CAPÍTULO 40: UNA BESTIAErikLa luz del día ilumina lo poco que queda de lo que antes fue la mansión de la manada Luna Creciente. Ahora solo hay ruinas, cuerpos desperdigados y el aroma metálico de la sangre fresca que impregna el aire a causa de mi furia desatada. Mis garras aún gotean sangre ajena, y mi ropa está teñida de rojo, pegándose a mi piel con cada movimiento. El silencio pesa más que los gritos que hace unos minutos llenaban el lugar.He acabado con todos. Cada maldit0 lobo que se interpuso en mi camino yace ahora inerte. Destruí una manada entera en mi búsqueda desesperada. Pero Hazel no está aquí.Es irónico que el último acto del Alfa Wilax fuera decirme la verdad. Por una vez en su miserable existencia fue honesto antes de que lo destrozara.Mi cuerpo tiembla. Mi lobo está agotado y herido, apenas puede mantenerse en pie. Con un gruñido bajo regreso a mi forma humana, la piel cubre nuevamente las heridas que mis músculos expuestos aún sienten. Mis pulmones arden con ca
CAPÍTULO 41: WINTERHazelDeslizo mi cuerpo en un vestido floreado que encontré en mi habitación, suave al tacto pero ajustado por mi vientre abultado. Apenas logré salir del baño hoy; los malestares del embarazo empeoran con cada día que pasa, y siento que mi cuerpo está al borde de su límite.Han pasado solo tres días desde que llegué a la casa de la manada Luna Oscura, pero todo lo que ha pasado hace que parezca una eternidad.Desde aquel extraño episodio —el dolor, los ojos dorados reflejados en el espejo— no he vuelto a experimentar nada similar. Me he convencido de que fue una alucinación, un truco de mi mente saturada por las palabras de Axel sobre convertirme en loba. Pero hay algo diferente, algo que no puedo ignorar. Es como si una parte oculta de mí hubiera despertado, acechando justo bajo la superficie.Tres días. Tres noches.Tres noches sin sentir el calor de Erik en mi piel, sin saber si aún piensa en mí. ¿Estará buscándome desesperadamente? Sé que le importa nuestro ca
CAPÍTULO 42: ALMA LUPINAHazelHabía oído hablar de las brujas antes, pero hasta ahora, nunca había visto una. Desde que Rosie las mencionó, en mi mente, siempre las había imaginado como las pintan en las películas: viejas encorvadas, de piel áspera y verrugosa, con narices puntiagudas y ojos turbios que delatan sus oscuros secretos.Pero Winter no es nada de eso. De hecho, es todo lo contrario.Su piel es tan blanca que parece brillar bajo la luz, como si estuviera hecha de nieve fresca. Su rostro es perfectamente simétrico, como el de una muñeca de porcelana que alguien ha esculpido con meticulosa devoción. Sus labios son de un rojo profundo, casi como la sangre, y sus ojos... sus ojos son de un azul tan intenso que me hacen sentir expuesta, como si pudieran mirar directamente dentro de mi alma. Pero lo que realmente me desconcierta es su cabello: plateado como la luz de la luna, cae en suaves cascadas que reflejan cada destello de la lámpara sobre nosotros.Es hermosa, sí, pero hay
CAPÍTULO 43: LLEGA EL MOMENTOErikUn maldito mes.Ha pasado un maldito mes entero y no hay ni rastro de ella. Es como si la tierra se la hubiera tragado. Mis lobos han peinado cada rincón, incluso se han arriesgado a cruzar las fronteras de otras manadas, pero sigue desaparecida.Las tensiones entre las manadas son peligrosamente altas. Nadie sabe aún quién estuvo detrás de la masacre de la manada Luna Creciente, lo que por ahora juega a mi favor. Pero sé que es cuestión de tiempo antes de que alguien arme las piezas, y entonces, la guerra será inevitable.Nada de eso importa en este momento. No puedo dormir. No puedo pensar en otra cosa que no sea Hazel.Un golpe seco en la puerta de mi oficina me devuelve a la realidad.—Alfa —Joe asoma la cabeza antes de entrar. Con un gesto, le indico que pase.—¿Alguna novedad? —pregunto con firmeza.—Hemos terminado de buscar en el territorio de la manada Garra Lunar —informa—. Ella no está allí.Maldigo en voz baja, apretando los puños.—Inten
