Una increíble sensación me despertó, pero no era por completo consciente de lo que pasaba hasta que un fuego abrasante se introdujo mi falo hasta casi él pegue. Me fue imposible contener el gemido emergente de mi boca al ser consciente lo que mi esposa me estaba haciendo, despertar con una rica mamada era sin duda estar en la gloria y yo ni corto ni perezoso me dejé hacer, la lengua de Blanca saboreé el endurecido amigo íntimo el cual se encontraba más feliz por el arduo trabajo que íntimamente hemos tenido desde hace dos meses que le hice el amor a Blanca por primera vez.—Brisa, estoy a punto de correrme.Y en vez de alejarse, intensificó los movimientos succionadores y no me soltó hasta obtener su objetivo en su boca. Cada día me sorprendía más mi mujer, era una madre abnegada con sus hijos, una increíble esposa al cuidado de mis cosas y atenciones, pero en la noche, cada vez que cerramos la puerta de nuestra habitación, era una libertina deliciosa la cual satisfacía todos y cada u
Esas palabras solo confirmaron mis sospechas y de las que no quería decirle a David, pero desde hace un par de semanas lo suponía al no recibir mi visita mensual, por eso le insistí en volver a hacerse los exámenes. Pero debo de tener más de un mes, aunque luego de los resultados he de aceptar que lo puse que debía de ser un retraso de mi parte por temas hormonales.Sin embargo, en mu vientre, tenía un bello bebé de David creciendo dentro de mí, una extensión de él y la mezcla de los dos creando vida. Al mirar a mi esposo estaba pálido, ido. Le acaricié la mejilla.—¿Amor?—Solo…—Te dije que tenías solo un 1% de embarazar a tu esposa, y solo se necesita un espermatozoide para fecundar un óvulo. —El labio le tembló, se contenía para no llorar.—La recompensa de Dios.Yo que lo digo y él cae de rodillas ante mi vientre, se aferró para ocultar sus lágrimas, las cuales empezaron a salir de sus bellos ojos negros. En ese momento se quebró, ese ímpetu de hombre poderoso y fuerte se había d
Nos dieron de alta al día siguiente, la familia y amigos esperaban en la casa. —Mi suegra hizo una deliciosa comida como bienvenida a su nuevo nieto—. Saludaron a Blanca, la acompañé hasta la cama, Maju nos ayudó con el niño y lo dejó en su cuna. Luego nos dejó un momento para que estuviéramos en familia. Nuestro hijo dormía en su cuna a un lado, Guillermo, Adara y Egan, ni ellos dejaban de mirarlo, como si nos hipnotizara con solo su presencia. —Es lindo y pequeño el primo.—También es tu hermano. —Blanca lo miró—. Yo quiero que me veas como tu madre Guillermo, deja esa barrera a un lado, no eres el sobrino, eres el hijo mayor de David.—Tú eres mi hermano mayor y ya llegó el mandadero. —Egan señaló a Salvador. No pudimos sonreír.—Guille, tú sabes cuánto te amo, muchacho. —contuvo el sentimiento y solo afirmó—. Brisa, bajaré, tenemos visita y ni demora en iniciar el desfile para cargar al niño.Apenas bajé con los niños, las mujeres se despidieron de sus esposos y subieron para ir
Siete años después.Habían sido increíbles unos años maravillosos, los que habían pasado. Tantas cosas que nos habían ocurrido y seguíamos al pie del cañón como familia. Él cumplió su palabra de protegernos y creo que cada padre responsable y con los pantalones bien puestos como protector de la familia lo haría. Tanto él como mis amigos supieron darle frente a lo que se nos vino encima.Pero teníamos a un experto en inteligencia, a un investigador empírico, a un gran abogado y a un peleador de batallas tan grandes como Alejandro. David salió del baño, hoy nos reuniríamos en la Piquería, para terminar de organizar el evento de los quince años de la hija de Maju.—Brisa, no le hemos comprado el regalo de los quince a Maco y estamos a una semana de ese evento.—Lo sé, pero con todo lo que hemos estado ocupadas con el quinceañero. Los Abdala se encuentran frenéticos con esa celebración.—Así como lo estuvimos nosotros hace varios años con el de Adara y hace poco los Maldonado con el de Gab
