Mi padre me enseñó muchas veces que la manera de vivir sin ataduras es no pensar en venganzas sin sentidos y que si nos habían otorgado un poder supremo como es el uso de la magia, debíamos usarlo con prudencia.
Por lo que, no debíamos tomar alguna inclinación sobre guerras de humanos, bestias o demonios. Pero, esta noche, estaba rompiendo por segunda vez lecciones que mi padre se esforzó tanto en enseñarme. ‘Esto lo hago por mí. Debo saber más de Nate y su familia, para saber cómo hacerles pagar.’ Me digo mentalmente. Por eso, paso por medio de mi beso, la sangre que poco a poco calma el cuerpo del hombre que me tiene prácticamente como su prisionera. Él de inmediato me abraza, pero, sus brazos aunque se sienten muy grandes para ser humanos, no tienen las escamas ni se sienten calientes como antes. Por lo que, solamente dejo que me lleve a donde desee, comprendiendo que primero debo saber dónde estoy y a donde me lleva, para saber hacia dónde puedo escapar una vez que él este complacido. — Ya puedes soltarme. — digo terminando bruscamente el beso. Sin embargo, a pesar de mi orden, él no me suelta, si no que, entra conmigo a una habitación donde inmediatamente cierra la puerta. Así que, mis alarmas se activan, pero, lo hacen tan tarde, que solo cuando me lanza a la cama, comprendo que es lo que quiere hacer. — No. — digo de inmediato. Él comienza a besar mi cuello, por lo que, intento apartarlo, pero, su fuerza es muy grande, por eso, entro en pánico. Rápidamente, miro a mi alrededor, intentando conseguir una ayuda, pero, no hay algo cerca. La cama es tan grande, que necesitaría dos metros para alcanzar el borde de esta. Por eso, recurro a mi propio cuerpo para defenderme. Así que, cuando aparta su rostro de mi cuerpo, lo abofeteo con tanta fuerza que él se aleja completamente de mí. El miedo por lo que quiso hacerme y el forcejeo que tuve con él, hace que mi corazón lata tan rápido que pareciera que no fuera un corazón de una omega, mi respiración esta agitada y yo siento que podría morir en cualquier momento porque todo me duele mucho. Pero, el instinto de supervivencia, me impiden siquiera cerrar los ojos, por eso, con enojo miro al hombre que parece aturdido, como si lo que ha hecho no lo hubiese hecho él. — ¿Qué ha pasado? — ¡Quisiste abusar de mí, idiota! — grito aún agitada. — Dicen que los magos son temibles, porque no sabe uno con que responderán, pero, no creí que fueras así por tu cuerpo frágil y tu mirada llena de dolor, tal parece que me equivoqué. — Oh, parece que la victima de esta noche no es una presa fácil como pensabas, ¿no es así? — pregunto molesta. Estoy enojada, lo estuve por lo de Nate y ahora viene su tío a causarme molestias solo porque creen que soy una mujer fácil de someter, ¿acaso tengo una condena que pagar con su familia o qué? — ¿Víctima de esta noche? Pequeño ángel, parece que no te has dado cuenta, pero, fue tu sangre quien me hizo enloquecer. — ¡¿Vas a disfrazar tu perversión, maldito demonio?! — No, pequeño ángel. — dice él acercándose tan rápido a mí que es capaz de tocar mi mentón y colocar su rodilla en medio de mis piernas. — ¡¿Q-que estás haciendo?! — pregunto alterada. — Si algo disfrutamos los demonios es reconocer todas las perversiones que patrocinamos… ya sabes, lujuriosos deseos, terribles abusos y demás. Así que, como nos gusta alardear de nuestro trabajo, también nos ofende que nos den crédito que algo que no hicimos. La mirada del hombre causa temor, porque su mirada es tan clara, que parecen de un color lila que debería significar pureza, pero, en sus facciones, solo muestran que este es una carnada para que el monstruo pueda devorarme. El color de sus ojos son como una flor hermosa que te hace pensar que es seguro acercarte a ella, pero, la realidad es que solo hace que uno camine hacia el peligro y solo lo note cuando ya estás a punto de ser devorado. — ¿Qué quieres decir? — ¿A quién le has dado de tu sangre? ¿Acaso el inútil de mi sobrino la ha probado? — pregunta él y yo niego. — No le he dado de mi sangre a alguien. — Entonces, no sabías que tu sangre es tan buena reparando todo que incluso activa partes de tu cuerpo que por estar en descanso no estaban activadas. — ¿Qué quieres decir exactamente? — pregunto confundida. — Que me excitaste. Aunque no tenía motivos para estar duro, porque tenía muchas cosas en mi mente, tu sangre no solo me endureció la polla, si no que, nubló mi mente al punto que no pude controlarme >> Si no fuera por tu bofetada, habría abusado de ti solo porque bebí un poco de tu sangre. Así que, por favor, no le des tu sangre a alguien porque si lo haces, correrás un peligro más grande del que viviste ahora. Aunque