Veintitrés años después.–Te está quedando muy bonito doctor Hoffman. –Dorinda entró a lo que sería la consulta de Daniel en el centro y lo vio girarse para verla con una bonita sonrisa en su rostro. –Me parece increíble el trabajo que estás haciendo aquí con estas mujeres. –Necesitan toda la ayuda necesaria para seguir adelante, y también los niños. La salud mental es algo muy importante, aunque se siga creyendo lo contrario. –Contestó con satisfacción, dio la vuelta a la mesa y se apoyó en ella delante de Dorinda. –¿Y tú, qué tal llevas tu nuevo puesto de presidenta en el centro?–Estoy inmensamente feliz, sobre todo porque ya se acabaron los encuentros clandestinos en el almacén entre nuestra querida Candy y el tío Pitt. Aunque todavía me cuesta entender porqué lo hacían, ya que viven bajo el mismo techo.–Algunos disfrutamos haciendo locuras por amor. –Afirmó encogiéndose de hombros con una sonrisa maliciosa. – Yo soy capaz de todo por ti.–Ya no me quedan dudas de ello, sé perfe
Dorinda jadeaba intentando recuperar todo el aire que había perdido mientras se agarraba al tronco de un árbol en medio del bosque. Sentía la respiración caliente y acelerada de Daniel en su nuca.–¿Estás bien amor? –preguntó Daniel cerrando su bragueta y girando a la chica para mirarla. –¡¿Qué si estoy bien?! Me traes a los confines del bosque, me coges como si fueras un león en celo, ¿y me preguntas si estoy bien? –Contestó subiendo los tirantes de su vestido y buscó lo que había quedado de las bragas que Daniel había roto.–Siento que nuestra primera vez haya sido así, de verdad que me hubiera gustado preparar algo más romántico, pero tú jamás me hubieras dado una oportunidad. –Daniel explicó tocando su rostro con las dos manos. – Te amo desde que tengo uso de razón, solo quiero estar contigo y sé que tú también quieres lo mismo, sobre todo después de escuchar como espantabas todos los pájaros del bosque con tus gritos de placer ñmientras te corrías conmigo. – Bromeó arrancando un
Llovía, caía una tormenta de estas que piensas que será el fin de los tiempos y junto con el agua de aquella lluvia por el suelo de un callejón bajaba hasta la alcantarilla la sangre de un inocente, mientras un padre agonizaba de dolor con el cuerpo de su hijo en brazos. Su niño, el niño de sus ojos estaba allí muerto. El reverendo Johnson sentía que el corazón se le rompía a la mitad, era como sentir el frío de la muerte agonizar en el y desear que llegue por fin el fina, pero este nunca llegaba. Un hombre que luchaba contra la injusticia, contra la criminalidad tener el cuerpo de su hijo muerto justamente por aquello que tanto anhelaba poner un fin, el odio del ser humano y esa devastadora necesidad de autodestruirse por cosas tan pequeñas y mezquinas que en verdad no tenían ningún sentido. - Isaiah, tienes que soltarlo ya! Tienen que llevarlo para realizar la autopsia. Por favor Isaiah deja que se lo lleven. - El sheriff agarraba por los hombros al reverendo que también era uno de
- ¿De qué estás hablando amor? – Mike bajó la mirada, porque como iba a decirle algo así. -Mike por el amor de Dios mírame! ¿Cómo que sabes quién hizo eso?... Habla hombre…Me estás desesperando. Mike empezó a relatar todo lo que pasó desde que recibió la llamada de Karl avisando sobre la muerte de Wallace y mientras cada palabra salía de su boca Megan se quedaba más y más pálida, si ya era una mujer con la tez como la leche ahora parecía un jodido fantasma. - ¿Qué estás queriendo decir con eso Michael? ¿Te estas escuchando?... Por Dios Michael son mis hijos. ¡¡Yo no parí asesinos!! Mike prefirió no hablar más porque sabía que ella no sería capaz de asimilar lo que él estaba diciendo y las palabras tampoco servirían de mucho, así que se levantó de la cama y abrió de par en par las puertas del armario embutido de su habitación. Sacó una caja que estaba detrás de las perchas donde estaban sus trajes, se volvió a sentar en la cama y Megan seguía en el mismo lugar arrodillada sentada so
