Las manos de Helene sudaban con intensidad mientras el auto se deslizaba por las calles de Ciudad de México. Helene hubiera disfrutado el paisaje de no ser por todo lo que tenía en la cabeza, tantas emociones y pensamientos le reboteaban dentro del cerebro y la confundían produciéndole un malestar agobiante.Cuando llegaron al hotel, Helene siguió a su esposo, Itsac caminaba con la cabeza gacha y los hombros caídos. Se veía cansado y derrotado como ella nunca lo había visto, no se imaginó todas las cosas que el hombre estaba cargando en su cabeza, no solo su enfermedad sino todo lo que acontecía su relación. En el elevador, Helene observó como itzac la miraba detenidamente, no fue incómodo, pero sí curioso, la miraba y la miraba como si observara cada uno de sus detalles, como si temiera que se le fuera a escapar, entonces Helene lo entendió, entendió que Itsac la miraba de esa forma porque sabía que en cualquier momento la luz se apagaría y jamás podría volver a verla, pero ella no
Pasaron la noche abrazados como nunca lo habían hecho, sintiéndose. Hicieron el amor despacio, con paciencia, deleitándose en cada una de las sensaciones, en sus olores, sus sabores y la calidez de sus cuerpos y se quedaron dormidos abrazados y desnudos y los sueños de Helene fueron pacíficos.Soñó que Brenda le acariciaba la mejilla, con ternura, no le dijo nada pero Helene entendió que la perdonaba, luego se iba volando en un avión hacia el cielo y ella se quedó en la tierra con una sensación de paz, luego despertó y estaba sola en la cama.Levantó la cabeza para buscar a Itsac y lo encontró de pie cerca de la entrada del baño, tenía la mano en la pared y ella lo miró con curiosidad. No dijo nada, se quedó esperando un momento para ver qué era lo que hacía el hombre y un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando lo vio tantear en la pared para buscar la entrada del baño.Se puso de pie y corrió, cuando Itsac sintió los pasos de helene hacia él se volvió para mirarla pero Helene vio co
— ¿Qué haremos? — le preguntó Helene a Itsac mientras regresaban a la ciudad — creo que estamos pasando por un mal momento como para tener que preocuparnos porque ahora tu tío quiere matarnos — Itsac asintió.— Es justo lo que quiere, sacarnos del camino para quedarse con Aeromaya, y eso no lo podemos permitir. Recuerda que ahora tenemos algo mucho más importante en que pensar, más que nuestras vidas, la vida de nuestro hijo — estiró la mano y le acarició con ternura el vientre, Helene apoyó su mano sobre la de él, esta vez estaba cálida como siempre.No pudo entender como para Itsac fue tan fácil tomar la decisión de quedarse completa y absolutamente ciego, la había tomado y estaba decidido a hacerlo sin mirar atrás. Ella entendía completamente sus razones, pero la nostalgia con la que el hombre miraba cada edificio, cada planta, cada puesto de tacos, le rompía el corazón en mil pedazos, entonces, ahí silenciosamente y para sí misma, se prometió que haría algo al respecto, así como l
Pasaron la noche en el hotel, tranquilos. Charlaron larga y tendidamente sobre ellos, sobre su vida y sobre el futuro, pero Helene tuvo miedo de comentarle sobre el plan que tenía entre manos. Aparte de que no quería darle falsas ilusiones, no sabía cómo podía tomarlo el piloto, tal vez se enojara con ella por no respetar su decisión, pero ya había puesto el plan en marcha y después de que todo estuviera listo se lo diría, y sería él el que tomara la decisión hacerlo o no.Cuando llegó la mañana despertó abrazada al cuerpo de su esposo, sentía en el cuerpo una extraña sensación de liberación, aunque la enfermedad de Itsac aún le generara un poco de vacío en el vientre, pero el hecho de que existiera una posibilidad, aunque sea muy lejana, la tenía con los ánimos nuevamente arriba.Empacó sus maletas con tristeza, la verdad tenía muchísimas ganas de haberse quedado más tiempo en el país, conocer más y comer mucho más ya que últimamente tenía demasiada hambre, pero entendía las razones
