--- Ana Teyssier ---
August Dominik Müller era considerado un adonis, un hombre casi, casi hecho a mano, se decía en los pasillos, el hombre seguro no pasaba de los cuarenta y tantos años, su rostro era muy característico, contaba con unos rasgos muy bien definidos. Poseía ojos verdes claros, unos labios gruesos y llamativos, su cabello era corto, quebrado, rubio y bien peinado, a pesar de los años, el hombre poseía una figura atlética y tonificada, la cual resaltaba en sus trajes hechos por diseñadores exclusivos seguramente.
Se dice que el hombre tiene un carácter difícil, incluso dicen que su carácter ahora es más complicado debido a su divorcio. Profesionalmente, he tenido oportunidad de revisar algunos temas de trabajo y a mí, personalmente, me ha dado la impresión de ser un hombre amable, estricto pero amable.
Dominik como le dice mi jefe y la mayoría en la compañía, he de ser sincera, sí, efectivamente, se me hace un hombre atractivo, aunque frío como un témpano de hielo, su mirada es imponente, aunque si mal no recuerdo, siempre que viene, deja a la vista una sonrisa encantadora.
Haciendo de lado esos pensamientos, me enfoco en mi agenda, al parecer el día de hoy pinta para ser muy tranquilo, lo cual no me agrada, los días tranquilos para mí son un suplicio. Mil veces prefiero tener la cabeza llena de pendientes, que tener tiempo libre, ya que ese tiempo libre me da la oportunidad para traer a la mente recuerdos de mi vida con Diego.
Evitando a toda costa esto, me pongo a ordenar algunas gavetas, tratando de apartar de mi mente recuerdos dolorosos. El día se pasa un poco más rápido, de pronto, casi ya por terminar mi jornada, el teléfono suena y al contestar, mi panza siente una punzada que no logro descifrar.
El departamento de R.H. me acaba de pedir que vaya a la sala de juntas donde se encuentra Dominik Müller, por alguna extraña razón me pongo nerviosa, salgo de la oficina llevando un folder con mi hoja de vida, por una extraña razón mis manos sudan y tiemblan.
Al final decido pasar al tocador, la idea es lavarme las manos y revisar nuevamente mi apariencia, llegando ahí, me topo con varias de las asistentes, la mayoría está cuchicheando como le fue en la entrevista, me ven y una de ellas me pregunta con curiosidad:
— ¿Ya pasaste?
— No… Apenas voy…
— ¡Suerte! A todas nos ha ido bien, por lo que no podemos decir quién será la afortunada, así que ¡suerte!
— Gracias…
Salgo del tocador, bien sé que esa frase esconde un deseo negativo, pero ¡por Dios! Solo es cuestión de verme, yo no soy el tipo de chica que contratarían para ese puesto, no tengo una figura envidiable, piernas largas y cara de modelo.
Incluso hoy he hecho un esfuerzo sobre humano para ocultar mis ojeras, mi piel marchita y reseca, no tendría cómo competir contra las otras asistentes, al menos solo basta ver a la de finanzas o de administración, ellas sí que son una belleza ándate, incluso podrían pasar por modelos de pasarela.
Todas las chicas que estaban en el tocador básicamente salieron enamoradas de Dominik, yo llevo años tratándole y específicamente hoy, no sé por qué me siento tan nerviosa, es como si una parte de mí, no quisiera ir, esa parte, supongo, quiere autosabotearme.
Al principio no le di mucha importancia al correo de R.H., pero como lo dije, el fin de semana me dio el tiempo para divagar e imaginar cómo sería mi vida si pudiera ir a Nueva York.
Si yo me fuera del país, podría poner una considerable distancia de por medio, ganaría bien y mi vida la comenzaría en un lugar donde nadie me conoce, ¡Qué demonios estoy pensando! Esas cosas no le pasan a una chica como yo…
--- Dominik Müller ---
— ¿Y bien? ¿Qué has pensado? ¿Has encontrado alguna candidata apta para tus intereses? – Me pregunta Mauro con gran interés.
Miro a mi amigo tratando de evadir sus preguntas, aunque bien sé que no será fácil.
— Mmm… Puede ser… Sabes que soy un hombre complicado, Mauro, la mujer que elija, debe entender muy bien lo que necesito y el tipo de compañía que busco. — Respondo pensando en lo difícil que soy.
— Dominik, tu padre fue claro, debes elegir a una candidata que no te quieras coger, la última casi te demanda. — Me dice Mauro tratando de hacerme recordar lo que lamentablemente pasó hace unos meses.
