CAPÍTULO 79: NO QUIERO HUIRHazel—¿Ustedes se conocen? —pregunto con cautela. Mi instinto no me engaña, sabía que había algo raro en él, pero ¿puedo confiar en Kael?Rosie se acerca rápidamente y toma mi mano.—No debiste venir —susurra para que solo yo pueda escuchar—. Si me hubieras esperado, te habría dicho quién fue el Alfa que me derrotó.La miro, incrédula. ¿Cómo pudo perder contra alguien como Axel? La rabia comienza a arder en mi pecho, como una llamarada imposible de contener. Mi loba ruge dentro de mí, exigiendo salir, exigiendo venganza. Quiere que acabe con Axel ahora mismo, que lo haga pagar por cada herida que dejó en Rosie y lo que me hizo a mí.Kael da un paso al frente con una expresión imperturbable, como si la tensión no lo afectara en absoluto.—Claro que nos conocemos, pero no esperaba que nuestros caminos se cruzaran de nuevo —dice con una calma que me pone nerviosa.Axel, en cambio, no oculta su hostilidad. Sus garras están expuestas, sus colmillos brillan bajo
CAPÍTULO 80: ACORRALADAHazelLos cuatro lobos se ciernen sobre mí, sus gruñidos profundos y las sonrisas torcidas en sus rostros me dejan claro que disfrutan esto. Mi respiración es pesada, pero no retrocedo. Mi cuerpo tiembla, pero no de miedo sino de pura adrenalina. Mi loba clama por seguir peleando, por defendernos, aunque estoy empezando a sentir el agotamiento en cada músculo.—Mírala —dice uno de los lobos, el más corpulento de todos con una mueca burlona mientras se acerca más—. No parece tan impresionante ahora, ¿verdad?—No es más que una desgracia andante —gruñe otro—. ¿Qué demonios vio Erik en esta cosa?Mis ojos se estrechan, y la furia y el dolor arden en mi pecho.—¿Eso es lo mejor que tienen? —les escupo con una actitud desafiante—. ¿Insultos baratos?Los lobos se detienen por un segundo, sorprendidos, pero luego ríen, una risa fría que me hiela los huesos.—No te preocupes, Hazel —dice uno con un tono malicioso mientras sus garras brillan bajo la luz tenue del bosque
CAPÍTULO 81: MI PRIORIDADErikTodo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. La sensación de peligro era tan intensa que recorrió mi columna provocándome un corrientazo. Algo dentro de mí sabía que ella estaba en peligro. No dudé. Lo que normalmente me tomaría medio día lo cubrí en menos de dos horas, rompiendo los límites de mi cuerpo y de mi propia naturaleza.Cuando la vi rodeada por cuatro lobos, mi visión se volvió roja. La furia me consumió como una llama violenta que no dejaba espacio para la compasión. Ellos no eran rivales para mí. Los destrocé uno a uno, dejando solo a uno vivo, no por misericordia, sino porque se me escapó.Ahora estamos empapados por el agua del río. Estamos helados, pero es insignificante ante el calor que late en mis venas. Me esfuerzo por mantener la calma mientras la sostengo. Su fragilidad me enfurece y al mismo tiempo me hace sentir muy vulnerable.—Vamos, Hazel —le digo con suavidad—. Tenemos que salir de aquí.Quiero quedarme así, con sus brazos débi
CAPÍTULO 82: ES UNA PIEDRA EN EL ZAPATOHazelLos recuerdos de la noche anterior son borrosos, fragmentos dispersos de sangre, gritos y el rostro de Erik protegiéndome como si su vida dependiera de ello. Y tal vez lo hizo. Me salvó, incluso a costa de casi sacrificarse.Aun así, el dolor por lo que hizo con Kara está ahí, como un aguijón en mi pecho. Pero sé la verdad: ella lo estaba manipulando, amenazándolo con ese vínculo que los une de una manera que me destruye cada vez que pienso en ello.Quiero odiarlo, quiero alejarme y fingir que no me importa, pero no puedo. Mi loba lo ansía. El instinto de unirme a él como su única compañera arde dentro de mí, salvaje e indomable. Cada vez que trato de reprimirlo, regresa con más fuerza.El sol comienza a iluminar las sombras de la cascada, marcando el inicio de un nuevo día. Es hora de seguir adelante. Rosie y Kael aún me preocupan, solo espero que estén bien.—¿Encontraste el rastro de la bruja? —le pregunto mientras escalamos el acantila
