No había manera de enojarme, y menos con mis amigas, siempre he estado dispuesta a ayudar, ahora ellas me ayudaron a mí, y el saber que se unieron para eso, me confirmaban que aceptaban y apoyaban mi unión. —¿Solo como cocino? —algo se le estaba endureciendo.—Sabes que no, eres mi batidora personal. —solté la carcajada.—Dile a tu amigo íntimo que no se alegre, porque mañana es nuestra boda y hoy debemos estar castos.—¿Qué?—Lo que escuchaste. —Sus manos apretaron mi trasero y presionó fuerte.—¿Última palabra?—Yo tengo palabra, señor Guzmán.—Y yo suelo ser muy insistente, futura señora Guzmán.Gané al pasar la noche sin sexo, pero el tramposo de David muy a las cinco de la mañana me regaló un delicioso despertar con su lengua que solo pude ver las estrellas y después de eso él pudo hacer conmigo su santa voluntad. Sabe lo que tiene y como lo mueve. Al bañarnos juntos determinamos que quedamos empatados.Llegamos a la finca a las ocho de la mañana y no me permitieron ver lo que
La parranda vallenata en la que se convirtió mi boda fue monumental. No me la imaginé que fuera a ser tan buena. Hubo orquesta, mariachis, Alejo cantó varias tantas. La comida fue exquisita, no solo los platos principales, los pasabocas, la gente pasó comiendo, bailando, cantando, tomando y riendo. —Eso me gustó demasiado. La felicidad en todos mis amigos y me alegraba que se sintieran felices por mí. Porque yo me encontraba en el mejor día de mi vida, después de tanto esperarla ahora era mi hermosa esposa. Ya eran las cinco de la mañana; habíamos bailado hasta terminar cansados, era como una de las muchas parrandas en nuestra época universitaria. Los niños hacía mucho, se habían ido a dormir, al igual que el padre Castro, quien nos acompañó hasta las doce. Hubo almuerzo a la carta con personal del restaurante de José Eduardo de la sede de Medellín, luego un bufete para la cena, después de la medianoche las mamás de nuestras mujeres se pusieron a hacer un sancocho para mantenernos e
Llegamos a casa una semana después de nuestra maravillosa boda. Pasamos la semana con los niños, David me dijo después del día de nuestro matrimonio que habíamos adelantado la luna de miel y él tenía razón, esa semana en la cabaña fue intimidad todo el tiempo. Y esta semana que pasó era para interactuar con los niños. Miraba la casa, los niños estaban dormidos en el asiento de atrás.Ahora era iniciar una vida juntos, acoplarnos como pareja y mirar la convivencia con los niños. Espero seamos lo suficientemente maduros para este camino difícil, más no imposible. Es cierto que en modo la luna de miel, todo era eso, mieles. El paseo con los niños solo era el inicio de manera divertido de interactuar. Pero la convivencia era un trabajo de todos. De los cinco integrantes que formaremos una familia: él, mis hijos, su sobrino y yo.Por eso anoche en el hotel de la carretera donde nos quedamos, tomamos la iniciativa de hablar, de poner en contexto lo incómodo, complicado que podría llegar a s
Una increíble sensación me despertó, pero no era por completo consciente de lo que pasaba hasta que un fuego abrasante se introdujo mi falo hasta casi él pegue. Me fue imposible contener el gemido emergente de mi boca al ser consciente lo que mi esposa me estaba haciendo, despertar con una rica mamada era sin duda estar en la gloria y yo ni corto ni perezoso me dejé hacer, la lengua de Blanca saboreé el endurecido amigo íntimo el cual se encontraba más feliz por el arduo trabajo que íntimamente hemos tenido desde hace dos meses que le hice el amor a Blanca por primera vez.—Brisa, estoy a punto de correrme.Y en vez de alejarse, intensificó los movimientos succionadores y no me soltó hasta obtener su objetivo en su boca. Cada día me sorprendía más mi mujer, era una madre abnegada con sus hijos, una increíble esposa al cuidado de mis cosas y atenciones, pero en la noche, cada vez que cerramos la puerta de nuestra habitación, era una libertina deliciosa la cual satisfacía todos y cada u