En el auto Itsac le contó muy alegre a Toro las cosas que había visto en México.Le contó que la taquería en la que comieron juntos por primera vez aún estaba ahí y que la señora estaba un poco más viejita a como la recordaba, que la hacienda de su padre estaba como la recordaba y que extrañaría mucho el volver a verla. Cuando mencionó aquello el hombre miró a Helene por el retrovisor apretando los ojos, no sabía que se traía ella entre manos pero ya habían pasado suficientes cosas juntos como para confiar en ella ciegamente, luego sacó del una de las gavetas del frente una bolsita que le atendió a Helene.— Imaginé que tal vez podríamos necesitarlos, no lo sé aún .no sé cómo es que funciona esto. — Helene abrió la bolsita y se encontró con una colección de cuarzos, Luego sonrío de lado y se las enseñó a Itsac que también se rió. Sacó de adentro una pequeña pulsera con un cuarzo de sanación, lo tomó entre sus manos y lo apoyó sobre la cicatriz que tenía la palma de la mano, luego to
Habían compartido un momento íntimo con los padres de Henry y Helene sintió que Itsac salió mucho más relajado de la casa, como si se hubiese quitado un gran peso de encima, tal vez así hubiera sido y ella se sintió bien por él, entendía lo que la culpa podía hacer en una persona, ella más que nadie lo entendía y aunque comprendiera su culpa, aunque hubiera podido librarse un poco de ella, sabía que era algo en lo que había trabajar.Caminaron despacio, cada uno al lado del otro, hasta que llegaron al auto y después de que Toro encendió el motor y arrancó itsac les dijo:— No quiero que me vean con lástima. Sé que ustedes no, son las personas más cercanas que tengo, pero aunque quiero contarle a los demás, quiero que lo sepan y quiero poder despedirme entre comillas, no quiero que me vean con lástima — Helene entrelazó los dedos con los suyos.— Nunca Te verán con lástima — le dijo, No cualquier persona sería capaz de hacer el sacrificio que estás haciendo para poder estar con tu hijo
Todos en la sala se tensaron de golpe, Helene observó como los hombros de Itsac se pusieron tensos, el entrecejo se le apretó al igual que los puños. Respiró como un toro herido y acorralado mientras se giraba hacia Amadeus y daba dos pasos al frente, pero Arnau apoyó una mano en su pecho y lo detuvo con dificultad, Itsac había perdido peso y energía durante el secuestro, pero aún así al mayor le tomó un poco de esfuerzo detenerlo.— No vale la pena — le dijo. Varios hombres del esquema de seguridad bajaron por las escaleras corriendo e hicieron una línea entre Amadeus y ellos.— ¿Cómo diablos pudiste entrar aquí?— Le dije la verdad a tus hombres de seguridad — contestó Amadeus con un tono arrogante — yo no soy el enemigo y no hay ni una sola prueba que demuestre lo contrario, solo soy un tío visitando a su sobrino — Itsac apretó los ojos y Helene supo que habría varios despidos esa misma mañana.— Quiero que te largues de aquí, no eres bienvenido en mi hogar — Amadeus miró alrededor
Amadeus les dio una fría mirada con una extraña sonrisa y luego dio la vuelta y se fue.Helene caminó hacia Itsac y le apoyó la mano en el hombro.— ¿Crees que pueda proceder esa denuncia? — le preguntó y él como única respuesta abrió el papel y lo leyó.— Podría ser — comentó — tendría que verlo mi abogado, pero parece que sí podía proceder argumentalmente que mi incapacidad puede traer grandes consecuencias para la aerolínea y como es el segundo inversionista más grande tiene todo el derecho, legalmente, hablando, a velar por los intereses de sus acciones.Tomó la hoja y la dobló perfectamente, luego se le atendió a Toro que la guardó en el bolsillo.— Todo eso que dijiste…— Es obvio que no lo siento — le dijo Helene e Itsac asintió con vehemencia. — Claro que lo sé. Tal vez fue un poco crudo, pero espero que lo hubiera asustado lo suficiente — Aurora chasqueó la lengua mientras doblaba el pequeño trajecito con falda que había llevado para el bebé de Helene e Itsac.— La verdad no