Maxine.
La azafata nos indica por donde salir, hace unos minutos que el avión aterrizó en suelo capitalino, ahora todos los pasajeros estamos descendiendo, la mayoría se dirige en busca de su maleta, pero yo no traje equipaje, únicamente un bolso de mano en el que tengo todo lo que necesito para pasar un fin de semana con mi madre y su nueva familia.
Quito el estado de “Modo Avión” de mi celular y enseguida me llegan un par de mensajes de Trevor.
– “Ya te extraño” – me escribió hace dos horas, cuando aún estaba en el aire.
Yo leo sus palabras y sonrío de forma involuntaria, ¡Joder! Amo a este hombre más de lo que amo nada en la vida, no sé de qué forma, pero Trevor se metió debajo de mi piel y ya no hay nada que pueda arrancármelo del corazón.
– “Yo tambien te extraño, desearía que estuvieras aquí” – le respondo.
Espero un poco más a ver si obtengo alguna respuesta de su parte, pero no hay mensaje de vuelta, debe estar ocupado, el papá de Rose, su jefe siempre lo tiene haciendo cosas, asignándole trabajo y pidiéndole su opinión con respecto a absolutamente todo, Trevor se ha convertido en la mano derecha del jefe, y yo no podría estar más orgullosa de él.
Salgo del aeropuerto y me topo con un cartel demasiado grande y extravagante para mi gusto.
“¡Esperando a la mejor periodista del mundo!” – dice la pancarta que sostiene mi madre.
Es irónico que una mujer que es diseñadora de interiores haya hecho una pancarta tan deficiente y de aspecto tan barato como ese, pienso mientras suelto una carcajada y niego con la cabeza.
–¡Max! – ella corre hacia mi como si no me hubiera visto en mil años.
–¡Hola mamá! – chillo emocionada, no quiero que ella crea que no le he extrañado.
–Pero mírate, estás preciosa – me echa una miradita rápida y vuelve a abrazarme.
Extrañaba los abrazos de Rachel Prior que siempre me dejan llena de perfume con olor a vainilla.
–¿Tan preciosa como este cartel? – la molesto.
–Solo tuve media hora para hacerlo y lo único que encontré en la oficina de Harvey es escarcha rosada, sabrá Dios porque el hombre tiene escharcha rosada en su escritorio – se burla y yo tambien suelto una carcajada – ¿Cómo has estado, mi pequeña periodista? – ella me pasa los brazos por los hombros y me guía hasta un auto negro que espera por nosotras.
–¿No vas a conducir tu? – le pregunto mientras ella abre la puertas traseras.
–Este auto trae un conductor incluido – susurra.
–¡Vaya! Ya ni siquiera conduces, no me digas que te vas a volver una esposa trofeo.
Ella hace una mueca y se mete dentro del auto – a casa, Cornell.
–Y se llama Cornell, eres toda una señora fresa, Rachel.
–Deja de molestarme y mejor dime como estás, como está Trevor y que tal le va en el trabajo.
–De maravilla – respondo – lo aman – ruedo los ojos – se ha vuelto algo asi como Superman, todo el tiempo lo están llamando y citándolo a reuniones.
Mi madre chasquea la lengua y se queda en silencio, hasta que abre la boca para decir algo que yo no había querido aceptar hasta el momento – y tu estás celosa.
–¿Que? ¡No, para nada!
–No tienes que mentirme, Maxine, puedo verlo en tus ojos, estás celosa de que él sea tan exitoso y que tu estes estancada intentando encontrar un empleo decente.
–¡Soy una persona horrible!
–No, solo eres un humano, el hecho de que estes celosa no quiere decir que no estes orgullosa de él, o que tengas envidia de sus logros, solo quiere decir que tu tambien quieres triunfar en tu profesión, eso no tiene nada de malo.
–Es tu culpa por haberme inculcado ideas tan ambiciosas desde que era una niña.
–Pues yo no me arrepiento – ella frunce los labios.
–No quiero arruinar todo lo que tenemos por no sentirme suficiente.
–¡Oh no, no mi pequeña Max! Tu eres suficiente, que nunca se te olvide eso, solo debes darle tiempo al tiempo.
–Sabes que odio que me digas eso.
–Pero es que es el mejor consejo que alguien podría darte nunca.
Yo respiro profundo y me recuesto en los cómodos asientos – espero que este fin de semana me ayude a aclararme la mente.
