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Vuelve a mí, mi luna
Vuelve a mí, mi luna
Por: Lala-Sula
Capítulo 1: Traicionada

La emoción me invade al ver todo lo que tengo preparado para mi novio, Nate. Después de todo, llevamos semanas sin vernos porque su trabajo lo ha mantenido ocupado y yo debo recompensar todo su esfuerzo con una buena sorpresa de cumpleaños.

Nate Perasi, es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Porque no solo ha sido un hombre que ha estado conmigo mucho tiempo como mi novio, si no que, antes de eso, era mi único conocido en esta empresa donde los abusos de poder ocurren en todo momento.

Por eso, aunque yo debí ir de viaje de negocios, trabajé duro para ser reemplazada por otra compañera y así, darle la sorpresa a mi increíble novio. Sonriente, miro el resultado de toda la decoración de su departamento y mirando la hora, subo a mi auto rumbo a la casa de sus padres.

— Esta vez si voy a sorprenderte, cariño.

Sabiendo la programación de su cumpleaños, entro a la propiedad de su familia y toco a la puerta donde la música ya se escucha con fuerza. Apenas llego, su madre, abre los ojos sorprendida.

— Oh, querida, ¿no estabas de viaje por trabajo?

— ¡Sorpresa! — digo abriendo mis brazos por la emoción.

— Oh, Elise, quizás es momento de que abras tus ojos, entra. — dice la señora Perasi abriendo la puerta.

Sin comprender lo que quiere decirme, entro a su casa buscando a mi novio, pero, no lo encuentro por algún lado. Por eso, camino por la casa, siguiendo su olor con un regalo que aunque sea para él, me lo pondré yo para que lo disfrute.

‘Es momento de unirnos, después de todo, no fue mi cuarto rechazo de un lobo, si no, el único que ha deseado ser mi pareja en este mundo donde parece que los hombres lobos me rechazan.’ Me digo mentalmente

La felicidad me invade porque estoy lista para dar este paso con el hombre que tanto he amado durante más de un año. Así que, con ese pensamiento en mi mente, recorro la casa llena de personas extrañas que no me reconocen como la novia de Nate, ya que, para evitar problemas en la empresa, nos tratamos como empleados y no como novios.

Al ver que no lo encuentro por ningún lado de la casa donde están los invitados de la fiesta, tomo la escalera para ir al área de las habitaciones. Con cuidado, comienzo a abrir las puertas intentando percibir el aroma reciente de mi novio en alguna de ellas y vaya que lo hago.

El hombre al que sorprendería con un uniforme de enfermera sexy, está recibiendo atención de dos mujeres que no necesitaron de disfraces, para atenderlo como seguramente él desea. Con una puerta ligeramente abierta, veo como Nate, mi increíble Nate está teniendo relaciones con tres mujeres y dos hombres.

— Nate… — susurro desde la puerta.

Nate levanta su mirada, pero, aunque la sorpresa lo invade brevemente, no se detiene realizando su traición, si no que, aun penetrando a una de las mujeres que están una encima de la otra, me habla.

— ¿Qué haces aquí, Elise? Se supone que estarías trabajando. — dice Nate.

— Quería sorprenderte, pero, evidentemente la sorprendida soy yo. — susurro retrocediendo.

— No te vayas, entra para que podamos divertirnos todos. Chicos, ella es mi novia… la oficial delante de mis padres. Así que, pueden probarla un poco después de que yo por fin la pruebe. — dice Nate llamando la atención de sus amigos.

La repulsión me invade, por lo que, cubro mi boca ante las inmensas ganas de vomitar. Eso hace que Nate se burle y es eso, lo que me impide que yo pueda marcharme.

‘Ya te burlaste de mí, no puedo permitir que me pisotee aún más.’ Me digo mentalmente.

— Lo siento, pero, no quiero decepcionarme. Según lo que veo, ni siquiera saben cómo usar su polla. Así que, prefiero no ensuciarme con algo que no me hará sentir placer. Por eso, los dejo para que al menos intenten complacer a esas chicas, que tengan buena noche. — digo girándome, teniendo como recuerdo el enojo de Nate.

— Dudo que haya un alfa, que no sepa como usar su polla, Elise. Pero, si es eso lo que te dirás a partir de ahora para asimilar como es nuestra relación, adelante.

— Por lo que me has hecho, deseo tanto que seas el único alfa al que se le encoja tres centímetros de polla ni sepa cómo usarla. — digo marchándome.

— ¡Elise! — grita Nate saliendo de la habitación completamente sudado y aun desnudo, pero, logra cubrirse con una toalla cuando yo tomo las escaleras.

Sus feromonas me afectan, pero, logro alejarme de su asqueroso toque, mientras mantengo mi mirada fría, dura y distante. Porque al final, he sido pisoteada por un hombre lobo que creí que me quería de verdad.

— ¡Espera un momento!

— Tome, señor Perasi, dele buen uso a su regalo. — digo entregándole la bolsa delante de los curiosos que disfrutan la escena que estoy dando y así marcharme de la casa que tanto me asfixia.

Solo después de salir de casa es que dejo caer las primeras lágrimas, pero, no me atrevo a gritar y llorar con todo mi dolor, una vez que salgo de la propiedad de los Perasi. Porque no quería darles el placer de verme completamente destruida.

El hombre que había estado a mi lado por más de un año, el único hombre lobo con que el que he sentido compatibilidad y no me ha rechazado, ahora es un hombre diferente y no porque haya cambiado de un momento a otro, si no, porque supo esconder su verdadero rostro. Porque dudo que esto haya pasado solo hoy.

— Eres una tonta, Elise. Has caído en las garras de un maldito lobo que por poco te devora de un solo mordisco. — digo llorando mientras conduzco tan rápido que pierdo el control del auto.

Con mi corazón latiendo en mis oídos, hago varias maniobras cuando el auto tropieza con una parte del suelo que me hace girar y casi volcarme. Por eso, uso mis habilidades conduciendo para evitar un accidente, pero, a la final, mi pequeño auto termina volcado, quedando yo aferrada a mi asiento, mientras el techo de mi auto queda en el suelo.

— Maldición. — susurro en medio de mi llanto, mientras escucho un trueno con fuerza que me hace temblar.

El trueno, anuncio una lluvia tan fuerte, que en menos de dos minutos, me impide ver a mi alrededor, por eso, como puedo salgo del auto, implorando que un auto no venga rápido y termine atropellándome.

Pero, mi suerte es terrible, por eso, apenas estoy saliendo del auto, la luz de un auto me ilumina. Comprendiendo que puedo morir en cualquier momento, extiendo mis manos impidiendo que avance, aunque yo más que nadie sé que no debería usar magia.

Sin embargo, este caso lo amerita y por eso, detengo el auto de donde sale un conductor aturdido por lo que he hecho.

— Señor…

— ¡Acelera!

— Una maga no nos deja hacerlo. — dice el conductor.

‘Maga… sabe que soy una maga. Oh, no.’ Me digo mentalmente.

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