Un mes después.Katty había perdido contacto con Enzo, lo extrañaba a cada hora, cada instante, pasaba las noches llorando por él. El joven Ferretti también pensaba en ella, no se podía concentrar en nada, la veía en todo lugar, recordaba los momentos que pasó a su lado, en las noches lloraba su ausencia.Nando había dejado su juego de conquistador, estaba dedicado a su trabajo, le quería demostrar a Isabela que había cambiado y que si era el hombre que ella se merecía. Katty trató de arreglar las cosas con Isabella, poco a poco iban retomando nuevamente su amistad. La joven García trataba lo menos posible de hablar de Enzo, Isabella no preguntaba por Fernando, pero Katty tenía que saber que era lo que realmente Isa sentía por Enzo, por ese motivo fue a casa de los Vidal. —Hola Isa, puedo pasar —preguntó Katty. —Claro —respondió Isa y cubrió con su mano un bostezo—, estoy algo aburrida, es sábado y Enzo tuvo que trabajar. Katty sintió su corazón agitarse al escuchar el nombre de é
Los muchachos salieron con dirección a Long Beach, en donde Enzo había alquilado una casa, la única disponible era una que contaba precisamente con cuatro habitaciones.En el trayecto Isabella iba en profundo silencio, encendió el reproductor del auto de Enzo, él tenía puesto el disco de Laura Pausini que Katty le regaló.—¿No tienes algo más fuerte? —inquirió Isa.—Si me pides rock, sabes bien que no es mi estilo —contestó Enzo. Isabella resopló molesta, viro su cara hacia la ventana, se cruzó de brazos, mientras sonaba «Entre tú y mil mares».Nando conducía con tranquilidad, su móvil sonó y aparcó a la orilla de la carretera para responder. Enzo por el retrovisor observó aquella escena. —Para el auto —solicitó Isa.Enzo así lo hizo y ambos descendieron del vehículo y se aproximaron al de Nando. —¿Sucede algo? —indagó el joven Ferretti. Nando resopló y lo miró a los ojos. —Hay un problema en la empresa, debo volver. —Pero es sábado —dijo Isa contrariada. Nando frunció los lab
Katty y Enzo, regresaron a la casa, con las fundas de compras. La chica sugirió ir a la playa y disfrutar del mar, ambos se pusieron sus respectivos trajes de baño y aunque ya conocían sus cuerpos a la perfección, no dejaban de sorprenderse al mirarse uno a otro, el deseo y la pasión que sentían eran algo muy difícil de controlar.Nadaron en la playa, disfrutaron el ocaso frente al mar. Enzo con sus fuertes brazos, rodeo a Katty de la cintura, ella correspondió la caricia, observaban abrazados ese espectáculo. Él giró a la joven y su azulada mirada se reflejó en los iris verdosos de ella. La joven temblaba, era cierto que había estado con Enzo, pero su cercanía la estremecía y era algo que no podía contener, a pesar de haber estado con él en varias ocasiones, era inevitable, él provocaba en ella un cúmulo de sensaciones y cuando creía que las conocía todas, él la sorprendía, como en ese momento que unió sus labios a los de ella y se fundieron en un profundo beso. Enzo rozó con sus d
Los primeros rayos de sol iluminaban la estancia. Katty y Enzo estaban dormidos, abrazados uno al otro. La chica abrió los ojos, para ella era como un sueño, despertar en los brazos del hombre al que tanto amaba.La joven con su mano acarició la cara de él, ella adoraba a ese hombre, era con quién tanto había soñado, le dio pequeños besos en el rostro, mientras seguía abrazada él.Enzo despertó al sentir los besos de Katty, suspiró y sonrió feliz, la abrazó muy fuerte, la besó con mucho amor. —Boungiorno amore mío —dijo él.El verde de su mirada parecía mezclarse con el azul de los ojos de él, se estremeció al escucharlo hablar en su idioma natal. —Buenos días mi amor ¿Dormiste bien? —pregunto Katty.—Nunca en mi vida había descansado así —confesó. Ella suspiró y volvió a darle besos en todo el rostro feliz. —Qué bueno —respondió ella mordiendo su labio inferior. —Muchas noches soñé con despertar a tu lado Katty —murmuró él acariciándole la mejilla. Ella sintió una gran felicida
—¡Antonia!, ¡Toñita! ¡Reacciona! —exclamaba él asustado, en eso llegó Katty.—¿Qué sucede Enzo?, ¿Quién es la señora? —interrogó preocupada. —Ella fue mi nana, prácticamente la persona que me crio hasta antes que mi padre me enviara al internado a Suiza. Katty tomó la mano de la señora, se asustó mucho estaba helada.—Creo que debes llamar a un médico la señora está helada. —Se levantó, fue a la cocina por un vaso de agua con azúcar. Toñita poco a poco fue reaccionando.—Señora no se levante de golpe, beba por favor.Antonia estaba un poco mareada y aturdida, no sabía quién era la muchacha que le hablaba, luego recordó que estaba en el departamento de Enzo.—¡Qué vergüenza niño Enzo! —Katty sonrió al escuchar cómo le hablaba la señora—. Imagino que esta muchacha tan bonita es tu novia.Katty esperó una respuesta de Enzo, él no dijo nada.—¿Cómo te sientes Toñita? —preguntó angustiado, acercándose a ella. —Ya me siento bien, no te preocupes mi niño. Voy a seguir con mis quehaceres.
