En el auto Itsac le contó muy alegre a Toro las cosas que había visto en México.Le contó que la taquería en la que comieron juntos por primera vez aún estaba ahí y que la señora estaba un poco más viejita a como la recordaba, que la hacienda de su padre estaba como la recordaba y que extrañaría mucho el volver a verla. Cuando mencionó aquello el hombre miró a Helene por el retrovisor apretando los ojos, no sabía que se traía ella entre manos pero ya habían pasado suficientes cosas juntos como para confiar en ella ciegamente, luego sacó del una de las gavetas del frente una bolsita que le atendió a Helene.— Imaginé que tal vez podríamos necesitarlos, no lo sé aún .no sé cómo es que funciona esto. — Helene abrió la bolsita y se encontró con una colección de cuarzos, Luego sonrío de lado y se las enseñó a Itsac que también se rió. Sacó de adentro una pequeña pulsera con un cuarzo de sanación, lo tomó entre sus manos y lo apoyó sobre la cicatriz que tenía la palma de la mano, luego to
Habían compartido un momento íntimo con los padres de Henry y Helene sintió que Itsac salió mucho más relajado de la casa, como si se hubiese quitado un gran peso de encima, tal vez así hubiera sido y ella se sintió bien por él, entendía lo que la culpa podía hacer en una persona, ella más que nadie lo entendía y aunque comprendiera su culpa, aunque hubiera podido librarse un poco de ella, sabía que era algo en lo que había trabajar.Caminaron despacio, cada uno al lado del otro, hasta que llegaron al auto y después de que Toro encendió el motor y arrancó itsac les dijo:— No quiero que me vean con lástima. Sé que ustedes no, son las personas más cercanas que tengo, pero aunque quiero contarle a los demás, quiero que lo sepan y quiero poder despedirme entre comillas, no quiero que me vean con lástima — Helene entrelazó los dedos con los suyos.— Nunca Te verán con lástima — le dijo, No cualquier persona sería capaz de hacer el sacrificio que estás haciendo para poder estar con tu hijo
Todos en la sala se tensaron de golpe, Helene observó como los hombros de Itsac se pusieron tensos, el entrecejo se le apretó al igual que los puños. Respiró como un toro herido y acorralado mientras se giraba hacia Amadeus y daba dos pasos al frente, pero Arnau apoyó una mano en su pecho y lo detuvo con dificultad, Itsac había perdido peso y energía durante el secuestro, pero aún así al mayor le tomó un poco de esfuerzo detenerlo.— No vale la pena — le dijo. Varios hombres del esquema de seguridad bajaron por las escaleras corriendo e hicieron una línea entre Amadeus y ellos.— ¿Cómo diablos pudiste entrar aquí?— Le dije la verdad a tus hombres de seguridad — contestó Amadeus con un tono arrogante — yo no soy el enemigo y no hay ni una sola prueba que demuestre lo contrario, solo soy un tío visitando a su sobrino — Itsac apretó los ojos y Helene supo que habría varios despidos esa misma mañana.— Quiero que te largues de aquí, no eres bienvenido en mi hogar — Amadeus miró alrededor
Amadeus les dio una fría mirada con una extraña sonrisa y luego dio la vuelta y se fue.Helene caminó hacia Itsac y le apoyó la mano en el hombro.— ¿Crees que pueda proceder esa denuncia? — le preguntó y él como única respuesta abrió el papel y lo leyó.— Podría ser — comentó — tendría que verlo mi abogado, pero parece que sí podía proceder argumentalmente que mi incapacidad puede traer grandes consecuencias para la aerolínea y como es el segundo inversionista más grande tiene todo el derecho, legalmente, hablando, a velar por los intereses de sus acciones.Tomó la hoja y la dobló perfectamente, luego se le atendió a Toro que la guardó en el bolsillo.— Todo eso que dijiste…— Es obvio que no lo siento — le dijo Helene e Itsac asintió con vehemencia. — Claro que lo sé. Tal vez fue un poco crudo, pero espero que lo hubiera asustado lo suficiente — Aurora chasqueó la lengua mientras doblaba el pequeño trajecito con falda que había llevado para el bebé de Helene e Itsac.— La verdad no
