Isaiah se quedó callado mirando a Scott directamente a los ojos, tenía delante al hombre que afirmaba haber matado a su hijo así que no dudo en preguntar.
–¿Porque lo hiciste? – Sus palabras salieron como un susurro porque el hombre ya no tenía fuerza para nada más, pero aun así necesitaba saber el porqué.
–Nos lo encontramos por la calle, andaba cabreado con él porque había amenazado con denunciar a unos miembros del club, me advirtió que era la última vez que nos avisaba y yo perdí la cabeza. - Scott hablaba mirando al suelo porque no tenía cara para ver la reacción de los demás. - Empezamos a discutir y una cosa llevó a la otra y se nos fue de las manos. Empezamos a pelear y perdí el control. –Habló Scott y en ese momento el sheriff giró la cabeza con brusquedad para mirarlo a los ojos y luego miró Thomas. –No fue mi intención, ni discutir con él ni la pelea, sólo pasó. Te juro que cuando me fui de allí él seguía con vida. - Y en eso no mintió, realmente pensaban que Wallace seguía vivo.
- ¿Fuiste tú el que me llamó avisando donde estaba mi hijo? -Pregunto el reverendo, aunque ya conocía la respuesta.
-Sí, me asusté mucho, no pensaba que hubiera sido tan grave, pero no quería dejarlo ahí solo. – Contestó Scott dejando a su hermano petrificado por la sorpresa, no podía creer que Scott hubiera hecho esa llamada.
El silencio se hizo eterno dentro del salón, parecía que no hubiera ni una sola alma viva allí. Y siguió así por un largo rato en el que sólo se escuchaba los sollozos de Megan. Hasta que el sheriff levantó la mano para hacer una llamada a la comisaría y Isaiah lo agarro de la muñeca. Karl abrió mucho los ojos por la sorpresa no sabía que significaba aquello que es lo que pensaba hacer Isaiah y le daba miedo esperar su siguiente paso porque entonces tendría que actuar y no quería hacer nada en contra de su amigo, pero el siguiente paso del reverendo fue pedir al abogado que sacará a los chicos del salón.
–Boris acompáñalos a la cocina y certifícate de que no salgan de allí, Mike ve con él. –Habló Isaiah con un tono calmado y Mike se puso de pie inmediatamente pero un gesto del sheriff lo impidió de hacer cualquier protesta. Thomas y Scott tampoco discutieron la decisión y acompañaron al abogado sin rechistar.
Estuvieron hablando en el salón entorno de una hora más o menos. Algunas veces se escuchaba que alguien levantaba la voz, sobre todo el sheriff, pero no se podía escuchar con claridad lo que decían. Hasta que Megan entró a la cocina y avisó a los tres hombres que podían regresar al salón, lo hizo sin mirarlos a los ojos. No sólo porque era difícil asimilar lo que había hecho su hijo o más bien de lo que eran capaces de hacer, sino porque sería muy duro mirarlos y ver en ellos la imagen de su padre.
Cuando entraron al salón el sheriff fue el primero en hablar.
- ¿Qué participación tuvo Thomas en todo esto Scott? ... Y no digas que nada porque sabemos que Mike os vio a los dos aquella noche y sabemos que los dos iban manchados de sangre. –Ambos chicos miraron a su padrastro con rabia por haberse chivado de ellos, pero aquellas alturas ya poco se podían hacer, así que Scott habló.
–Mi hermano no hizo nada, él intentó apartarnos un par de veces y fue el quién me apartó de Wallace. – Explicó Scott con vehemencia porque quería sacar a su hermano a cualquier coste de todo aquello. –Por eso él también se había ensuciado de sangre, pero no tuvo nada que ver con lo sucedido.
Mientras hablaba Scott, Thomas no levantaba la cabeza ni un sólo minuto. En su expresión y en la tensión de sus músculos se podían decir que tenía muchos sentimientos encontrados, mucho que no eran posibles identificar, pero uno de ellos sin duda era rabia.