CAPÍTULO 83: DECIDE, ALFAErikCorro desesperadamente a través del bosque, el viento me azota el rostro como si quisiera detenerme. Mi corazón retumba en mi pecho con una furia que solo rivaliza con el rugido de mi lobo. Mientras avanzo hacia mi territorio no puedo dejar de pensar en cómo las cosas se salieron de control. No debería haber llegado a esto. No debí permitir que esto pasara.El aroma me golpea antes de cruzar el límite de lo que una vez fue mío. Es asquerosamente familiar, pero no mío. Axel. Ese maldito bastardo ha dejado su marca en mi hogar. Una sensación fría y viscosa me atraviesa. Mi territorio ya no me pertenece.El bosque me rechaza. Los árboles parecen más altos, las sombras más profundas. Es como si la misma tierra me negara el acceso, como si hubiera perdido mi derecho a caminar sobre ella. Sé que Axel ya debe saber que estoy aquí, que me acerco, pero no me importa. Este es mi momento. Mi oportunidad de arrancarle la maldit4 cabeza y recuperar lo que es mío.A m
CAPÍTULO 84: EL PLAN DE WINTERErikLa rabia quema en mi pecho como un fuego voraz que solo se apaga con sangre. Mis garras están listas, mi cuerpo tenso. Quiero destrozarlo, quiero arrancarle la cabeza a ese maldit0, pero ver a Kael a punto de morir en sus garras me mantiene atado de manos. Axel lo sabe y lo disfruta. Lo veo en la sonrisa que se extiende por su rostro, en la manera en que sus ojos brillan con satisfacción. Mi garganta emite un gruñido bajo y amenazante mientras trato de calmar el torbellino en mi interior.—Bien, Axel —gruño entre dientes, retrocediendo un paso. Mi forma humana empieza a reemplazar la monstruosa, aunque cada fibra de mi ser se resiste—. No te mataré. Por ahora. Pero suéltalo, ya.Axel se ríe.—¿Crees que soy estúpido, Erik? —pregunta con un tono burlón—. Te largarás de mis tierras y solo entonces lo dejaré ir. Tienes mi palabra.Arqueo una ceja, cruzando los brazos frente a mi pecho para mantener mis manos lejos de su garganta. ¿Sus tierras? Maldit0
CAPÍTULO 85: ME LIBERÉ DE TIErik—¡Habla de una vez, Kara! —mi rugido hace que hasta los árboles tiemblen.Kara da un respingo, pero mi voz no le deja espacio para la rebeldía. Sabe que no puede evitar obedecerme.—Axel me ayudó a… manipular las cosas a mi favor para convertirme en tu Luna —admite.La ira se arremolina dentro de mí. Mis manos se cierran en puños, y las garras perforan la carne de mis palmas. El olor a sangre fresca impregna el aire, pero no hago nada para calmarme.—¿Qué fue lo que hiciste? —pregunto entre dientes.Kara baja la mirada, fingiendo vergüenza. Su silencio sólo alimenta mi furia.—¡Dilo! —rujo, dando un paso hacia ella.Hazel nos observa con los labios apretados, pero no interviene. Sabe que mi ira es peligrosa, y que cualquier palabra podría incendiar la situación aún más. Estoy furioso con ambas, pero Kara… ella siempre fue mi maldit4 cruz. Desde el principio supe que casarme con ella había sido el peor error de mi vida.Kara suspira exageradamente, lev
CAPÍTULO 86: ARREPENTIMIENTOHazelTodavía estoy procesando lo que acaba de suceder. Nunca imaginé que Erik pudiera romper el lazo sabiendo que estaba arriesgando su vida al hacerlo. Mi corazón late desbocado al recordarlo luchando contra el dolor, tirando de ese hilo dorado hasta que se desmoronó en polvo. Pensé que no saldría vivo, pero aquí está, respirando con dificultad, demostrándome que es mucho más fuerte de lo que jamás creí. Lo subestimé. Y ahora, al verlo libre, algo dentro de mí se enciende. Kara ya no tiene poder sobre él.—Estás sangrando mucho —digo en un susurro preocupado.—No te preocupes… sanará. Solo necesito algo de tiempo.La sangre sigue brotando, y sé que no puedo quedarme quieta. Sin pensarlo, tomo el borde de mi blusa y tiro, rasgando un pedazo de tela que deja expuesta parte de mi abdomen. Erik tambalea de repente, como si el esfuerzo y la pérdida de sangre finalmente lo estuvieran venciendo.—Debes sentarte —le ordeno.Sorprendentemente, no discute. Se deja