CAPÍTULO 44: TE NECESITO… ERIKHazelEl dolor que siento ahora mismo es feroz e implacable. Jamás había sentido algo tan intenso, tan desgarrador. Un grito se escapa de mi garganta mientras mis manos se aferran a mi vientre, como si eso pudiera contener el sufrimiento que estoy padeciendo en este momento.—¡Hazel! —grita Rosie a mi lado.Mi vista está nublada por las lágrimas, pero al abrir los ojos, noto algo diferente. Rosie también lo nota. Sus ojos se agrandan, no por sorpresa, sino por miedo. Retrocede instintivamente, y por un instante, creo que me va a dejar sola. Sin embargo, se detiene, lucha contra el pánico, y vuelve a mi lado.—¡Ya viene! ¡Rosie! ¡El bebé está por nacer! —jadeo entre espasmos de dolor.Un líquido cálido y abundante se derrama de mí, empapando mi ropa. Rosie y yo intercambiamos una mirada cargada de miedo y desesperación, pero antes de que podamos decir algo más, la puerta se abre de golpe. Axel entra a la habitación con el rostro serio, alarmado por mis gr
CAPÍTULO 45: ¿HAZEL O SARAH?AxelEl dolor de Hazel me atormenta, Cada gemido, cada respiración entrecortada, me perfora el pecho, pero lo peor es que sus labios tiemblan con un nombre que no es el mío.Erik.¿Por qué? ¿Por qué demonios lo menciona? Quiero pensar que lo hace por miedo, porque sabe que ese maldit0 podría aparecer para reclamar al cachorro, pero en el fondo… algo me carcome. ¿Por qué grita por él en su agonía? La idea de que ella sienta algo por él me enferma… «No, eso no puede ser», pienso.Su cuerpo se tambalea en mis brazos, tan débil que parece una muñeca rota. Sus dedos pálidos caen a los lados, y finalmente, su respiración se apacigua de un modo que no me tranquiliza en absoluto. Se desmaya, y su piel pálida bajo la luz de la luna menguante parece casi translúcida. Esto no puede estar pasando.—¡Hazel! ¡Sarah! —gruño y la sacudo suavemente. Mis palabras se pierden en el aire, y aunque intento imponer mi autoridad como Alfa, ella no reacciona. Ni siquiera así. Mi m
CAPÍTULO 46: ENFRENTAMIENTO ENTRE HERMANOSErikMe muevo con velocidad, mis pies descalzos golpean la tierra húmeda con una fuerza que resuena en el bosque. Puedo sentirlo en cada fibra de mi ser: Hazel está cerca, y con ella, mi cachorro. No sé por qué antes no podía detectarla, pero ahora es tan claro como si siempre hubiese estado frente a mí. Debí saber que todo esto era obra del desgraciado de Axel.Por lo visto, aun no supera la muerte de su Luna. Y me parece bien, debería no hacerlo nunca, para que pague miserablemente las consecuencias de lo que lo llevaron a ese castigo de mi parte.La ira y la desesperación me impulsan más rápido, mi lobo está al borde de tomar el control por completo. No sé qué haré cuando llegue a Axel, pero una cosa es segura: no voy a detenerme hasta recuperar a Hazel y a mi hijo.Sin embargo, un olor familiar me golpea de repente, incluso antes de verla. Es dulce y cálido, teñido con una nota de tristeza que me desgarra por dentro. Rosie.Me detengo en
CAPÍTULO 47: NO SOY TU MATEHazelEl dolor me atraviesa el cuerpo, como si un rayo me hubiera partido en dos, arrancándome con violencia de la inconsciencia. Abro los ojos de golpe, jadeando y con un grito sofocado, atrapado en mi garganta. Lo primero que noto es el olor, metálico e intenso, mezclado con el aroma terroso del agua. Cuando intento moverme, mi cuerpo se siente pesado, y entonces lo veo: el estanque está teñido de rojo. No es agua lo que me rodea. Es sangre. Mi sangre.Axel me sostiene de los brazos, su agarre es firme, casi desesperado, como si temiera que me desvaneciera por completo. Frente a mí está Winter con esa fría serenidad suya. Manipula mi vientre con magia que brilla con un resplandor azul. Su expresión es distante, como si lo que estuviera haciendo no tuviera más importancia que desollar un animal.—No… —intento hablar, pero mi voz es un susurro ahogado por mi propia debilidad.De repente, veo cómo Winter extrae algo de mí. Mi respiración se detiene, el mundo