CAPÍTULO 75: ELLA ESTÁ EN PELIGROHazelMi loba está tan débil que apenas la puedo sentir. Ver a Erik besando a Kara fue demasiado destructivo, el dolor es tan profundo que pensé que moriría. Mis heridas físicas ya han sanado, pero el dolor en mi corazón sigue ahí, abierto y con sal en la herida.No puedo estar cerca de él si está con ella, aunque sepa en el fondo que su lobo me reclama a mí. Kara jamás renunciaría al lazo, él está atado a ella hasta el día en que muera de verdad.He corrido por tanto tiempo que no soy consciente de los kilómetros que he avanzado hasta que veo las luces de la ciudad nuevamente en la línea del horizonte.El sol ya está a punto de salir. Recién entonces me detengo con la respiración agitada y conteniendo el nudo en la garganta que apenas me deja respirar.Sin embargo, un sonido entre los árboles me pone en alerta.—¿Quién está ahí? —pregunto con un gruñido de advertencia.El ruido entre los árboles se intensifica, y mi cuerpo, agotado como está, entra e
CAPÍTULO 76: SALVANDO A ROSIEHazelEl estado de Rosie es crítico, demasiado crítico. Su piel está tan pálida que parece hecha de cera, y la sangre empapa su ropa. Su respiración es débil, entrecortada, y sus labios se mueven como si luchara por aferrarse a la consciencia.Kael la sostiene en sus brazos con una facilidad que me descoloca, como si no pesara más que una pluma. Su expresión es tensa, pero no pierde la calma, como si estuviera acostumbrado a lidiar con situaciones límite. Rosie se tambalea entre la lucidez y la inconsciencia, murmurando palabras que apenas se entienden.—Tenemos que llevarla de vuelta a la mansión —digo con urgencia.Pero entonces, un susurro débil sale de los labios de Rosie:—No… ahí no.Mis ojos se llenan de desesperación al ver que todavía intenta hablar, incluso en este estado. Miro a Kael, buscando respuestas, pero también dudando si puedo confiar en él.—No podemos curar sus heridas aquí —responde, y sus ojos grises se clavan en los míos—. Si no ha
CAPÍTULO 77: ENFRENTANDO AL TRAIDORHazelEl sol apenas cruza el horizonte cuando salgo del motel. Me muevo con sigilo mientras Kael duerme recostado en la pared, agotado después de haber compartido su fuerza vital con Rosie. Ella sigue inconsciente, pero al menos respira con mayor regularidad. No puedo arriesgarme a que me detengan. Esta es mi pelea, mi responsabilidad, y no voy a involucrarlos más de lo necesario.El aire frío de la mañana cala hasta mis huesos mientras corro hacia la mansión Luna Sangrienta. Con cada paso, mi furia crece. ¿Quién se ha atrevido a desafiar a Rosie? ¿Y por qué justo ahora, cuando todo parece el peor escenario posible?Cuando llego, me escondo entre los árboles al borde del territorio. La mansión, que una vez fue imponente con su fachada de piedra y altos muros, ahora parece más una prisión que un hogar. Lobos patrullan la zona, todos con una rigidez que solo un Alfa dominante puede imponer.Mis ojos se clavan en el centro del patio principal, donde un
CAPÍTULO 78: BAJO SU CONTROLErikEl sol comienza a asomarse tras las montañas, bañando el horizonte con una luz fría. Es una nueva mañana, pero no siento alivio, solo un creciente descontento. El rastro de Winter sigue siendo débil, un juego cruel que parece diseñado para frustrarme. Cada vez que creo estar más cerca, se desvanece como un maldit0 espejismo.Kael no ha llamado. Anoche le ordené que me alcanzara, pero el silencio desde entonces me preocupa más de lo que quiero admitir. Algo no está bien, lo sé. Pero no tengo tiempo para preocuparme por todas las piezas que no encajan. Hay una prioridad: mi cachorro.Kara me sigue, como siempre, quejándose de todo. Su presencia me recuerda el vínculo forzado que nos une. Cada vez que la miro siento la rabia ardiendo bajo mi piel. Rabia porque está aquí, porque no puedo deshacerme de ella. Rabia porque soy un Alfa atado por algo que nunca debió existir.Nos detenemos al borde del bosque, a unos metros de la ciudad. El aire huele a humeda