Esas palabras solo confirmaron mis sospechas y de las que no quería decirle a David, pero desde hace un par de semanas lo suponía al no recibir mi visita mensual, por eso le insistí en volver a hacerse los exámenes. Pero debo de tener más de un mes, aunque luego de los resultados he de aceptar que lo puse que debía de ser un retraso de mi parte por temas hormonales.Sin embargo, en mu vientre, tenía un bello bebé de David creciendo dentro de mí, una extensión de él y la mezcla de los dos creando vida. Al mirar a mi esposo estaba pálido, ido. Le acaricié la mejilla.—¿Amor?—Solo…—Te dije que tenías solo un 1% de embarazar a tu esposa, y solo se necesita un espermatozoide para fecundar un óvulo. —El labio le tembló, se contenía para no llorar.—La recompensa de Dios.Yo que lo digo y él cae de rodillas ante mi vientre, se aferró para ocultar sus lágrimas, las cuales empezaron a salir de sus bellos ojos negros. En ese momento se quebró, ese ímpetu de hombre poderoso y fuerte se había d
Nos dieron de alta al día siguiente, la familia y amigos esperaban en la casa. —Mi suegra hizo una deliciosa comida como bienvenida a su nuevo nieto—. Saludaron a Blanca, la acompañé hasta la cama, Maju nos ayudó con el niño y lo dejó en su cuna. Luego nos dejó un momento para que estuviéramos en familia. Nuestro hijo dormía en su cuna a un lado, Guillermo, Adara y Egan, ni ellos dejaban de mirarlo, como si nos hipnotizara con solo su presencia. —Es lindo y pequeño el primo.—También es tu hermano. —Blanca lo miró—. Yo quiero que me veas como tu madre Guillermo, deja esa barrera a un lado, no eres el sobrino, eres el hijo mayor de David.—Tú eres mi hermano mayor y ya llegó el mandadero. —Egan señaló a Salvador. No pudimos sonreír.—Guille, tú sabes cuánto te amo, muchacho. —contuvo el sentimiento y solo afirmó—. Brisa, bajaré, tenemos visita y ni demora en iniciar el desfile para cargar al niño.Apenas bajé con los niños, las mujeres se despidieron de sus esposos y subieron para ir
Siete años después.Habían sido increíbles unos años maravillosos, los que habían pasado. Tantas cosas que nos habían ocurrido y seguíamos al pie del cañón como familia. Él cumplió su palabra de protegernos y creo que cada padre responsable y con los pantalones bien puestos como protector de la familia lo haría. Tanto él como mis amigos supieron darle frente a lo que se nos vino encima.Pero teníamos a un experto en inteligencia, a un investigador empírico, a un gran abogado y a un peleador de batallas tan grandes como Alejandro. David salió del baño, hoy nos reuniríamos en la Piquería, para terminar de organizar el evento de los quince años de la hija de Maju.—Brisa, no le hemos comprado el regalo de los quince a Maco y estamos a una semana de ese evento.—Lo sé, pero con todo lo que hemos estado ocupadas con el quinceañero. Los Abdala se encuentran frenéticos con esa celebración.—Así como lo estuvimos nosotros hace varios años con el de Adara y hace poco los Maldonado con el de Gab
Estábamos alborotadas y ajetreadas, además no contamos con la destreza de Patricia por el resto de la tarde. Pobrecita, tan feo que eran los síntomas del embarazo.—Sin duda el bebé de Patri sabía que ahora sí puede joder al padre. —dije.Virginia y Maju afirmaron. Regina, Sofía y Socorro se encontraban encargándose del tema de la comida, nosotras de la decoración, ellas les tenían sus detalles individuales, pero nosotras cuatro queríamos regalarle algo significativo y muy emocionalmente. Eso era lo que me tenía con los recuerdos a flor de piel porque miraba las fotos que habíamos mandado a imprimir.—¡Esto ya quedó!Comentó Maju sentándose en la mesa donde tenía un reguero de fotos. Virginia nos entregó una cerveza a cada una. Haber retomado nuestra amistad de la universidad, había sido un acierto.—¿Te acuerdas de esto? —miramos la foto en la mano de Virginia.—Si mal no recuerdo fue el primer día que tu marido y el mío tocaron. —Habló Maju.Ese fue el mismo día en que lo conocí a é