122| Preso.

Sumergido en la oscuridad, Itsac sintió que llevaba toda una eternidad en ella, que el tiempo se había detenido, que todo se había detenido: su respiración, su corazón el aire alrededor. Recostó la cabeza en la pared y trató de sentir el frío que desprendía, pero no lograba sentir nada, era como si tuviera la piel entumecida. De repente terminó, la luz regresó a sus ojos y fue tan fuerte que tuvo que parpadear un par de veces para que no lo cegara, miró por la estrechísima ventana circular que parecía la tapa diminuta de un frasco y si notó que aún el sol estaba en el cielo, así que no debía de haber pasado más de una hora o dos horas, o tal vez hubieran sido 15 minutos o 10, pero su percepción del tiempo iba cambiando cómo le dijo el doctor por primera vez.

Itsac sintió miedo, miedo real, ¿ y si cuándo llegara a oscuridad completamente nunca volvía a sentir nada? ¿ni el tacto de una persona, ni la voz de alguien, ni siquiera el paso del tiempo? No sería más que una conciencia flotan
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