas? ¿Tuvo un accidente que lo hacía llenar sus ojos de lágrimas de la misma manera en que se llenaban de odio? ¿Por qué había insistido tanto en ella? ¿Por qué ella y su amiga? ¿En verdad estaba dispuesto a entregarlo todo, y que era eso por lo que había perdido a quiénes estaban detrás de todo eso? Ya se daba cuenta que ni todo el dinero del mundo iba a ser capaz de comprar la tranquilidad porque si algo estaba segura Mercedes, es que si ella tuviera su hijo con ella, lo pudiera abrazar, lo pudiera ver crecer, estaba segura que no habría nada en la vida que le pudiera faltar, trabajaría muy duro para que su hijo hasta que no le faltara nada, trabajaría siempre