Pasaron la noche en vela. Apenas una hora después de que Helene vio la noticia, la parte exterior de la casa se llenó de periodistas paparazzis y si decenas de personas que quería la primicia de la mujer que había amenazado de muerte a un hombre tan importante como Amadeus Guerrero. El tío de Itsac había sido estúpidamente astuto, manipuló la grabación y aunque sí era la voz de Helene y ella sí había dicho todo aquello, el hombre ayudó a sacarlo de contexto dejando únicamente las partes más dramáticas, descaradamente añadió cosas que él nunca les dijo, como que le suplicó que se dejaran ayudar, donde le decía a Itsac que lo quería y que solamente quería su bienestar y donde lucía como un hombre comprensible y asustado por su familia.Las redes sociales explotaron de una forma inimaginable, las opiniones divididas y las denuncias masivas hicieron que el perfil de la red social de Helene, con tantos millones de seguidores, fuera bloqueado.A Helene no le importaban tanto los seguidores
Prensa, noticieros, periódicos, magazines, programas de chismes. Todos querían un pedazo de la noticia del momento y cuando llegó a la mañana la voz de Helene le había dado la vuelta al mundo.Las opiniones más divididas que nunca, pero la palabra salud mental era la que opacaba las primeras planas. Según Amadeus y lo que argumentaban la mayoría que estaban en su contra, era que todo lo que había tenido que vivir con el secuestro y la casi muerte de Itsac la habían enfermado mentalmente, básicamente, que estaba loca, era lo que querían decirle todos y todo pareció salirse de control. Afuera de la casa de Itsac se amontonó un centenar de periodistas. tuvieron que cerrar las persianas para que no se asomaran por las ventanas a tomarles fotografías y las opiniones están más divididas que nunca, el video que salió en el periódico ole In Pemiere, con Alexandra Tcherassi, ayudó bastante a su buen nombre.Itsac se preguntó Cómo la periodista había logrado tener una copia de la denuncia que A
Toro avanzó hacia la periodista y la tomó por los hombros.— dime que estás bromeando — pero ella lo miró mal y se apartó.— soy una de las periodistas más importantes que tiene este país, incluso más que la rubiecita esa de su amiga Aurora. Yo no digo mentiras, no tengo razón para decir alguna, las odio.— entonces, ¿cuáles son las pruebas que tienes para involucrar a Amadeus? — Alexandra caminó hacia el comedor y se sentó en una de las sillas, sacó su bolso y lo dejó sobre la mesa, luego lo abrió y le tendió unas fotografías — Helene las observó era una lista de fotografías de alguien encubierto que seguían a Amadeus por una calle. El hombre tenía una abrigo y había nieve, parecía que era invierno, pero quién sabe en qué país. En la siguientes fotografías se veía a Amadeus con otro hombre, un hombre calvo y alto, delgado con los ojos fríos como el hielo. le daba la mano luego se daban un corto abrazo y ambos entraron a un restaurante, habían más fotografías de ellos cenando.— ¿y es
Itsac se quedó un rato en silencio mientras procesaba lo que Helene le había acabado de contar, ella se quedó ahí de pie conteniendo el aliento, esperando que Itsac tal vez se enojara, que le dijera que no lo haría y que estaba loca, pero a diferencia de lo que Helene imaginó, el piloto sonrió con un poco de tristeza en los labios.— Cariño, no creo que haya nada que se pueda hacer, tus cuarzos puede que hubieran sido poderosos, Pero esto es diferente — caminó hacia donde él estaba y lo tomó por las manos, luego le dio un beso en los nudillos.— No, Itsac esto, es diferente, no es con los cuarzos, es con los hijos del bosque — Itsac apretó el entrecejo — Porque ellos ellos tienen habilidades, casi como Crepúsculo, ¿lo recuerdas? cada uno podía tener dones diferentes — Itsac negó levemente.— Yo nunca me vi esas películas — Helene chasqueó la lengua.— No importa, lo importante es que entiendas que existe la posibilidad de que te curen de una forma más segura, sin ninguna intervención