Todos se quedaron callados, ninguno sabía que más se podía decir y el sheriff ya estaba esperando el momento para llamar una patrulla y llevar a Scott a comisaria para poner un final a toda esa historia, pero lo que vino a continuación lo dejó más que sin palabras, sin aire…y él no fue el único.
–A partir del lunes irás a nuestra comunidad y empezarás a hacer trabajos voluntarios allí. –Habló el reverendo Johnson sin un solo tono de emoción en su voz mientras miraba por el cristal de la ventana y el sheriff no podía disimular su indignación. Pero al final había prometido estar allí en condición de amigo y no de sheriff así que sólo podía aguantarse. –Harás lo que se te diga en nuestra comunidad y en el centro de ayuda a los menores también ayudarás en nuestra iglesia...
–!¡¿QUÉ?! –Gritaron Thomas y Scott a unísono.
–Lo que acabas de escuchar Scott Hoffmann. –Se acercó el reverendo a centímetros de su cara. Era un hombre grande e imponente, aunque Scott tenía uno noventa de estatura el reverendo era aún más alto y robusto que él. –Harás lo que se te diga y te vas a portar bien sin hacer ni una sola queja. Con la primera estupidez que hagas te aseguro que te denunciaré y haré que pases el resto de tu vida en la cárcel. - El hombre salió en dirección a la puerta y se paró de repente delante de esta. Se dio la vuelta y miró a Megan. –Asegúrate de que esté allí mañana a primera hora y ni un minuto más tarde. –Se fue de la casa con el sheriff y Mike siguiendo sus pasos con rapidez.
–¡¡Isaiah!! - Gritó Kar. -Si acaso esto es alguna trampa, si estás pensando en hacer alguna locura te advierto que no podré quedarme quieto… así que si es así es mejor que lo dejes en mis... –Habló el sheriff con preocupación a su amigo, pero este lo interrumpió.
–Me insultas con lo que acabas de insinuar... ¿Acaso no me conoces? ¿No sabes quién soy? ¿Crees que sería capaz de cometer el mismo delito que quitó la vida a mi hijo? –Gritó el reverendo y en su cara solamente se apreciaba indignación. Pero el sheriff no contestó en su lugar lo hizo Mike.
–¡¿Y qué esperas que pensemos?! Podemos ahora mismo poner la denuncia, Scott ya lo ha confesado. -Exclamó Mike.
El reverendo se dio la vuelta y se aproximó lo mas cerca posible de su amigo.
–¿Esto es lo que quieres de verdad Michael? ¿Quieres que tu esposa también pierda a su hijo como yo perdí el mío?... – Miró a ambos con determinación y dijo. - Sabéis perfectamente que pasará si lo mandamos a la cárcel, allí los suyos le darán un premio por lo que hizo a mi hijo, si entra siendo un asesino saldrá siendo un monstruo que hará cosas mil veces peores. –Isaiah bajó la cabeza ya sin evitar soltar las lágrimas y habló con una tristeza que era de romper el corazón. –Sé que no van a entender mi decisión, pero enseñe a mis hijos a perdonar, enseñe a mis hijos que la venganza sólo destruye. Y eso fue lo que hizo de Wallace el gran hombre que era. No puedo manchar la memoria de mi hijo con una venganza, con resentimiento, el no se merece que haga esto a su memoria.
–Todos sabrán que fue él Isaiah! –Habló el sheriff. –Cuando lo vean allí en contra de su voluntad, todos sabrán que fue él y puede que tú no cobres venganza, pero no sabemos si otro no lo hará en tu lugar.
–Soy el hombre más importante de toda la comunidad afrodescendiente de este estado, no habrá nadie que sea capaz de ir en contra de mis decisiones. El chico estará bajo mi responsabilidad. Si él hace algo lo puedes meter a la cárcel y si algo le pasa me puedes encerrar de por vida. –Soltó esas palabras y siguió su camino.
Tanto Mike como Karl se quedaron allí parados con las manos en los bolsillos negando con la cabeza.