siendo sincero, con ese golpe, el que estaba en peligro de morir era yo. — ¿Quién rayos eres exactamente? — Soy Reymond Perasi, Elise y soy una terrible combinación entre una mujer lobo con rasgos genéticos de un dragón y un hombre que es más que un demonio. — dice él y yo tensiono mi cuerpo. — ¿Cómo es posible esa mezcla? — Mi padre tomó a una hermosa mujer sin saber que su verdadero aspecto era una mujer lobo. Esa mujer, tenía antepasados relacionados a los dragones, así que, ella me dio dos genes fuertes que coexisten en mi cuerpo. >> Ella fue fuerte soportando todo eso, pero, cuando yo salí de la mezcla de ella y mi padre biológico, no pudo soportarlo y por eso, murió después de mi nacimiento, por lo que, soy el hermano menor de Alan. — Entonces, el señor Perasi solo es hermano porque comparten una misma madre. — Sí, pero él no tiene activado el gen de dragón de nuestra madre… bueno, no se ha comprobado hasta el momento y es esperable, después de todo, es un gen que no se desarrolla en cualquiera. >> Además, son buenos mezclándose hasta desaparecer, por eso, los dragones han sido mezclados con otras especies no demoniacas que han mezclado tanto su sangre, que raro seria encontrar a un descendiente con el diez por ciento de la sangre de dragón. Por eso, aunque ella tiene supuesta relación con los dragones, en nuestros genes prevalece la raza hombre lobo. Intento procesar todo, porque ni en mis sueños más locos pensé que Nate viniera de una familia así, pero, dudo que su tío mienta con algo tan serio. — Comprendo… — ¿Qué harás ahora para vengar a ese inútil? — ¿Ah? — Todos lo vimos. Así que, ¿Cómo piensas vengarte? — pregunta él y yo bajo la mirada. — Lo dejaré ser lo que desee con quien quiera, ya no es mi problema. — Entonces, es verdad lo que dicen los libros de tu familia: no saben vengarse. Por fortuna, yo sí sé cómo hacerlo, cásate conmigo, Elise. Cásate y juntos destruyamos a esos malnacidos.Intento comprender como puede alguien saltar en una conversación de forma tan… impresionante. Por eso, pienso que es broma o que en el peor de los casos, escuché mal, pero, cuando miro al hombre frente a mí, no me da tiempo para pensar que eso sea posible.— Estoy esperando tu respuesta.— ¿Es este un efecto por beber mi sangre? — pregunto y él niega.— Ya no tengo mi forma demoniaca notoria, así que, comprenderás que no hay manera de que pueda hablar y verme normal, si he perdido el control de mis pensamientos.— Entonces, ¿Por qué me pregunta algo tan absurdo?— Soy el hijo ilegitimo de mi madre. — anuncia él.‘¿Cómo es posible que una mujer tenga un amorío con alguien más cuando tiene su hogar con su esposo e hijo?’ me pregunto mentalmente.— ¿Cómo puedes ser el hijo ilegitimo? Según veo, usted es menor que el señor Perasi, así que, si ella está casada con el padre del señor Alan, quiere decir que usted…— Mi padre nunca se casó con ella, porque al final, yo fui producto de una vio
Siempre crecí escuchando a mi padre y a los humanos decir que hay mezclas de especies que pueden ser más oscuros y malos que los propios demonios del infierno, pero, creía que mi padre exageraba y que los humanos al no conocer las demás especies en el mundo, inventaban esas cosas, pero, ahora lo confirmo.Porque solo eso explicaría porque en estos momentos Reymond me tiene a su lado, mientras su padre y mi reciente exnovio me observan fijamente intentando comprender todo lo que está sucediendo.Pero, lo peor es que yo solo escuché como Reymond los invitó a entrar y me llevó a este incomodo encuentro, sin atreverme a decir o hacer otra cosa. Por eso, estoy aquí… en el lugar y con las personas equivocadas.— Entonces, eres la prometida de mi hermano menor.— Oh, Alan, ¿tanto me quieres ahora que me llamas hermano menor y no bastardo asesino? — pregunta Reymond aumentando el ambiente tensionado que ya hay con la mirada asesina que Nate me muestra.— ¿Es verdad, Elise? ¿Lo que ha dicho mi
Mi respuesta, no le agrada siquiera un poco, por eso, me coloca contra la pared y su cuerpo de tal forma que siento como las arcadas me invaden, porque el olor de otras mujeres y mucho sexo esta incluso en su ropa.Por eso, lo aparto con fuerzas e intento vomitar, aturdiendo a Nate que no me agarra con fuerzas e incluso, se aparta de mí como si le hubiese revelado una terrible noticia que parece impactarle más que la noticia de que seré su tía.— Por eso vas a casarte con él, ¿no es así?— ¿Por qué lo dices? ¿Acaso has notado que él si es un hombre y no un niñito que cree que la buena vida es follar con muchas mujeres sin temor a enfermarse por ser tan promiscuo?— Sabes que no es por eso que hay un matrimonio tan rápido entre ustedes. Dime, Elise, ¿acaso te lanzaste primero a su cama, para probar con cuál de los dos te quedarías? ¿También complaciste a mi padre o solo fue entre mi tío y yo? — pregunta él y yo lo abofeteo.El enojo puede más que mi intención de ser alguien pacifista,
