Al día siguienteDespués de haber usado un poco de magia, mi cuerpo comenzó a fallarme. Ya que, una de las razones por las que no uso magia, es porque mi cuerpo no puede soportar tanto agotamiento y por ello, debo usarlo lo menos posible.Por fortuna, solo se siente como si estuviera a punto de tener un resfriado y no algo peor. Además, también debo sentirme agradecida porque después de haberle dicho a Reymond que me dejará pensarlo, dejó de insistir en su plan y me envió a casa sin algunas otras intenciones.— No le des importancia, Elise. Lo mejor es que te prepares para trabajar y no pienses en cosas que seguramente quedarán en el olvido. — me digo levantándome de la cama.Debo reconocerlo, tengo mucho miedo, ya que, ayer rompí muchas reglas y me expuse a peligros innecesarios por no pensar sabiamente sobre lo que debería o no hacer. Por eso, deseo que Reymond lo olvide, porque si sigue insistiendo, tendré que desaparecer sin dejar un solo rastro.Con eso en mente, me preparo y me
Soy consciente que no es bueno mentir, mucho menos, de una forma tan descarada. Pero, no pueden juzgarme cuando soy una persona lastimada y acorralada, que solo intenta equilibrar las cosas con este desgraciado.— Elise…— Aléjese de mí, señor. Desde lejos puede hablarme y yo no tendré que reprimir la repulsión que su aroma me causa. — digo con frialdad, observando en su mirada cuanto le impacta lo que he mencionado.— Estás jugando con fuego.— Hasta donde sé, quien viene y juega con fuego es mi querido alfa, Reymond. — digo.El malestar me invade por mentir de forma tan descarada, pero, necesito alejarlo de mí tanto como sea posible, sin embargo, Nate no piensa lo mismo al detener el ascensor, sin importar que no tengo su tiempo libre.— No me hagas perder el control, Elise, porque vas a arrepentirte.— Ya me he arrepentido. — susurro y él se aleja un poco complacido.— Entonces, si te has dado cuenta, ¿Qué piensas hacer para implorar mi perdón?— ¿Ah?— Ya sabes, puedes arrodillart
La sangre se congela, mi respiración es pesada y mis pies se mueven retrocediendo lentamente mientras mi vista se nubla por todo el dolor que siento al ser difamada de esta manera.— No puede ser… — susurro completamente herida.— ¡¿En dónde está esa maldita mujer?! — grita el señor Geles y yo doy un pequeño salto ante el susto que me hace experimentar su grito.— Entre, señorita. Si no lo hace, será peor. — dice la asistente.— No puedo hacerlo. — digo sintiéndome completamente desprotegida.Así que, como una tonta, corro lejos de esa oficina donde comienzan a escucharse ruidos fuertes de cosas lanzándose y maldiciones que no puedo tolerar escuchar. Por eso, corro hacia el ascensor, donde de inmediato, presiono el botón para ir al primer piso y así marcharme de una empresa que en estos momentos me asfixia.
Aunque sé que no debería aferrarme a un hombre que me ha confirmado con su aspecto que tiene conexión con el infierno, no puedo alejarme de él. Sus palmadas en mi espalda y la forma en la que me arrulla, hace que sea imposible para mí alejarme.Sobre todo, porque me siento demasiado afectada por un video que esta editado, porque así de bajo ha caído Nate al castigarme cuando no fui yo quien estuvo con él en ese video.— Es un malnacido. — susurro en medio del llanto.— Sí, realmente lo es. — dice Reymond.Él no menciona algo más, solo me consuela al punto que me da un pañuelo y solo permite que abran la puerta, cuando ya me he calmado un poco.— ¿Puedes bajar por tu cuenta? — pregunta Reymond y yo comienzo a asentir.Aun con muchas ganas de llorar, bajo del auto sorprendiéndome al ver que el lugar en el que me encuentro e
Lentamente, levanto mi mirada porque sé que no hay manera de fingir que no lo estaba viendo y desviarla sería mostrar cuan avergonzada me siento. Por eso, detallo su cuerpo aunque mi mirada lo recorre rápidamente.— ¿Ya acabaste, pervertida?— Solo miraba una mancha en tu pantalón, Reymond. Pero, si eso es motivo de perversión, no soy alguien para contradecir a un alfa. — digo encogiéndome de hombros.— Entonces, lo que te estabas preguntando es si te dejaría lavar mi pantalón, ¿es eso lo que quieres? — pregunta Reymond y yo de inmediato me escandalizo, sobre todo, porque comienza a desabrochar el pantalón.‘¿Acaso he escuchado mal?’ me pregunto mentalmente.— ¡Por supuesto que no quiero hacer eso! — digo escandalizada.— Soy un alfa, Elise. Si alguien en el mundo sabe que es sentir deseos lujuriosos, soy
Narra ReymondIntento concentrarme en que es lo que debo hacer, pero, no me es posible, porque las ganas de asesinar son más grandes que las de vivir y todo por un idiota que es tomo menos hombre. Porque eso es Nate Perasi, un intento de hombre que solo sabe actuar de forma baja.— Ni siquiera los demonios son capaces de llegar tan bajo como esto. — digo mirando el video publicado.— Señor, ya hemos usado una contramedida, como recomendaron los abogados, realizaremos una demanda y…— ¿Son idiotas o solo se están haciendo los idiotas? — pregunto confundido.— ¿Disculpe?— Una maldita demanda no va a solucionar las cosas, yo quiero que quiten el video y suban el original con un virus donde se muestren cada una de las perversiones de quien vea el video.>> Si ellos van a especular de lo que no saben, entonces, no pueden enojarse porque especulen de lo que con pru
El desespero me invade porque no puedo permitir que a ella le pase algo después de tantos años buscándola. Así que, desesperado corro hacia su habitación donde al verla inconsciente mi pecho amenaza con romperse.— ¡¿Qué rayos hacen que no está el doctor aquí?!— Ya viene en camino, señor.— Si algo le llega a pasar a Elise, estarán en graves problemas. — advierto con ella en la cama, intentando que mis feromonas la alivien, pero, no es así.Su cuerpo parece estar sufriendo mucho al punto que se transforma en humana o en lobo con pocos segundos de diferencia.— Esto no puede ser un castigo por reencontrarnos, ¿verdad?— Señor, los dos fueron castigados reencarnando en la tierra sin saber de sus recuerdos siendo ángel o demonio, cuando se volvieron a encontrar, las cosas se complicaron en la vida de ambos y cu
Narra EliseSoy consciente cuán importante es para un lobo el orgullo, por lo que, una vez publicado el video pornográfico, ninguna familia me querrá tener como su familiar. Así que, me he mentalizado a ser una solitaria loba a la que nadie extrañaría.Por lo que, sus palabras me resultan extrañas cuando no es algo que diría un hombre lobo y mucho menos, siendo un alfa, ¿acaso está desesperado por vengarse de los Perasi? No, no puede ser eso cuando puede hacer eso con alguna de las decenas de mujeres que fueron usadas por Nate.— Parece que la persona que se encuentra mal aquí es usted. — digo intentando caminar, pero, me tambaleo.— Deja de sobre exigirte, tu cuerpo está muy afectado por todo lo que estás experimentando. — me dice Reymond.— Yo… estoy bien, iré al baño un momento y me marcharé.— No