CAPÍTULO 82: ES UNA PIEDRA EN EL ZAPATOHazelLos recuerdos de la noche anterior son borrosos, fragmentos dispersos de sangre, gritos y el rostro de Erik protegiéndome como si su vida dependiera de ello. Y tal vez lo hizo. Me salvó, incluso a costa de casi sacrificarse.Aun así, el dolor por lo que hizo con Kara está ahí, como un aguijón en mi pecho. Pero sé la verdad: ella lo estaba manipulando, amenazándolo con ese vínculo que los une de una manera que me destruye cada vez que pienso en ello.Quiero odiarlo, quiero alejarme y fingir que no me importa, pero no puedo. Mi loba lo ansía. El instinto de unirme a él como su única compañera arde dentro de mí, salvaje e indomable. Cada vez que trato de reprimirlo, regresa con más fuerza.El sol comienza a iluminar las sombras de la cascada, marcando el inicio de un nuevo día. Es hora de seguir adelante. Rosie y Kael aún me preocupan, solo espero que estén bien.—¿Encontraste el rastro de la bruja? —le pregunto mientras escalamos el acantila
CAPÍTULO 83: DECIDE, ALFAErikCorro desesperadamente a través del bosque, el viento me azota el rostro como si quisiera detenerme. Mi corazón retumba en mi pecho con una furia que solo rivaliza con el rugido de mi lobo. Mientras avanzo hacia mi territorio no puedo dejar de pensar en cómo las cosas se salieron de control. No debería haber llegado a esto. No debí permitir que esto pasara.El aroma me golpea antes de cruzar el límite de lo que una vez fue mío. Es asquerosamente familiar, pero no mío. Axel. Ese maldito bastardo ha dejado su marca en mi hogar. Una sensación fría y viscosa me atraviesa. Mi territorio ya no me pertenece.El bosque me rechaza. Los árboles parecen más altos, las sombras más profundas. Es como si la misma tierra me negara el acceso, como si hubiera perdido mi derecho a caminar sobre ella. Sé que Axel ya debe saber que estoy aquí, que me acerco, pero no me importa. Este es mi momento. Mi oportunidad de arrancarle la maldit4 cabeza y recuperar lo que es mío.A m
CAPÍTULO 84: EL PLAN DE WINTERErikLa rabia quema en mi pecho como un fuego voraz que solo se apaga con sangre. Mis garras están listas, mi cuerpo tenso. Quiero destrozarlo, quiero arrancarle la cabeza a ese maldit0, pero ver a Kael a punto de morir en sus garras me mantiene atado de manos. Axel lo sabe y lo disfruta. Lo veo en la sonrisa que se extiende por su rostro, en la manera en que sus ojos brillan con satisfacción. Mi garganta emite un gruñido bajo y amenazante mientras trato de calmar el torbellino en mi interior.—Bien, Axel —gruño entre dientes, retrocediendo un paso. Mi forma humana empieza a reemplazar la monstruosa, aunque cada fibra de mi ser se resiste—. No te mataré. Por ahora. Pero suéltalo, ya.Axel se ríe.—¿Crees que soy estúpido, Erik? —pregunta con un tono burlón—. Te largarás de mis tierras y solo entonces lo dejaré ir. Tienes mi palabra.Arqueo una ceja, cruzando los brazos frente a mi pecho para mantener mis manos lejos de su garganta. ¿Sus tierras? Maldit0
CAPÍTULO 85: ME LIBERÉ DE TIErik—¡Habla de una vez, Kara! —mi rugido hace que hasta los árboles tiemblen.Kara da un respingo, pero mi voz no le deja espacio para la rebeldía. Sabe que no puede evitar obedecerme.—Axel me ayudó a… manipular las cosas a mi favor para convertirme en tu Luna —admite.La ira se arremolina dentro de mí. Mis manos se cierran en puños, y las garras perforan la carne de mis palmas. El olor a sangre fresca impregna el aire, pero no hago nada para calmarme.—¿Qué fue lo que hiciste? —pregunto entre dientes.Kara baja la mirada, fingiendo vergüenza. Su silencio sólo alimenta mi furia.—¡Dilo! —rujo, dando un paso hacia ella.Hazel nos observa con los labios apretados, pero no interviene. Sabe que mi ira es peligrosa, y que cualquier palabra podría incendiar la situación aún más. Estoy furioso con ambas, pero Kara… ella siempre fue mi maldit4 cruz. Desde el principio supe que casarme con ella había sido el peor error de mi vida.Kara suspira exageradamente, lev