Al día siguienteDespués de haber usado un poco de magia, mi cuerpo comenzó a fallarme. Ya que, una de las razones por las que no uso magia, es porque mi cuerpo no puede soportar tanto agotamiento y por ello, debo usarlo lo menos posible.Por fortuna, solo se siente como si estuviera a punto de tener un resfriado y no algo peor. Además, también debo sentirme agradecida porque después de haberle dicho a Reymond que me dejará pensarlo, dejó de insistir en su plan y me envió a casa sin algunas otras intenciones.— No le des importancia, Elise. Lo mejor es que te prepares para trabajar y no pienses en cosas que seguramente quedarán en el olvido. — me digo levantándome de la cama.Debo reconocerlo, tengo mucho miedo, ya que, ayer rompí muchas reglas y me expuse a peligros innecesarios por no pensar sabiamente sobre lo que debería o no hacer. Por eso, deseo que Reymond lo olvide, porque si sigue insistiendo, tendré que desaparecer sin dejar un solo rastro.Con eso en mente, me preparo y me
Soy consciente que no es bueno mentir, mucho menos, de una forma tan descarada. Pero, no pueden juzgarme cuando soy una persona lastimada y acorralada, que solo intenta equilibrar las cosas con este desgraciado.— Elise…— Aléjese de mí, señor. Desde lejos puede hablarme y yo no tendré que reprimir la repulsión que su aroma me causa. — digo con frialdad, observando en su mirada cuanto le impacta lo que he mencionado.— Estás jugando con fuego.— Hasta donde sé, quien viene y juega con fuego es mi querido alfa, Reymond. — digo.El malestar me invade por mentir de forma tan descarada, pero, necesito alejarlo de mí tanto como sea posible, sin embargo, Nate no piensa lo mismo al detener el ascensor, sin importar que no tengo su tiempo libre.— No me hagas perder el control, Elise, porque vas a arrepentirte.— Ya me he arrepentido. — susurro y él se aleja un poco complacido.— Entonces, si te has dado cuenta, ¿Qué piensas hacer para implorar mi perdón?— ¿Ah?— Ya sabes, puedes arrodillart
La sangre se congela, mi respiración es pesada y mis pies se mueven retrocediendo lentamente mientras mi vista se nubla por todo el dolor que siento al ser difamada de esta manera.— No puede ser… — susurro completamente herida.— ¡¿En dónde está esa maldita mujer?! — grita el señor Geles y yo doy un pequeño salto ante el susto que me hace experimentar su grito.— Entre, señorita. Si no lo hace, será peor. — dice la asistente.— No puedo hacerlo. — digo sintiéndome completamente desprotegida.Así que, como una tonta, corro lejos de esa oficina donde comienzan a escucharse ruidos fuertes de cosas lanzándose y maldiciones que no puedo tolerar escuchar. Por eso, corro hacia el ascensor, donde de inmediato, presiono el botón para ir al primer piso y así marcharme de una empresa que en estos momentos me asfixia.
Aunque sé que no debería aferrarme a un hombre que me ha confirmado con su aspecto que tiene conexión con el infierno, no puedo alejarme de él. Sus palmadas en mi espalda y la forma en la que me arrulla, hace que sea imposible para mí alejarme.Sobre todo, porque me siento demasiado afectada por un video que esta editado, porque así de bajo ha caído Nate al castigarme cuando no fui yo quien estuvo con él en ese video.— Es un malnacido. — susurro en medio del llanto.— Sí, realmente lo es. — dice Reymond.Él no menciona algo más, solo me consuela al punto que me da un pañuelo y solo permite que abran la puerta, cuando ya me he calmado un poco.— ¿Puedes bajar por tu cuenta? — pregunta Reymond y yo comienzo a asentir.Aun con muchas ganas de llorar, bajo del auto sorprendiéndome al ver que el lugar en el que me encuentro e
Lentamente, levanto mi mirada porque sé que no hay manera de fingir que no lo estaba viendo y desviarla sería mostrar cuan avergonzada me siento. Por eso, detallo su cuerpo aunque mi mirada lo recorre rápidamente.— ¿Ya acabaste, pervertida?— Solo miraba una mancha en tu pantalón, Reymond. Pero, si eso es motivo de perversión, no soy alguien para contradecir a un alfa. — digo encogiéndome de hombros.— Entonces, lo que te estabas preguntando es si te dejaría lavar mi pantalón, ¿es eso lo que quieres? — pregunta Reymond y yo de inmediato me escandalizo, sobre todo, porque comienza a desabrochar el pantalón.‘¿Acaso he escuchado mal?’ me pregunto mentalmente.— ¡Por supuesto que no quiero hacer eso! — digo escandalizada.— Soy un alfa, Elise. Si alguien en el mundo sabe que es sentir deseos lujuriosos, soy