Isaiah se quedó callado mirando a Scott directamente a los ojos, tenía delante al hombre que afirmaba haber matado a su hijo así que no dudo en preguntar. –¿Porque lo hiciste? – Sus palabras salieron como un susurro porque el hombre ya no tenía fuerza para nada más, pero aun así necesitaba saber el porqué. –Nos lo encontramos por la calle, andaba cabreado con él porque había amenazado con denunciar a unos miembros del club, me advirtió que era la última vez que nos avisaba y yo perdí la cabeza. - Scott hablaba mirando al suelo porque no tenía cara para ver la reacción de los demás. - Empezamos a discutir y una cosa llevó a la otra y se nos fue de las manos. Empezamos a pelear y perdí el control. –Habló Scott y en ese momento el sheriff giró la cabeza con brusquedad para mirarlo a los ojos y luego miró Thomas. –No fue mi intención, ni discutir con él ni la pelea, sólo pasó. Te juro que cuando me fui de allí él seguía con vida. - Y en eso no mintió, realmente pensaban que Wallace seguí
Scott sabía que su hermano hacía lo que fuera por el club, pero aquello era demasiado jamás se imaginó que sería capaz de llegar aquellos extremos, estaba totalmente ciego por seguir hasta ese punto la ideología que ellos tenían. –Sería la pena capital para ti, Tommy. - Habló Scott con tristeza. - Yo no tengo antecedentes, como mucho me caerían de 20 a 30 años por matar a alguien accidentalmente en una pelea. Si llegan a saber que fuiste tú, que no le diste a él ni siquiera una oportunidad de defenderse, y con todas las veces que te dio por amenazarlo, las cartas de advertencia que le has enviado, el fiscal acabaría contigo y lo sabes. – Suspiró con cansancio por toda la frustración que llevaba encima. –Así que no me vengas con que esto lo hice para ganar puntos con el club o con papá, esto lo hice por ti, porque eres mi hermano y que sepas que tampoco imaginaba que ese hombre decidiera no denunciarme, me ha pillado de sorpresa tanto como a ti. Thomas no tuvo otra opción que aceptar
Scott estaba pasando la fregona por el almacén después de haber pasado toda la mañana organizando cajas que serían enviadas a Haití, y no eran pocas ya que habían más de cincuenta cajas que portaban entre alimentos no perecederos hasta ropa y juguetes. Estaba deseando irse a casa cuando una chica de tez muy oscura, ojos brillantes y trenzas se asomó a la puerta diciendo que Alice lo necesitaba en la biblioteca. “Ahí viene otra vez la bruja esa. Estará pensando en desquitarse conmigo los años de la esclavitud.” —Pensó mientras suspiraba con cansancio. Entró a la biblioteca que había en el centro para ayudar a los niños que necesitaban mejorar sus notas, chicos que estaban en la universidad y no tenían recursos para tener un ordenador o comprar libros necesarios, en United Brothers facilitaban todo lo que los jóvenes necesitaban para lograr un mejor futuro, ya que no vale de nada sacar a los chicos de las calles para que no regresen y ni se vean en la necesidad de regresar también hay
No puedo negar que mi hermanito ha tenido mucha suerte contigo. Espero que él sepa exactamente lo que tiene, porque yo Alexia, jamás te perdería de vista. – Afianzó Thomas mientras la acariciaba suavemente el brazo fijando su vista en ella. -Hablando de Rey de Roma, ahí viene Scott. -Habló Alexia viendo a Scott de reojo mientras miraba a Thomas de arriba abajo y le hacía un gesto con la cabeza señalando a su hermano que se veía detrás de él de pie recogiéndose el cabello delante de las escaleras que daban al segundo piso del club. –Hola, ¡¡amor!!- Se levantó Alexia dejando el asiento libre para Scott, se quitó la chupa y fue sentándose en las piernas de Scott. –¿Te has divertido ahí arriba? - Preguntó la chica con descuido. -No me estaba divirtiendo precisamente, era sólo que necesitaba quitarme la tensión que llevaba encima desde hace unos días. - O más bien era la tensión de hace unas horas que le había provocado cierta chica en un vestuario, pero estaba claro que no iba decir est