Además de ser un maldito idiota, ahora pasa que mis amigos creen sentirse a gusto con recordarme que me he estado comportando como una verdadera m****a. Siendo sincero conmigo mismo, lo que sucedió con mi asistente, fue por despecho, fue porque no he podido superar lo de Martina, fue porque quise darle celos, quise que viera que estaba siguiendo con mi vida, así como ella lo hizo sin más ni más.
¡Dios! Ya soy un adulto y cuando pienso en aquello, no puedo dejar de pensar en que me comporte como un reverendo idiota.
— ¡Esa mujer…! La recuerdo y me da ganas de apretarle el cuello, mira que inventarse un embarazo y luego decir que la golpeé solo para que perdiera al niño, eso me metió en serios problemas con mi padre y ni se diga con mi exmujer. — Dijo sin pensar dos veces en mi respuesta.
— Dominik, ¿por qué le sigues dando explicaciones a tu exmujer? Llevas ya 2 años divorciado.
La respuesta de mi amigo me deja con mal sabor de boca, aunque bien sé que tiene razón, ya no debería darle explicaciones y ella no debería exigírmelas, pero así es nuestra relación. Hay días en que se acerca como si nada hubiera pasado, como si no estuviéramos divorciados, incluso hasta hemos vuelto a dormir juntos en ocasiones, pero luego cambiar de opinión, me aleja, me llama idiota y de m****a no me baja.
— Aún no supero nuestra separación… — Respondo con sinceridad.
— Por esa razón caíste muy rápido con esa asistente… — Dice mi amigo tratando de parecer comprensivo.
— Fue un momento de debilidad, no volverá a suceder…
— ¡Pues claro que no! Ahora la asistente debe pasar por el escrutinio de tu padre, ¿Ya tienes en la mente a alguien de las que has entrevistado?
Los comentarios de Mauro en ocasiones me molestan, es mi amigo, ¡Lo sé! Pero en ocasiones pareciera que disfruta de ver cómo no me ha podido ir bien, digo, soy un hombre de 40 años, divorciado y sin familia, eso para mi padre, es la receta perfecta para el desastre.
— Seguiré entrevistando… Pero sí, tal vez tengo a una, aunque aún me falta entrevistar a algunas candidatas. Entre ellas está tu niña… — Le digo, sé bien que a él le gusta esa niña, no lo reconoce, pero sé que así es.
Un tanto molesto por sus comentarios, sé que sacar a relucir a su niña, le molesta y es una pequeña venganza a sus comentarios.
— ¿Ana? – Responde seriamente, sé qué di en el clavo.
Ana es una chica agradable, he tenido oportunidad de tratarla y sé que tiene potencial, pero por alguna extraña razón, no ha tenido oportunidad de mostrarlo.
— Sí, Ana, ¡tu niña!
— Yo no creo que ella esté capacitada para el puesto, solo entrevístala por cortesía, pero no creo que tenga lo que tú buscas… Me dice de manera despectiva, restándole importancia.
Aunque sé bien que trata de ocultar lo que siente por ella, pero ¡por Dios! Mi amigo sí que pienso que en ocasiones es un completo idiota, él ya tiene 50 años y su asistente, tiene ¿Qué? Unos 20 años o algo así, es una niña sin duda.
— Dices tú… Debo encontrar a una asistente a la que no me quiera coger, Ana para mí es una niña, tal vez podría funcionar… — Finalmente, le respondo ante su indiferencia.
— ¡Pues entrevístala! Pero no creo que cumpla con tus expectativas.
— De hecho, viendo la lista, ella es la última chica que falta por entrevistar y no debería tardar mucho en llegar, he pedido a R.H. que la llame, por lo que, si tienes otra cosa que hacer, anda, ve. Tan pronto como terminé de entrevistarla, salgo de aquí, necesito un poco de aire, además de que ya casi es hora de salir.
— ¿Entonces qué? ¿Vamos a cenar?
— Claro, ya solo entrevisto a tu niña y termino por hoy.
Veo cómo Mauro sale de aquí y por un momento me levanto, admiro la vista que me regala la ventana de esta sala, me quedo pensando en cuánto ha cambiado mi vida en estos dos años, mi amigo tiene razón, ya no debería darle explicaciones a mi exmujer, pero aún siento como si fuera mi deber.