Katty necesitaba estar segura de su embarazo, así que acudió a un laboratorio a realizarse un examen de sangre.Espero impaciente los resultados, cuando estuvieron listos le entregaron el sobre. Con las manos temblorosas los abrió, la palabra «Positivo» saltaba a la vista.La pobre muchacha no sabía qué hacer, se sentó en una de las bancas a pensar, pasó ahí por horas, decidió que no se lo iba a decir a nadie, mucho menos al padre de su hijo.Hoy iba a ser el último encuentro que tendría con Enzo, su padre estaba por llegar de Italia y lo que menos quería Katty era que Emiliano se enterara de que ella se seguía viendo con su hijo.Fue al departamento de Enzo, tenía los ojos rojos de tanto llorar, su semblante era triste, se encontró con Antonia.—Niña Katty venga para acá. ¡No suba! —exclamo Toña con mucho pesar.—¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo subir? —inquirió Katty—Emi... perdón el señor Emiliano acaba de llegar de Italia — pronunció balbuceando, parecía que la presencia del señor Fe
En casa de Isabela, ella contemplaba su vestido de novia, faltaban pocas horas para cometer la peor locura de su vida.Fernando después de tanto pensar, decidió jugarse su última carta. Fue a buscarla, como era su costumbre ingresó por la ventana, hace varias noches que ella cerraba bien, pero esta ocasión fue diferente, era como si hubiera estado esperando por él.Los dedos de Isa acariciaban la seda de su vestido de novia. Era muy hermoso, sus padres no habían escatimado en gastos. Se suponía que el día de mañana sería el más importante de su vida, pero ella no lo sentía así, entonces se imaginó enfundada en aquel traje en corte princesa, bordado a mano, adornado con la más fina pedrería, caminando del brazo de su padre, para unir su vida, no precisamente al hombre con el que se iba a casar al día siguiente, sino con... —¡Vas a parecer una verdadera princesa! —exclamó la voz de aquel hombre, que provocaba en ella un sinnúmero de sensaciones. Isa se sobresaltó con solo escucharlo,
Nando no comprendió nada, no sabía si ella estaba jugando; sin embargo, recorrió con la mirada el sensual cuerpo de la mujer por la que había esperado toda su vida, aunque permanecía estático sin moverse de su lugar. Isabela caminó hasta él, le quito la chaqueta que él traía puesto, se miraron fijamente a los ojos, fue entonces cuando él no pudo resistirse ante la mirada de ella, la tomó de la cintura, sorprendiéndola, la estrechó a su cuerpo y la besó con locura, casi no podían respirar, por la intensidad con la que ambos no paraban de besarse. Fernando caminó con ella hasta su cama, los dos cayeron en ella, sin dejar de besarla, le quitó el fino brasier que ella llevaba puesta, se deleitó besando y acariciando sus senos. Isabela sentía como su piel se iba incendiando, con sus manos abrió los botones de la camisa de él, Fernando la ayudo a quitarse la prenda y la lanzó por algún lugar de la habitación. Los dedos de Isa recorrieron el torso desnudo de Fernando, provocando en él