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Capítulo 3: Propuesta

Mi padre me enseñó muchas veces que la manera de vivir sin ataduras es no pensar en venganzas sin sentidos y que si nos habían otorgado un poder supremo como es el uso de la magia, debíamos usarlo con prudencia.

Por lo que, no debíamos tomar alguna inclinación sobre guerras de humanos, bestias o demonios. Pero, esta noche, estaba rompiendo por segunda vez lecciones que mi padre se esforzó tanto en enseñarme.

‘Esto lo hago por mí. Debo saber más de Nate y su familia, para saber cómo hacerles pagar.’ Me digo mentalmente.

Por eso, paso por medio de mi beso, la sangre que poco a poco calma el cuerpo del hombre que me tiene prácticamente como su prisionera. Él de inmediato me abraza, pero, sus brazos aunque se sienten muy grandes para ser humanos, no tienen las escamas ni se sienten calientes como antes.

Por lo que, solamente dejo que me lleve a donde desee, comprendiendo que primero debo saber dónde estoy y a donde me lleva, para saber hacia dónde puedo escapar una vez que él este complacido.

— Ya puedes soltarme. — digo terminando bruscamente el beso.

Sin embargo, a pesar de mi orden, él no me suelta, si no que, entra conmigo a una habitación donde inmediatamente cierra la puerta. Así que, mis alarmas se activan, pero, lo hacen tan tarde, que solo cuando me lanza a la cama, comprendo que es lo que quiere hacer.

— No. — digo de inmediato.

Él comienza a besar mi cuello, por lo que, intento apartarlo, pero, su fuerza es muy grande, por eso, entro en pánico. Rápidamente, miro a mi alrededor, intentando conseguir una ayuda, pero, no hay algo cerca.

La cama es tan grande, que necesitaría dos metros para alcanzar el borde de esta. Por eso, recurro a mi propio cuerpo para defenderme. Así que, cuando aparta su rostro de mi cuerpo, lo abofeteo con tanta fuerza que él se aleja completamente de mí.

El miedo por lo que quiso hacerme y el forcejeo que tuve con él, hace que mi corazón lata tan rápido que pareciera que no fuera un corazón de una omega, mi respiración esta agitada y yo siento que podría morir en cualquier momento porque todo me duele mucho.

Pero, el instinto de supervivencia, me impiden siquiera cerrar los ojos, por eso, con enojo miro al hombre que parece aturdido, como si lo que ha hecho no lo hubiese hecho él.

— ¿Qué ha pasado?

— ¡Quisiste abusar de mí, idiota! — grito aún agitada.

— Dicen que los magos son temibles, porque no sabe uno con que responderán, pero, no creí que fueras así por tu cuerpo frágil y tu mirada llena de dolor, tal parece que me equivoqué.

— Oh, parece que la victima de esta noche no es una presa fácil como pensabas, ¿no es así? — pregunto molesta.

Estoy enojada, lo estuve por lo de Nate y ahora viene su tío a causarme molestias solo porque creen que soy una mujer fácil de someter, ¿acaso tengo una condena que pagar con su familia o qué?

— ¿Víctima de esta noche? Pequeño ángel, parece que no te has dado cuenta, pero, fue tu sangre quien me hizo enloquecer.

— ¡¿Vas a disfrazar tu perversión, maldito demonio?!

— No, pequeño ángel. — dice él acercándose tan rápido a mí que es capaz de tocar mi mentón y colocar su rodilla en medio de mis piernas.

— ¡¿Q-que estás haciendo?! — pregunto alterada.

— Si algo disfrutamos los demonios es reconocer todas las perversiones que patrocinamos… ya sabes, lujuriosos deseos, terribles abusos y demás. Así que, como nos gusta alardear de nuestro trabajo, también nos ofende que nos den crédito que algo que no hicimos.

La mirada del hombre causa temor, porque su mirada es tan clara, que parecen de un color lila que debería significar pureza, pero, en sus facciones, solo muestran que este es una carnada para que el monstruo pueda devorarme.

El color de sus ojos son como una flor hermosa que te hace pensar que es seguro acercarte a ella, pero, la realidad es que solo hace que uno camine hacia el peligro y solo lo note cuando ya estás a punto de ser devorado.

— ¿Qué quieres decir?

— ¿A quién le has dado de tu sangre? ¿Acaso el inútil de mi sobrino la ha probado? — pregunta él y yo niego.

— No le he dado de mi sangre a alguien.

— Entonces, no sabías que tu sangre es tan buena reparando todo que incluso activa partes de tu cuerpo que por estar en descanso no estaban activadas.

— ¿Qué quieres decir exactamente? — pregunto confundida.

— Que me excitaste. Aunque no tenía motivos para estar duro, porque tenía muchas cosas en mi mente, tu sangre no solo me endureció la polla, si no que, nubló mi mente al punto que no pude controlarme

>> Si no fuera por tu bofetada, habría abusado de ti solo porque bebí un poco de tu sangre. Así que, por favor, no le des tu sangre a alguien porque si lo haces, correrás un peligro más grande del que viviste ahora. Aunque siendo sincero, con ese golpe, el que estaba en peligro de morir era yo.

— ¿Quién rayos eres exactamente?

— Soy Reymond Perasi, Elise y soy una terrible combinación entre una mujer lobo con rasgos genéticos de un dragón y un hombre que es más que un demonio. — dice él y yo tensiono mi cuerpo.

— ¿Cómo es posible esa mezcla?

— Mi padre tomó a una hermosa mujer sin saber que su verdadero aspecto era una mujer lobo. Esa mujer, tenía antepasados relacionados a los dragones, así que, ella me dio dos genes fuertes que coexisten en mi cuerpo.

>> Ella fue fuerte soportando todo eso, pero, cuando yo salí de la mezcla de ella y mi padre biológico, no pudo soportarlo y por eso, murió después de mi nacimiento, por lo que, soy el hermano menor de Alan.

— Entonces, el señor Perasi solo es hermano porque comparten una misma madre.

— Sí, pero él no tiene activado el gen de dragón de nuestra madre… bueno, no se ha comprobado hasta el momento y es esperable, después de todo, es un gen que no se desarrolla en cualquiera.

>> Además, son buenos mezclándose hasta desaparecer, por eso, los dragones han sido mezclados con otras especies no demoniacas que han mezclado tanto su sangre, que raro seria encontrar a un descendiente con el diez por ciento de la sangre de dragón. Por eso, aunque ella tiene supuesta relación con los dragones, en nuestros genes prevalece la raza hombre lobo.

Intento procesar todo, porque ni en mis sueños más locos pensé que Nate viniera de una familia así, pero, dudo que su tío mienta con algo tan serio.

— Comprendo…

— ¿Qué harás ahora para vengar a ese inútil?

— ¿Ah?

— Todos lo vimos. Así que, ¿Cómo piensas vengarte? — pregunta él y yo bajo la mirada.

— Lo dejaré ser lo que desee con quien quiera, ya no es mi problema.

— Entonces, es verdad lo que dicen los libros de tu familia: no saben vengarse. Por fortuna, yo sí sé cómo hacerlo, cásate conmigo, Elise. Cásate y juntos destruyamos a esos malnacidos.

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