Estábamos alborotadas y ajetreadas, además no contamos con la destreza de Patricia por el resto de la tarde. Pobrecita, tan feo que eran los síntomas del embarazo.—Sin duda el bebé de Patri sabía que ahora sí puede joder al padre. —dije.Virginia y Maju afirmaron. Regina, Sofía y Socorro se encontraban encargándose del tema de la comida, nosotras de la decoración, ellas les tenían sus detalles individuales, pero nosotras cuatro queríamos regalarle algo significativo y muy emocionalmente. Eso era lo que me tenía con los recuerdos a flor de piel porque miraba las fotos que habíamos mandado a imprimir.—¡Esto ya quedó!Comentó Maju sentándose en la mesa donde tenía un reguero de fotos. Virginia nos entregó una cerveza a cada una. Haber retomado nuestra amistad de la universidad, había sido un acierto.—¿Te acuerdas de esto? —miramos la foto en la mano de Virginia.—Si mal no recuerdo fue el primer día que tu marido y el mío tocaron. —Habló Maju.Ese fue el mismo día en que lo conocí a é
Ingresé al apartamento, no tenía derechos de sentir celos, ¡ningún derecho…! Ella era muy feliz, además Deacon la adoraba, tenía una familia preciosa. Tiré las llaves al mueble, fui a la nevera y saqué una cerveza, en la mañana compré lo necesario para preparar mi comida este fin de semana… —La imagen de ella sonriéndole, verla besarlo—. Era difícil hacerle caso a lo que me pedía el padre Castro; por eso era preferible poner distancia, llegué al mueble, bebí media cerveza.—Estoy solo.Cada vez que veía a mis amigos, anhelaba tener lo mismo, así sea para tener una mujer que me lance zapatos. —sonreí—, tomé la billetera, saqué las tres fotos que aún guardaba de Blanca. Una de ellas era de cuando éramos novios, y las otras dos fueron hace poco; en una de las reuniones de nuestros amigos.» El padre me dice que debo botarte, —le dije a la foto, definitivamente ya debía de estar loco—. ¿Por qué me duele tanto verte, Brisa?Las palabras del padre regresaron. «David, puede que sea muy duro,
En la tarima estaban los instrumentos de nuestros músicos, faltaba el acordeón… ¡Ignora lo ocurrido! Comencé a saludar de besos y abrazos, le entregué nuestro regalo a Virginia para que ella se lo entregara a Fernanda. A Deacon le ingresó una llamada, me miró, alzó una de sus cejas, giró la pantalla y era su hermano. Yo no tenía una suegra jodona, ni bruja.Yo tenía un cuñado de mierda, un envidioso, mujeriego, despilfarrador, y rodeado de malas compañías. El cual por alguna razón decía que yo le hacía daño a la vida de Deacon; tal era su odio que al nacer mis hijos no le bastó el parecido que les hizo una prueba de ADN. Mi presencia en la familia Katsaros era similar al de una plebeya ante un gremio de aristócratas… «¡de pacotillas!», —salió mi yo, peleonera. Según ellos, yo fui la embaucadora que fue por el dinero del magnate más cotizado y jodí todo su linaje, porque jamás uno de ellos se había casado con una tercermundista. «Por la gloria de lo divino», —en fin—, Deacon era tan d
Deacon se puso a mi lado y José Eduardo al otro. Las mujeres se quedaron en las mesas. Voy a tener que estar detrás de mis amigos para librarme de esa mujer que evidentemente trajeron para ser mi pareja.—¡Se requiere a la cumplimentada, por favor! ¡Suéltenla! —subió a la tarima de la mano de su esposo, César traía oculto con un trapo el cuadro trofeo—. ¿Alguien de los aquí presente quiere hablar?—No, por mi parte, tú eres un digno representante, —comentó Deacon, José Eduardo y yo nos reímos.—Gracias por confiar en mis dotes de presentador.—O solo queremos que tú seas el primero en levantar a chancletazos.Dijo su primo, volví a reír, lo cierto es que con Fernanda y Alejandro todo podía pasar; desde nada, hasta la destrucción del mundo.—Bueno, me han concedido el honor de ser quien te diga unas palabras en tu día, —Fernanda lo señaló, todos soltamos la carcajada—. Tranquila amiga mía, hoy no recibiré lo que tanto te caracteriza y qué en contables momentos lo merecíamos. Hoy no ten