–Estoy segura de que si – ella sonríe emocionada.
–¿Cómo está Harvey?
–Ocupado, esto de ser el alcalde de la ciudad apesta.
–Eso te pasa por meterte con un político – le digo y ella me da un codazo inocente.
–Hablando de políticos, ¿Sabes quién regresa dentro de unos días?
–¡Déjame adivinar! La molestia de mi hermanastro.
–Estoy segura de que amará saber que le dices hermanastro – Rachel suelta una carcajada y yo ruedo los ojos.
–Ese hombre es la definición de amargado.
–Últimamente no es tan malo.
–Pues sería imposible que siguiera comportándose como un niñato, ya está bastante mayorcito, ¿No crees?
–Ian es una persona complicada, es completamente diferente a su padre.
–¡Agh! De eso estoy segura, porque si Harvey fuera igual que Ian estoy segura de que tu jamás te habrías fijado en él – chasqueo la lengua – es decir, ¿Quién podría fijarse en alguien tan ensimismado y arrogante, sin mencionar infantil?
–Tu.
–¿Que? – miro a mi madre, sintiéndome completamente confundida.
–Tú te fijaste en alguien asi, en Trevor – lo dice como si nada.
–Es diferente.
–¿Por qué?
Yo intento buscar razones dentro de mi cabeza, pero me quedo sin ninguna, en realidad ahora que lo pienso bien Ian y Trevor tienen mucho en común, pero, aunque no tenga argumentos para validar mi opinión, sigo pensando que son diferentes, Ian es insoportable en otro nivel, en cambio mi Trevor bajó la guardia y eso nos ha traído hasta este punto.
–Llegamos Max – yo miro por la ventana y abro la boca al ver la casa gigantesca que tenemos enfrente, tiene ventanas blancas, una puerta de madera, el patio delantero es precioso, incluso hay una fuente. Todos los detalles me aturden y tengo que reaccionar para caer en cuenta de que es normal que mi madre viva aquí ya que es la esposa del alcalde de Washington.
–Este lugar parece sacado de una película antigua – digo como tonta.
–Es muy lindo, lo habrías podido conocer antes si visitaras a tu madre más a menudo – me reprocha.
La ultima vez que vine a Washington fue hace un año con Trevor, estuvimos en la posesión de Harvey, pero aún no se habían mudado, y nosotros nos regresamos antes de que pudieran enseñarnos la casa.
–Aprovéchame que ahora estoy aquí – le digo y ella rueda los ojos con desdén.
Rachel y yo nos metemos dentro de la casa y ella me guía hasta la que será mi habitación, es enorme, el tamaño de la habitación es casi el mismo que el del departamento que comparto con Trevor, y ya eso es mucho decir teniendo en cuenta que el departamento de Trevor es enorme.
–Te dejaré descansar un poco, te veo más tarde para cenar.
–¿Iremos a algún sitio?
–Por supuesto que sí, solo estarás aquí un fin de semana, no quiero perder oportunidad para mostrarte los mejores sitios de Washington.
Yo sonrío, me encanta verla tan feliz.
–Nos vemos a las siete.
–¡Mamá! – la llamo antes de que se vaya – ¿De quién es esa habitación? – señalo la habitación de enfrente.
–De Ian – responde y cierra la puerta corriendo.
¿Por qué demonios tenía que ubicarme en una habitación frente a él? Aunque quiza yo no debería preocuparme tanto por él, es decir, el hombre todavía no esta en Estados Unidos, y yo me voy en solo un par de días, no creo que vayamos a encontrarnos.
Con la mente un poco mas despejada miro a mi alrededor y me tiro sobre la cama, es suave, cómoda y huele a fresco. Agarro el celular y le envío una foto a Trevor donde se me ve acostada sobre la cama triple.
Él me responde enseguida.
– “Desearía poder estrenar la cama contigo” – su mensaje hace que me sonroje.
–“¿Estrenarla cómo?” – pregunto haciéndome la tonta.
–“Follándote.”
–“¿En la casa de mi madre? ¡Eres un descarado, Scott!”
–“No me digas que no te encantaría tenerme encima de ti, tapándote la boca para evitar que tu madre te escuche gemir.”
¡Dios! Este hombre me prende incluso estando a kilómetros de distancia.
–“No lo sé, depende de lo que me harías.”