Ya dentro de la casa Boris decidió que era mejor estar en la cocina y dar algo de intimidad para Megan con sus hijos, no debía ser un momento fácil para ella, pero con lo que habían descubierto hoy era mejor no dejarlos solos del todo.
–Grita todo lo que quieras, no pienso defenderme –Susurró Scott. La verdad es que no estaba preparado para lo que iba a escuchar de su madre, para él no era la mejor madre del mundo, pero al fin y al cabo era su madre.
Megan se levantó despacio se acercó a su hijo y después de eso sólo se escuchó el sonido de la cachetada que Megan propinó a Scott. Thomas dio un paso adelante pero tampoco tenía el valor para enfrentarse a su madre en aquel momento. Parecía una leona herida.
–¿Cómo has podido? ...–Habló Megan– Nunca esperé nada bueno de vuestro padre, pero jamás imaginé que lo peor que tendría de él sería un hijo como tú. Lo que hiciste es monstruoso independiente de la situación y la verdad es que podría esperar esto de cualquiera. –Y Thomas sabía que se refería a él. – Pero jamás esperé algo así de ti. No te echo a la calle ahora mismo porque sé que debes estar bajo este techo para cumplir con Isaiah, pero no te quiero bajo el mismo techo que Jamie, así que recoge las cosas de tu habitación y te puedes ir al granero. La habitación de arriba tiene todas las comunidades que necesitas, tampoco te hará mucha diferencia ya que siempre estás ahí metido. Y tú. –Señaló a Thomas. –No vuelvas aparecer por aquí. –Megan estaba llena de decepción y tristeza, se sentía culpable por permitir que sus hijos siguieran cerca de Fitz su exmarido, esa relación entre ellos los había llevado hasta aquel momento. Pero aún tenía un hijo que proteger y no iba a dejar que la mala influencia de su padre llegará hasta Jamie. –¡Fuera de mi casa, los dos!
Ninguno de los dos tenía la cara para decir algo a su madre. Jamás la habían visto así, tan decepcionada, tan rota ni después de las palizas que le metía su padre la habían visto así. Así que los dos se dirigieron a la salida, pero se detuvieron cuando la escucharon decir.
–Y Scott, soy y siempre seré tu madre, pero jamás olvidaré o perdonaré lo que hiciste. –Habló Megan con la voz rota y lo chicos salieron de la casa.
-Puedes estar tranquila porque al igual que tú nunca has tenido mi perdón yo no espero recibir el tuyo. Puedes considerar que estamos a partes iguales.
Y con estas palabras Scott dio la espalda a su madre y esta se echó a llorar. Este había sido el golpe mas duro de su vida. Pero su madre no era la única que estaba decepcionada o cabreada con el en aquel momento.
Thomas salió de la casa como si lo llevará el diablo. Se le salía por los poros de la piel lo enojado que estaba.
–Tommy! Tommy!!... ¡¡¡THOMAS!!!–Gritó Scott y Thomas se giró hacia él con un gesto de contrariedad. –¿Se puede saber que te pasa?
–¿Qué que me pasa? ¿A qué ha venido esto de que asumas la culpa? ¿Quieres subir puntos con papá verdad? - Habló abriendo los brazos.
–! ¿Qué?!...–Aquellas palabras no eran lo que Scott esperaba, como su hermano podía ver lo que pasó como un acto para ganar méritos. –Lo hice para protegerte j***r! ¿Cómo puedes pensar que haría algo así para pasar por encima de ti? Esto lo hago porque eres mi hermano Thomas.
–Yo no te pedí que lo hicieras! No necesito tu ayuda y esto tampoco me vendría mal y lo sabes, lo que hice fue para defender nuestro club, porque ese imbécil era una amenaza y no me arrepiento.