Aunque siendo realistas, ella ya sale con alguien más, lleva año y medio, saliendo y durmiendo con alguien más, en ocasiones no logro entender cómo es que ella y yo a veces dormimos juntos, ella tiene pareja, pero se acuesta conmigo cuando él se va de viaje, eso me deja pensativo, ¿acaso habrá hecho lo mismo cuando estuvimos casados? ¿Acaso fue por ello que decidió terminar lo nuestro así de la noche a la mañana? Yo sentía que todo iba bien, no supe ni el motivo, solo supe que ella ya no era feliz y, como no era feliz, era el momento de irse, al menos eso fue lo que me dijo.
Nuestro divorcio se llevó una parte de mí, se llevó mi alma, mi corazón y mi deseo de formar una familia, Martina era mi mundo, mi vida, mi todo. Me duele creer que ella solo me usó para subir de nivel, me duele pensar que se aguantó solo para tener la residencia, fueron unos 5 años llenos de buenos momentos, o al menos, así lo veía yo.
Estaba perdido en mis recuerdos y remordimientos, cuando un par de toques en la puerta mi devolvieron a la realidad.
— ¡Adelante!
— Ho… Hola, ¿puedo pasar?
— Adelante, Ana, toma asiento. — digo mientras camino hacia la mesa y veo cómo aquella niña entra con cautela y a la vez miedo a la sala de juntas.
Esa niña me recuerda a un conejo asustado, lo que me lleva a sonreír para mis adentros.
— Bien, Ana, veamos qué tienes. — Digo extendiendo mi mano para tomar su hoja de vida.
Como dice Mauro, la voy a entrevistar por cortesía, es una niña, tal vez si tuviera unos años más, podría ser la candidata idónea, pero veamos qué pasa, seremos corteses.
--- Dominik Müller---Finalmente, tómo el folder que Ana me entrega, lo leo con detenimiento tal como con todas las candidatas, me sorprendo al ver que varios conceptos que manejo todos los días. Vaya, esta niña los conoce al derecho y al revés, resulta que Ana tenía más experiencia que todas las candidatas juntas, eso era excelente, aunque dudaba por su edad, tuve que tragarme los pensamientos antes expuestos en mi mente.Luego de leer el archivo, cambio mi gesto y dirijo mi mirada a la de aquella niña.— ¡Hola, Ana! ¿Cómo estás? – Digo usando un tono de voz no tan intimidante.— ¡Hola, señor Müller! Estoy bien y ¿usted? – Me responde ella con mucha seguridad y genuino interés.— Bien, visitando México… — Respondo con naturalidad.He de reconocer que he trabajado con Ana, desde que Mauro la contrato, se me ha hecho una chica jovial y amable; además de responsable, todo lo que le he pedido, siempre lo ha tenido listo, sé que es una chica con carácter y mucha determinación, lo que no c
——— Ana Teyssier ———Era sábado por la mañana, la semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos, había llegado a casa de mi madre desde una noche antes, ella quiso que le contara con todo detalle cómo era eso de que me iría a vivir a Nueva York.Mi hermana Romina estaba emocionadísima, ya había buscado lugares que visitar, me tenía todo un itinerario de cosas que hacer en “mi tiempo libre”, así que luego de aquellas emocionantes propuestas, me dispuse a contarles todo con puntos y comas.Mamá entendía que era una gran oportunidad, pero también, aunque no me lo decía, sabía que esto me ayudaría a poner tierra de por medio, el tiempo y la distancia, tal vez, podrían ayudar a sanar mi corazón herido.Desayunamos las tres y luego de una larga sobremesa, regrese a mi apartamento, mis amigas de la universidad habían sido las terceras en enterarse, claramente se mostraban emocionadísimas, por lo que decidieron que era necesario vernos y platicar sobre esta promoción para festejar.Afortun
--- Mateo Díaz ---Conozco a mi jefe, Alexis Betancourt, desde hace 15 años, mi jefe es ingeniero estructural, la mayoría de los grandes y lujosos edificios han sido construidos por su compañía, él ha trabajado duro para obtener la posición en la que se encuentra ahora.Sé que solo una vez se enamoró, esa única vez, fue de su esposa, con la que tuvo un hijo y una hija, esos niños ahora ya son unos jóvenes de 28 y 20 años. Lamentablemente, su matrimonio terminó estrepitosamente hace 10 años, debido a una infidelidad por parte de su esposa.Aún recuerdo ese día, mi jefe llegó a casa más temprano de lo normal, yo lo acompañaba, él me entregaría unos planos que había dejado olvidados en su habitación. El pobre hombre, al abrir la puerta de su alcoba, se topó con una escena desagradable, su mujer se encontraba en la intimando con quien era el mejor amigo de mi jefe.Tuve que sostener a mi jefe antes de que le partiera la cara al hombre que se encontraba desnudo, me dolió ver aquello, pero