CAPÍTULO 86: ARREPENTIMIENTOHazelTodavía estoy procesando lo que acaba de suceder. Nunca imaginé que Erik pudiera romper el lazo sabiendo que estaba arriesgando su vida al hacerlo. Mi corazón late desbocado al recordarlo luchando contra el dolor, tirando de ese hilo dorado hasta que se desmoronó en polvo. Pensé que no saldría vivo, pero aquí está, respirando con dificultad, demostrándome que es mucho más fuerte de lo que jamás creí. Lo subestimé. Y ahora, al verlo libre, algo dentro de mí se enciende. Kara ya no tiene poder sobre él.—Estás sangrando mucho —digo en un susurro preocupado.—No te preocupes… sanará. Solo necesito algo de tiempo.La sangre sigue brotando, y sé que no puedo quedarme quieta. Sin pensarlo, tomo el borde de mi blusa y tiro, rasgando un pedazo de tela que deja expuesta parte de mi abdomen. Erik tambalea de repente, como si el esfuerzo y la pérdida de sangre finalmente lo estuvieran venciendo.—Debes sentarte —le ordeno.Sorprendentemente, no discute. Se deja
CAPÍTULO 87: UN CASTIGO DE LA DIOSAHazelEl beso entre Erik y yo se intensifica. De pronto se convierte en una explosión de deseo que finalmente encuentra su liberación. Sus manos ascienden hasta mi nuca, enredando sus dedos en mi cabello con suavidad y urgencia, como si temiera que este momento se desvaneciera. Me sostiene con una firmeza sensual, su cuerpo presiona contra el mío hasta que puedo sentir cada latido frenético de su corazón en ritmo con el mío.Yo también lo deseo. He intentado negarlo por tanto tiempo, por su seguridad… y por la mía. He querido aferrarme al enojo, a los recuerdos de todo lo que nos ha lastimado, pero ahora, con su boca devorando la mía y sus manos reclamándome, sé que nunca podría resistirme a él. No completamente.El mundo ha hecho todo lo posible para separarnos, pero en este momento, ninguno de esos obstáculos importa. Lo quiero. Lo amo como nunca, y siento que, finalmente, él también me reclama como suya.Erik profundiza el beso, y un gemid0 suave
CAPÍTULO 88: LA ÚLTIMA DECISIÓNHazel—Tenemos que llevarlo a mi cabaña —dice Kael con preocupación.Apenas lo escucho. Mis manos tiemblan mientras acaricio el rostro de Erik, tratando de encontrar algún signo de mejoría. Su piel está fría, demasiado para un lobo. Su respiración es débil, irregular.—Aún no hemos seguido el rastro de Winter —murmuro, obligándome a pensar con claridad. El tiempo es crucial. Si la dejamos escapar ahora, no sé si volveremos a encontrarla.—No te preocupes —responde Kael con seguridad—. Puedo encontrarla. Ya lo hice una vez.Levanto la mirada y lo encuentro observándome con determinación. Sus palabras deberían tranquilizarme, pero nada puede calmarme en este momento. Sin embargo, sé que tiene razón. Si Erik no despierta… No, no puedo permitirme pensar en eso.Asiento con la cabeza, sin energía para discutir más.Kael me ayuda a cargarlo y desaparecemos entre los árboles con velocidad sobrenatural. El bosque se convierte en un borrón de sombras y ramas que
CAPÍTULO 89: LIMBOErikEl eco de mis pasos se escucha muy claro en la inmensa mansión, cada sonido parece amplificarse por el silencio absoluto que la envuelve. Algo no está bien. Me detengo en medio del pasillo principal y miro a mi alrededor. No hay nadie. Ningún Beta, ningún Omega, ni siquiera el más leve murmullo de vida. Solo el latido pausado y profundo de mi propio corazón acompaña la penumbra que cubre cada rincón.Frunzo el ceño. La noche fuera es intensa y oscura parece un velo de sombras que se extiende sin límite en el horizonte. No hay luna, no hay estrellas, solo un vacío abismal que parece absorber toda luz y calor. Un escalofrío me recorre la espalda. Algo está fuera de lugar. Pero no sé qué.Avanzo por los pasillos, alerta. Cada fibra de mi ser me grita que hay algo observándome, algo que no puedo ver, pero que sin duda está allí. Siento su presencia, su aliento en mi nuca, la sombra de su mirada se clava en mi piel. Aprieto los puños, mis colmillos se alargan instin