Scott sabía que su hermano hacía lo que fuera por el club, pero aquello era demasiado jamás se imaginó que sería capaz de llegar aquellos extremos, estaba totalmente ciego por seguir hasta ese punto la ideología que ellos tenían. –Sería la pena capital para ti, Tommy. - Habló Scott con tristeza. - Yo no tengo antecedentes, como mucho me caerían de 20 a 30 años por matar a alguien accidentalmente en una pelea. Si llegan a saber que fuiste tú, que no le diste a él ni siquiera una oportunidad de defenderse, y con todas las veces que te dio por amenazarlo, las cartas de advertencia que le has enviado, el fiscal acabaría contigo y lo sabes. – Suspiró con cansancio por toda la frustración que llevaba encima. –Así que no me vengas con que esto lo hice para ganar puntos con el club o con papá, esto lo hice por ti, porque eres mi hermano y que sepas que tampoco imaginaba que ese hombre decidiera no denunciarme, me ha pillado de sorpresa tanto como a ti. Thomas no tuvo otra opción que aceptar
Scott estaba pasando la fregona por el almacén después de haber pasado toda la mañana organizando cajas que serían enviadas a Haití, y no eran pocas ya que habían más de cincuenta cajas que portaban entre alimentos no perecederos hasta ropa y juguetes. Estaba deseando irse a casa cuando una chica de tez muy oscura, ojos brillantes y trenzas se asomó a la puerta diciendo que Alice lo necesitaba en la biblioteca. “Ahí viene otra vez la bruja esa. Estará pensando en desquitarse conmigo los años de la esclavitud.” —Pensó mientras suspiraba con cansancio. Entró a la biblioteca que había en el centro para ayudar a los niños que necesitaban mejorar sus notas, chicos que estaban en la universidad y no tenían recursos para tener un ordenador o comprar libros necesarios, en United Brothers facilitaban todo lo que los jóvenes necesitaban para lograr un mejor futuro, ya que no vale de nada sacar a los chicos de las calles para que no regresen y ni se vean en la necesidad de regresar también hay
No puedo negar que mi hermanito ha tenido mucha suerte contigo. Espero que él sepa exactamente lo que tiene, porque yo Alexia, jamás te perdería de vista. – Afianzó Thomas mientras la acariciaba suavemente el brazo fijando su vista en ella. -Hablando de Rey de Roma, ahí viene Scott. -Habló Alexia viendo a Scott de reojo mientras miraba a Thomas de arriba abajo y le hacía un gesto con la cabeza señalando a su hermano que se veía detrás de él de pie recogiéndose el cabello delante de las escaleras que daban al segundo piso del club. –Hola, ¡¡amor!!- Se levantó Alexia dejando el asiento libre para Scott, se quitó la chupa y fue sentándose en las piernas de Scott. –¿Te has divertido ahí arriba? - Preguntó la chica con descuido. -No me estaba divirtiendo precisamente, era sólo que necesitaba quitarme la tensión que llevaba encima desde hace unos días. - O más bien era la tensión de hace unas horas que le había provocado cierta chica en un vestuario, pero estaba claro que no iba decir est
Con el pasar de los días tanto Alice como Scott habían dejado a un lado el episodio de la ducha por el bien de la sanidad mental de ambos y para hacer más ligero el aire entre ellos. Scott cada día aprendía más sobre lo que hacía la familia de Alice y que su padre era uno de los hombres más respetados del país no era precisamente por su apellido que era muy reconocido en la política, pero sí porque era un hombre que no se quedaba con los brazos cruzados cómo lo hacían la mayoría de los hombres poderosos. Empezaba a entender la importancia de Alice para el centro y lo entregada que estaba en su labor. No era algo con lo que estaba precisamente de acuerdo, pero sí admiraba sus ganas de hacer que los chicos salieran adelante, su completa entrega en ayudar a los demás. Puede que fuera cierto que si hubiera más personas como ella en el mundo todo sería mejor. La relación de ambos había pasado de órdenes por parte de Alice y quejas silenciosas por parte de Scott a trabajar en equipo. Y vale