--- Alexis Betancourt ---Luego de pasar unas horas con Camila, seguí mi ritual de siempre, terminé enviando a Camila a su casa después de desahogar la tensión.Ella es una mujer exquisita, pero simplemente no puedo aceptarla tal como ella quiere, la he intentado alejar por varios medios, pero ella insiste en seguir a mi lado, claramente sabe que nunca pasaremos a ser algo más de lo que ya somos.Hoy desperté un poco cansado y perezoso, en mi mente estaba la chica de ayer, no sé qué me sucede, pero desde que la vi, ha llamado demasiado mi atención. No puedo negar que sus amigas son bellísimas; sin embargo, ella tiene algo en la mirada que no logró sacarla de mi cabeza.Hoy no fui al gimnasio, ya son las 7:00 am, salgo de mi habitación y veo a Mateo, tal como todos los días, tiene listo mi desayuno, mientras tomo asiento en una de las sillas de este amplio comedor, el hombre pasa lista de todas mis actividades y compromisos por hoy, apenas estoy probando mi néctar mañanero, cuando Mate
Diego y yo nos conocimos en el último semestre de preparatoria, éramos de colegios distintos, mientras él estudiaba en un colegio privado, yo asistía a un colegio de gobierno.Todo surgió como una extraña amistad, nos conocimos en una fiesta por conocidos en común, ese día él me pidió mi número telefónico y se lo proporcioné, al principio no tuve interés en ello, en ese momento, no estaba interesada en encontrar novio o algo por el estilo.Grande fue mi sorpresa cuando él comenzó a escribirme casi a diario, él hacía lo posible para que nos encontráramos en la parada de autobús, casi siempre a la salida, nuestras charlas eran amenas, en ocasiones me dolía la panza de tanto reír.Diego, poco a poco, se fue metiendo en mi vida, su plática, su sonrisa, sus detalles hicieron que, sin querer, me fuera atrayendo hasta que un día cualquiera, entre nuestras muchas escapadas después del colegio, me besó y ese beso fue el comienzo de mi propio fin.Fueron dos años, llenos de momentos buenos y ma
Todos en esta vida, en algún momento, necesitamos pagar para que alguien escuche nuestra historia, le dicen “Ir al psicólogo”, después de muchas conversaciones con mi familia, finalmente acepte ir. Llegue 10 minutos antes, me siento nerviosa, estoy inquieta, jamás había pisado un lugar así, seguramente mi familia me cree una desequilibrada y no es para menos, luego del último arranque que tuve. En mi defensa, solo puedo decir que es lo último, ya no pude aguantar más.Aún recuerdo ese día como si fuera ayer, ese día sufrí la más grande humillación de todas, si en el pasado había sido humillada por Diego, esta ocasión la situación rebaso todo lo que había vivido con él, además de que teníamos público. Lo peor de todo fue ver los ojos de mi madre, ella realmente estaba asustada y vi decepción en su mirada, en ese momento lo supe, había tocado fondo.Pensando en ello, me levante, cogí la mano de mi madre y decidí que, desde ese día haría todo lo que estuviera a mi alcance para olvidarme
Han pasado ya unos días desde que comencé las terapias, la doctora Enedina no ha resultado una loca, al contrario, parece ser una persona de confianza, aunque siendo sincera, en las siguientes sesiones no he vuelto a hablar de Diego. Debido a ello, hemos preferido mejor hablar un poco de mi infancia y adolescencia, hay cosas en las que trabajar, pero no son trascendentales.La doctora no me ha presionado con el tema de Diego, ella me escucha y luego me da algunas actividades a trabajar hasta la siguiente sesión.Si soy totalmente honesta, no he querido hablar sobre él, no porque no quiera, sino porque me da pena aceptar todo lo que viví a su lado. Diego fue todo un caballero para reconquistarme, pero ese caballero desapareció y se convirtió en el peor de los demonios.Un simple perdón, una larga charla, un café y unas flores bastaron para perdonarle. Su mirada realmente mostraba arrepentimiento, su nerviosismo y la sinceridad con la que hablo, fueron todo lo que necesitaba para desarm