CAPÍTULO 40: UNA BESTIA

CAPÍTULO 40: UNA BESTIA

Erik

La luz del día ilumina lo poco que queda de lo que antes fue la mansión de la manada Luna Creciente. Ahora solo hay ruinas, cuerpos desperdigados y el aroma metálico de la sangre fresca que impregna el aire a causa de mi furia desatada. Mis garras aún gotean sangre ajena, y mi ropa está teñida de rojo, pegándose a mi piel con cada movimiento. El silencio pesa más que los gritos que hace unos minutos llenaban el lugar.

He acabado con todos. Cada maldit0 lobo que se interpuso en mi camino yace ahora inerte. Destruí una manada entera en mi búsqueda desesperada. Pero Hazel no está aquí.

Es irónico que el último acto del Alfa Wilax fuera decirme la verdad. Por una vez en su miserable existencia fue honesto antes de que lo destrozara.

Mi cuerpo tiembla. Mi lobo está agotado y herido, apenas puede mantenerse en pie. Con un gruñido bajo regreso a mi forma humana, la piel cubre nuevamente las heridas que mis músculos expuestos aún sienten. Mis pulmones arden con ca
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