- ¿Estás bien? - Preguntó Alice angustiada cuando vio que Scott empezaba a abrir los ojos, pero fue su hermano Aaron quien la contestó. -Que pregunta más tonta Ali, ¿te parece a ti que está bien después de la paliza que le metieron? Si no fuera por mi y por papá este ya estaría rellenando su ficha de entrada al infierno. -Se rio Aaron. -No digas tonterías Aaron, esto no tiene gracia, podía haberlo matado. -Alice hablaba mientras pasaba una toalla húmeda por la cara de Scott para ver si así le aclaraba las ideas, el chico seguía muy aturdido por lo sucedido. -Tampoco creo que hubiera podido matarlo, has visto el tamaño de esa bestia. No creo que sea tarea fácil matar a un hombre de ese tamaño. -Aaron se acercó a la puerta y antes de salir giró la cabeza para decir. -Voy a avisar a papá que ya está despierto, y levántate de esa cama no vaya a ser que entre el otro aquí te vea ahí en la misma cama que él y lo remate. -Salió y se cuidó de dejar la puerta medio abierta. Alice puso un va
Scott estaba tumbado en su cama con una sabana encima que le tapaba nada que el final del camino hacia la felicidad que marcaba aquella V de su abdomen estaba mirando algún punto fijo del techo mientras que Alexia se vestía y hablaba con él. Scott no estaba escuchando absolutamente nada de lo que decía, estaba perdido en sus pensamientos cuando le llegó un mensaje a su teléfono que estaba encima de una silla en su habitación y Alexia lo cogió para ver de quien era. -AARON JOHNSON Alexia abrió mucho los ojos y le tiró el teléfono a Scott que lo cogió en el aire. - ¿Fue el hijo de Johnson él que te hizo esto? – Preguntó Alexia cabreada señalando la cara de Scott. -Solo fue un malentendido Alexia no es para tanto. -Explicó Scott con cansancio. - ¿Qué no es para tanto? ¿Es que acaso te has vuelto loco? ¿PERO QUIÉN SE CREE ESE M***A QUE ES? Pero te aseguro que esto no se va a q
—¿Sabes? Me ignoras tanto que ya empiezo a preguntarme si de verdad estoy vivo o no paso de un fantasma. -Dijo Scott con sarcasmo entrando a la oficina que utilizaba Alice en el centro de ayuda. —No te estoy ignorando Scott! -Contestó Alice con una falsa indiferencia, mientras tenía la vista puesta en su computadora. -Ignorar, huir, ponerse la capa de invisibilidad de H***y P***er llámalo como quieras. -Mencionas mucho H***y P***er, ¿no crees? -Provocó Alice levantando una ceja divertida. -Echa la culpa a Jaime, me hacía leer los libros para él cuando era pequeño cada noche y me hizo tragar una y otra vez cada película. Pero no estamos hablando de eso, no cambies de tema Alice. Actúas como si hubiéramos atentado contra la Casa Blanca cuando lo único que hicimos fue dar un simple paseo. -Ya te dije que no hay nada de malo en una amistad Scott, eres tú el que esta viendo cosas donde no hay. -Habló Alice exasperada. -Es exactamente por tener que dejar tan claro que no hay nada de ma
Al día siguiente Scott llegó a la puerta del centro, se bajó de su moto y empezó a dar vueltas delante de esta. No sabía si entrar, si lo hacía que le iba a decir a Alice y si llamaba para decir que no podía ir ese día también que le iba a decir, el problema estaba en que hiciera lo que hiciera tocaría intercambiar palabras con ella y no tenía la cara para hacerlo. Por un momento puso una sonrisa en su rostro, pensando en qué momento le empezó a preocuparse por lo que pensaba ella. “Vamos Hoffman, no seas cobarde, solo es una enana. Ni que fuera a matarte”–Infló Scott el pecho y se llenó de valor para entrar, per cuando cruzó la puerta de entrada al centro chocó de frente con una Alice visiblemente nerviosa y asustada que salía corriendo de allí –¿Ali que pasa? –Preguntó agarrándola por los brazos y hablando con un tono grave de voz, porque en su estado no sería capaz de escucharlo. –Do…Dorinda acaba de…de llamarme, está con Miles, están en su casa ahora mismo. No deberían de estar