El hombre se quedó callado, esperando a encontrar las palabras correctas y yo aproveché para calmar un poco mi pulso. Quedamos en decirnos la verdad.—Yo no investigaba a Blanca, mi hermano lo hizo y dijo que tú habías sido su amante, lanzó varias blasfemias en contra ella. Una vez terminó y me entregó el supuesto informe manipulado con parte de la verdad y otra con mentiras. Su intención era para no casarme con Torbellino, comprendí la clase de familia que tenía.» Esa fue la cereza del pastel. Inventó muchas más aventuras, con decirte que viajó hasta acá para reunir testimonios de cómo era ella. A raíz de esas grabaciones le puse el apodo de Torbellino latino. Cuando mi hermano exigió el no casarme, decía que unirme en matrimonio con ella era un error monumental por mujerzuela. Fue ahí cuando lo enfrenté y encaré. Lo callé cuando le dije que había sido el primero en su vida. —Deacon se levantó y comenzó a caminar por la sala.» Blanca sabe del chantaje de mi hermano, y de ese inform
Escuché la mitad de la eucaristía, una vez terminó, rodeé la iglesia e ingresé por la casa cural, toqué a la puerta. En el jardín se encontraba el esposo de la señora que trabajaba para el padre Castro, si no estaba mal se llamaba Mila. —No tomé un taxi para llegar hasta aquí, preferí caminar todas esas cuadras… lo necesitaba—, de mi cabeza no sacaba la extraña conversación con Deacon. —toqué la puerta y esa amable señora sonrió al verme.—Joven David, ya le llamo al padre. —esperé en la sala.—¡Qué gusto es verte, muchacho!, —me levanté a saludarlo—. Sabes que hoy es mi día maratón de la semana. Mientras almorzamos platiquemos.—No era necesario, pero no despreciaré nunca un plato de comida casero.—Y menos los manjares de Mila. ¿Qué día llegaste?—El jueves en la noche, el viernes pasé trabajando, ayer fue el cumpleaños de Fernanda, hoy me regreso a Jamaica, la obra va a mitad, espero entregar pronto y que nuestra decoradora haga su magia.—¿Y pasaste por mi casa solo para saludarme
Le empacaba la maleta a Deacon para su viaje repentino de negocios, no me gustaba lo que siento que estaba pasando. Apenas le dije de ir al médico, le surgió el viaje de la nada.—¿Sigues enojada, Torbellino?Besó mi cuello. Los niños hace rato se habían dormido, mañana tienen clase y la cita que le había sacado en la clínica de Benjamín me tocará cancelarla.—Me prometiste que este año no trabajarías, que te quedarías conmigo todos los días. Además, tenemos una cita médica.—Cariño, esto es muy importante, —hice pucheros. Deacon escondía algo, mi corazón me lo decía y no era otra mujer. Los ojos se me humedecieron, ¿será algo con su familia?—. Amor.Terminé de guardarle sus artículos personales, dos mudas, me pidió ropa para un viaje casual, sin embargo, suelo meterle un traje formal por si debe ir a una cena importante, el resto de su ropa fue informal. Cerré la maleta, la dejé a un lado. Nuestro cuarto era inmenso, de hecho, la casa que compró era demasiado amplia.Pero no se compa
Llegué a la cafetería sobre la séptima, ya esperaban Maju y Virginia, me tardé un poco más por el tráfico en la avenida Boyacá. Las saludé de besos y de una le hice señas al mesero.—¿Hace mucho esperan? —miré el reloj, tenía siete minutos de retraso.—No mucho, ya sabes que soy maniática de la puntualidad y con César uno aprende. —Nos echamos a reír todas.—Vengo del aeropuerto.—Antes llegaste. —dijo Virginia—. Te apuesto, primero llega Patricia, que estaba en citas médicas con las niñas que Fernanda Villarreal.—Contaré el chisme cuando estemos todas.—¿Nos vas a dejar en espera? No tenemos la culpa de que no sean puntuales. —comentó Virginia.—Pidamos algo para picar mientras llegan. Pero el chisme se los dejo para cuando estemos todas. No voy a repetir dos veces.—¿Deacon viajó? —suspiré ante la pregunta de Maju.—Sí, detesto dormir sola. Hoy hago arrunche con mis hijos. —Las dos afirmaron.—Lo que es la costumbre, dormir en pareja es una de las mejores cosas que se hacen en el m