–“Te desnudaría, besaría tu cuello, me detendría en tus pechos, los lamería y apreciaría como se merecen, después descendería hasta llegar…” – veo que Trevor sigue escribiendo mientras se me sube la calentura al rostro.
–¡Max! Se me había olvidado decirte que – yo salto asustada de la cama, y mi madre que acaba de entrar como una loca en mi habitación me mira con el ceño fruncido – ¿Qué estabas haciendo?
–Nada, solo revisando mis solicitudes de empleo.
–¡Aja! – dice mirándome con desconfianza.
–¿Qué me ibas a decir?
–Que te deje un vestido en el closet para que lo uses esta noche.
–Gracias – digo rápidamente.
–Creo que te dejaré sola – ella mira a la cama, me mira a los ojos y después se detiene en el celular que está encendido sobre la almohada – nos vemos esta noche.
–Claro, genial – sonrío.
Ella sale de la habitación, yo agarro el celular, me meto dentro del baño y pongo seguro a la puerta, no me detengo a pensar o a ver lo lindo que es el baño, simplemente vuelvo a mi candente conversación con Trevor, que me acaba de enviar una imagen.
Yo me quito la blusa y le envío una foto medio desnuda. Esto es lo que me gusta de nosotros, la confianza que nos tenemos el uno al otro, Trevor y yo nos amamos como pocas personas en el mundo, y sabemos que ninguno de los dos seria capaz de lastimar al otro.
Nosotros somo la pareja que puede hablar del futuro, pero tambien puede tener una conversación hot por chat, somos los que nos abrazamos con ternura, pero tambien nos devoramos como un par de animales salvajes.
Trevor es mi todo. Tan sencillo como eso. Le pertenezco en cuerpo y alma.
Maxine. Salgo del baño con una toalla envuelta en la cabeza mientras tarareo a SIA que suena a todo volumen en la habitación, resulta que muy consideradamente mi madre se encargó de que instalaran un sistema de sonido que está de maravilla, y por supuesto yo no he perdido la oportunidad de usarlo mientras me bañaba.Suelto mi cabello y voy al tocador blanco lleno de productos para mujer, me siento como una princesa en esta habitación, como si fuera Mia Thermopolis princesa de Genovia, el pensamiento me hace reír.Estando frente al espejo seco mi cabello y después paso ligeramente la plancha de cabello para alisar el frizz en los pelos mas pequeños de la parte de arriba de la cabeza, continuo con un maquillaje sobrio y bastante natural, un poco de mascara negra, un poco de iluminador en las zonas altas del rostro, bálsamo labial de fresa y ya estuve.Mientras cont
Maxine. –¡Maxine, ¿Por qué rayos te levantaste de la mesa de esa forma?! No quiero ser grosera y asumo que tú tampoco, esta situación no deja una muy buena impresión – ella me regaña como si de verdad tuviera el derecho de hacerlo.Yo frunzo el ceño y evito salirme de mis casillas, pero la sangre se me sube rápidamente al cerebro – no puedo creer que me hayas hecho esto – gruño.–¿Hacerte qué? ¿Ahora que hice?–¿Ahora que hiciste? ¡Mamá! Le pediste a Harvey que concretara una cita después de que yo te dije que no. ¡No queria que esto sucediera!–Pensé que estabas bromeando.–No, por supuesto que tu no pensaste que era una broma, tu me conoces demasiado como para creer que voy a bromear sobre algo asi – hago un ademan con las manos, si mi madre
Maxine. Nosotros terminamos de comernos el postre, un mousse de chocolate que me recuerda a una de mis citas con Trevor. Era nuestro aniversario numero uno, y Trevor me hizo una cena en casa, bueno, él dice que la hizo, pero yo estoy segura de que él simplemente pidió un domicilio y organizó la mesa del departamento, aun asi fue un bonito gesto, pero lo mejor vino después de la cena, cuando de forma muy atrevida, Trevor repartió el mousse de chocolate a través de todo mi cuerpo y comenzó a comerlo directamente de mi piel.El recuerdo hace que me den cosquillas en todas partes, recuerdo los besos húmedos de Trevor disfrutando el postre sobre mi vientre, mis pechos y cada una de sus partes favoritas.–¿Está todo bien, Max? – me pregunta Thomas mientras yo sigo sonriendo como una idiota mirando el mousse.–Si, lo siento, solo me distraje un segund