CAPÍTULO 79: NO QUIERO HUIRHazel—¿Ustedes se conocen? —pregunto con cautela. Mi instinto no me engaña, sabía que había algo raro en él, pero ¿puedo confiar en Kael?Rosie se acerca rápidamente y toma mi mano.—No debiste venir —susurra para que solo yo pueda escuchar—. Si me hubieras esperado, te habría dicho quién fue el Alfa que me derrotó.La miro, incrédula. ¿Cómo pudo perder contra alguien como Axel? La rabia comienza a arder en mi pecho, como una llamarada imposible de contener. Mi loba ruge dentro de mí, exigiendo salir, exigiendo venganza. Quiere que acabe con Axel ahora mismo, que lo haga pagar por cada herida que dejó en Rosie y lo que me hizo a mí.Kael da un paso al frente con una expresión imperturbable, como si la tensión no lo afectara en absoluto.—Claro que nos conocemos, pero no esperaba que nuestros caminos se cruzaran de nuevo —dice con una calma que me pone nerviosa.Axel, en cambio, no oculta su hostilidad. Sus garras están expuestas, sus colmillos brillan bajo
CAPÍTULO 80: ACORRALADAHazelLos cuatro lobos se ciernen sobre mí, sus gruñidos profundos y las sonrisas torcidas en sus rostros me dejan claro que disfrutan esto. Mi respiración es pesada, pero no retrocedo. Mi cuerpo tiembla, pero no de miedo sino de pura adrenalina. Mi loba clama por seguir peleando, por defendernos, aunque estoy empezando a sentir el agotamiento en cada músculo.—Mírala —dice uno de los lobos, el más corpulento de todos con una mueca burlona mientras se acerca más—. No parece tan impresionante ahora, ¿verdad?—No es más que una desgracia andante —gruñe otro—. ¿Qué demonios vio Erik en esta cosa?Mis ojos se estrechan, y la furia y el dolor arden en mi pecho.—¿Eso es lo mejor que tienen? —les escupo con una actitud desafiante—. ¿Insultos baratos?Los lobos se detienen por un segundo, sorprendidos, pero luego ríen, una risa fría que me hiela los huesos.—No te preocupes, Hazel —dice uno con un tono malicioso mientras sus garras brillan bajo la luz tenue del bosque
CAPÍTULO 81: MI PRIORIDADErikTodo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. La sensación de peligro era tan intensa que recorrió mi columna provocándome un corrientazo. Algo dentro de mí sabía que ella estaba en peligro. No dudé. Lo que normalmente me tomaría medio día lo cubrí en menos de dos horas, rompiendo los límites de mi cuerpo y de mi propia naturaleza.Cuando la vi rodeada por cuatro lobos, mi visión se volvió roja. La furia me consumió como una llama violenta que no dejaba espacio para la compasión. Ellos no eran rivales para mí. Los destrocé uno a uno, dejando solo a uno vivo, no por misericordia, sino porque se me escapó.Ahora estamos empapados por el agua del río. Estamos helados, pero es insignificante ante el calor que late en mis venas. Me esfuerzo por mantener la calma mientras la sostengo. Su fragilidad me enfurece y al mismo tiempo me hace sentir muy vulnerable.—Vamos, Hazel —le digo con suavidad—. Tenemos que salir de aquí.Quiero quedarme así, con sus brazos débi
CAPÍTULO 82: ES UNA PIEDRA EN EL ZAPATOHazelLos recuerdos de la noche anterior son borrosos, fragmentos dispersos de sangre, gritos y el rostro de Erik protegiéndome como si su vida dependiera de ello. Y tal vez lo hizo. Me salvó, incluso a costa de casi sacrificarse.Aun así, el dolor por lo que hizo con Kara está ahí, como un aguijón en mi pecho. Pero sé la verdad: ella lo estaba manipulando, amenazándolo con ese vínculo que los une de una manera que me destruye cada vez que pienso en ello.Quiero odiarlo, quiero alejarme y fingir que no me importa, pero no puedo. Mi loba lo ansía. El instinto de unirme a él como su única compañera arde dentro de mí, salvaje e indomable. Cada vez que trato de reprimirlo, regresa con más fuerza.El sol comienza a iluminar las sombras de la cascada, marcando el inicio de un nuevo día. Es hora de seguir adelante. Rosie y Kael aún me preocupan, solo espero que estén bien.—¿Encontraste el rastro de la bruja? —le pregunto mientras escalamos el acantila