La información dada por Fernanda me tenía con los intestinos revueltos. ¿Se atrevió a decirle eso a Blanca? ¡Desgraciada vieja!, no había nada que me enojara más que las mujeres se regalaran, ¡es una mujer casada! ¿Qué estará pesando Blanca? Miré mi celular, Deacon no me había enviado lo que dijo enviaría. Ni modos, cuando llegue al apartamento lo llamaré.Mi celular sonó, era mi sobrino Guille, anoche hablamos mucho. Había empezado dos carreras y nada que le encuentra lógica a su vida. En últimas se va para Colombia a estudiar ingeniería mecánica: había pasado por la industrial, la civil y ahora era la mecánica. Debía darle un punto de crédito, sabía desarmar y armar un carro a la perfección.Se quedará en el apartamento, le pediré el favor a cualquiera de las chicas para que me ayuden a contratar el personal y deberé viajar más seguido a Colombia, no lo puedo dejar solo y con su compinche Santos era mejor estar vigilantes. Ese par eran tremendo.—Hola, tío.—Sobrino.—Ya tengo todo
Me encontraba en la casa de mis padres. Le ayudaba a mamá a preparar unos rollos de carnes rellenos. Unas de estas delicias se irían a casa para la cena de mañana. Según lo dicho por mi marido, él invitó a cenar al investigador, quien le trae el primer informe referente a lo de su ampón hermano. Me pidió mantenerme al margen del tema, que a partir de ahora deje todo en manos del investigador.No sé si pueda hacerlo, pero se lo prometí, espero sea un hombre honesto. No quiere decirme su nombre para investigarlo antes y así poder preguntarle. En fin, debía de esperar. La vieja Cristal era fanática al vallenato y a la champeta, como buena cartagenera no olvidaba sus raíces, a pesar de tener treinta y cinco años de a haber salido de su tierra para estar al lado de mi padre.—Hija, súbele a esa canción, por favor. ¡Me encanta!Y como karma celestial era la canción: Historia de amor; la misma que me cantó David en el cumpleaños de Patricia. ¡Carajos! ¿Es que el universo confabula?—¿Te gust
Ya era viernes y llegué con mi sobrino al apartamento en Bogotá. Desde que se fue Deacon de la constructora, esa misma noche me puse a investigar de manera superficial. Era una joyita el tal Athan, de eso me quedó claro y si seguía hurgando descubriré una caja de pandoras. Era quince años más joven que Deacon, el hijo bastardo del señor Katsaros, quien al morir les dio por partes iguales la fortuna.Sin embargo, uno supo hacerla prosperar y de qué manera. Deacon era un magnate en cuanto al gremio hotelero, era un hombre con una visión tremenda. En definitiva, era un bárbaro. Mientras que el otro despilfarró su herencia en cuestión de pocos años con mujeres, fiestas, malos negocios…Aunque en esta parte debía buscar más, mi instinto me decía que no era tan cierto eso de no hacer negocios de mala procedencia. Ese tal Athan era peligroso. —suspiré—. Me miraba al espejo, ya estaba bien, miré a los ojos del hombre que se reflejaba en la imagen. —Sé profesional. Vas a ir a la casa de Blan
No podía dormir. Deacon no dijo nada al respecto, pero tampoco lo negó. Me dio a entender que acerté. Muy seguro esté enfermo, por eso el padre me sugirió aceptar. Era imposible dormir, no dejaba de pensar en lo desencajado que se veía a su regreso cuando pidió un permiso. ¿Blanca lo sabrá? ¿O se lo ha ocultado? Salí de la cama, tomé el acordeón.Cada vez que sufría de insomnio salía al balcón con el puto frío de la noche capitalina colombiana. Comencé a tocar las notas, las imágenes de mi vida surgieron; la soledad de la selva, las imágenes de mi familia, los domingos en Bucaramanga con mis padres en mi juventud, mi hermanita… mis momentos alegres con mis amigos en la universidad. Los muchos momentos compartidos a escondidas con Brisa.Las notas salían y mi mente solo vagaba en los recuerdos del exhumar el cuerpo de mi hermana en esa selva olvidada, la noticia de un sobrino perdido, la muerte repentina de mi padre al saber que Martha estaba muerta. Papá no lo resistió y fue fulminant