Maxine. Me levanto muy temprano a pesar de que anoche las pesadillas no me dejaron dormir, cuando bajo a la cocina ya lista para irme, Harvey y mi madre ya están allí tomando café.–¡Max, que madrugadora! – me saluda mi padrastro.Yo le sonrío y le doy un beso en la mejilla – sí, es que decidí irme ahora temprano.–¿No tenías el vuelo en la noche? – gruñe mi madre entre dientes.–Si, pero iré al aeropuerto para ver si puedo cambiarlo a uno más temprano – respondo.–¿Quieres un poco de café?–Si, claro – le respondo a Harvey.Me siento en la barra de la cocina de mármol frente a mi madre.–No tienes que irte ahora – susurra, no sé si lo dice de dientes para afuera, pero de lo que si estoy segura es que le esta costando sacar
El vuelo de regreso a casa es jodidamente largo, me duelen las nalgas cuando por fin la azafata nos indica que podemos levantarnos y salir del avión, por desgracia, estoy en los asientos de la mitad, asi que primero tengo que esperar que todos los que están adelante salgan, ¡Son lentos! No entiendo porque no pueden caminar un poco más rápido.Me pongo en pie y estiro las piernas, las tengo entumecidas, entre la noche de ayer usando tacones altos y estar tanto tiempo sentada creo que mis piernas y pies han dejado de funcionar.Me quejo y hago muecas mientras salgo del avión y me meto en el túnel que conecta con el aeropuerto, gracias a Dios no tengo que ir a buscar ninguna maleta, asi que voy directamente al estacionamiento del aeropuerto donde deje mi auto estacionado, me meto dentro y llamo a Trevor, hemos pasado solos unas cuantas horas separados, pero ya lo extraño, además que nuestra última conver
Trevor. –Maxine, ¡Por un demonio! ¡Detente ahí! – le grito, pero ella no deja de alejarse de mí.Ella corre como si de repente se hubiera convertido en una atleta profesional, está cabreada, lo sé por la forma en la que contonea sus caderas de forma exagerada, lo hace siempre que quiere huir de algo que le molesta.El problema es que ella no debería estar armando semejante escena por nada, yo no la he engañado, por mi cabeza ni siquiera se ha pasado el más mínimo pensamiento de traicionarla con ninguna otra mujer, mucho menos con Rose… Rose es solo una compañera de trabajo con la que ya llevo demasiado tiempo relacionándome, es normal que nos acerquemos mas que el resto, ¡Joder! Después de Maxine, Rose es la mujer que me mas me conoce, no voy a pedirle que se aleje de mí, sería injusto, y Maxine debe entenderlo.
Trevor. Regreso a la oficina y veo a Rose que está sentada en mi silla.–¿Está enojada? – me pregunta, mordiendo la punta del lápiz que yo estaba usando.–Si, está cabreada, cree que tú y yo tenemos algo.–¿Todavía no lo supera? – rueda los ojos y cruza su pierna derecha sobre la izquierda, haciendo que su falda se levanta ligeramente.Desvió mis ojos de forma inconsciente a la abertura de la falda negra, pero quito la mirada de sus piernas enseguida.–Pensé que ya era un tema superado, pero nos vio a los dos solos, aquí, tu haciéndome masajes y se imaginó lo peor – chasqueo la lengua – ¡por un demonio! – le doy un golpe al escritorio y camino alrededor de la oficina – y eso no es lo peor de todo. –¿Ah no?–No, dijo algo sobre mud
Maxine. –Dime que no me vas a traicionar, por favor – le ruego mientras Trevor se hunde dentro de mí.–Este no es el momento para tener esta conversación – jadea contra mi cuello.Yo me pierdo en las emociones que siento dentro del cuerpo, me pierdo en su aliento cálido cochando contra mi piel, en el sonido de las gotas de lluvia que golpean contra la ventana y las sensaciones que me generan sus manos grandes sobre mi piel.–Necesito oírlo, lo necesito ahora – le pido.Trevor me mira fijamente, sus ojos se meten dentro de mi alma, como si la conociera demasiado bien. Él me agarra la pierna derecha, la aprieta y comienza a enrudecer sus embestidas, se vuelve lento y rítmico, pero tambien mas salvaje. Yo me muerdo el labio y arqueo la espalda porque lo siento profundo y me gusta.–Te voy a lastimar, Maxine, tu y yo sabemos que yo m&aacut