No puedo negar que mi hermanito ha tenido mucha suerte contigo. Espero que él sepa exactamente lo que tiene, porque yo Alexia, jamás te perdería de vista. – Afianzó Thomas mientras la acariciaba suavemente el brazo fijando su vista en ella.
-Hablando de Rey de Roma, ahí viene Scott. -Habló Alexia viendo a Scott de reojo mientras miraba a Thomas de arriba abajo y le hacía un gesto con la cabeza señalando a su hermano que se veía detrás de él de pie recogiéndose el cabello delante de las escaleras que daban al segundo piso del club.
–Hola, ¡¡amor!!- Se levantó Alexia dejando el asiento libre para Scott, se quitó la chupa y fue sentándose en las piernas de Scott. –¿Te has divertido ahí arriba? - Preguntó la chica con descuido.
-No me estaba divirtiendo precisamente, era sólo que necesitaba quitarme la tensión que llevaba encima desde hace unos días. - O más bien era la tensión de hace unas horas que le había provocado cierta chica en un vestuario, pero estaba claro que no iba decir esto a Alexia. -Te prometo que sacaré un rato para no nosotros. - Lo dijo apartando su cabello del hombro y dando un beso sobre el tatuaje de su nombre que lo tenía ella allí tatuado. - Pero ahora necesito irme, este calvario aun no se acaba así que necesito descansar para mañana.
Scott intento darle un beso antes de irse a su chica, pero esta se negó diciendo que no sabía donde había puesto aquella boca así mejor un besito en la mejilla y ya. Se despidió de su hermano que por más increíble que parezca no pronunció palabra desde que se habían encontrado y Scott sabía bien el motivo así le pareció mejor no forzar.
De camino a casa no podía dejar de pensar en lo que había pasado en el vestuario, no sacaba la imagen de Alice desnuda de su cabeza, y ni después de un par de horas de sexo desenfrenado con las dos maravillosas rubias en el club habían sido suficiente para sacar de encima la tensión que tenía, no quedó para nada satisfecho y algo le decía que seguramente con Alexia obtendría el mismo resultado.
Llegó al granero y vio a Jamie sentado en las escaleras que daban a la habitación que había arriba.
-Es hora de que los niños estén en la cama sabes. -Lo provocó Scott a hermano que ya tenía 13 años y sabía bien que a esa edad odiaban ser comparados con de niños.
-Primeramente, no soy un crío, ¿no me estás viendo?, ya casi tengo el mismo tamaño que tú y segundo quería saber de ti porque hoy tampoco has cenado con nosotros y llevo unos cuantos días sin verte, así que… aquí estoy. ¿Cómo estás?
-Está todo bien campeón, ando ocupado con unos servicios voluntarios que me pidió Mike que hiciera para el centro del reverendo Johnson.
-Lo sé, me lo ha contado mamá, ¿crees que podría acompañarte algún día? Antes iba mucho con Mike cuando daba clases de Taekwondo allí, pero desde que pasó lo de Wallace no ha vuelto a ir, dice mamá que necesita sanar. - Dijo el chico con algo de tristeza que a Scott no se le pasó por alto.
- ¿Conocías bien a Wallace? - Preguntó Scott porque no pensaba que su hermano tuviera una relación cercana con el hijo del reverendo, aunque sería algo de lo más normal porque era ahijado de su padrastro.
-Si era un buen amigo, la pasábamos muy bien jugando al baloncesto en el centro, pero hasta eso se ha parado. – Y era cierto, Scott había visto la cuadra de baloncesto del centro que siempre estaba cerrada desde que él había empezado a trabajar allí. Así que era por eso, la cuadra era una especie de santuario para Wallace.
-Bueno cuando se pueda te llevaré conmigo, aunque no me gusta la idea de que frecuentes ese lugar, no vas al club, pero al centro que está mucho más lejos sí. -Scott puso los ojos en blanco. -Papá tiene muchas ganas de verte sabes…
-Ya lo sé, a veces me llama…Mejor me voy a dormir. -Scott le dio un beso en la cabeza y lo dejó irse, sabía que siempre que mencionaba a su padre Jamie encontraba la forma de huir del tema y él tampoco quería insistir.
A la mañana siguiente se fue al centro y estaba más que nervioso sin saber porque, ni que fuera la primera vez que veía una mujer desnuda, pero no sabía cómo iba a reaccionar Alice y si de verdad había creído que la había encontrado en aquella situación sin querer, pero cuando llegó al centro no la vio por ningún lado, sólo le había dejado una pequeña lista de cosas que debería hacer para aquel día. Y esa fue la rutina durante una semana. Hasta Scott preguntó a Candace la secretaria que había en el centro por Alice, con la excusa que necesitaba preguntar un par de cosas a ella sobre el centro, pero esta le contestó que Alice estaba ayudando a su padre con cosas de la iglesia.
Scott se quedó atónito. Él no tenía ni idea de que Alice era hija del reverendo, y si era su hija tal vez ella supiera porque su padre lo tenía allí. Vale si antes estaba nervioso ahora temblaba cómo un Chihuahua enojado.
Después de unos días Scott llegó al centro y cuando aparcaba su moto avistó a Alice pintando un mural que había en la entrada, casi todas las instalaciones de United Brothers tenían dibujos por las paredes ahora ya podía imaginar el porque. Se acercó para hablar con ella y pudo ver que hacía una A que terminaba cerrada formando un corazón al revés, lo había visto en otros murales del centro, así que esa era su firma.
–Ehh…Hola. – Scott la saludó sin entender muy bien porque lo hacía, pero allí estaba ya no podía retroceder.
–¡Hola Hoffmann! –Lo saludó Alice con cordialidad, pero sin ninguna entonación en su voz que se pudiera notar lo nerviosa que estaba.
–Te quería pedir perdón otra vez por lo que pasó la última vez que nos vimos, de verdad que fue sin querer. -Scott no sabía muy bien como encontrar las palabras y tampoco estaba acostumbrado a pedir perdón por nada.
Alice se puso roja cuando levantó la cabeza para mirarlo y por supuesto él se había dado cuenta. Se levantó para limpiarse las manos con un cubo que tenía cerca lleno de agua y dijo.
–No te preocupes, puedo pensar muchas cosas sobre ti, pero una de ellas no es que seas un pervertido sexual en potencia. -Habló Alice con descuido y entonces Scott lo supo ese “puedo pensar muchas cosas de ti” significaba que ella sabía lo de su hermano. Y aunque él no mató a Wallace no tenía la cara para mirarla a los ojos, así que solo miró hacia otro lado. –He traído muchas donaciones de una fiesta que hubo en la iglesia hace unos días, han llenado nuestro almacén y tengo que clasificar todo, ¿me ayudas? –Preguntó levantando los ojitos con gesto muy tierno.
Scott asintió y Alice dejó sus cosas cerca de la pared para seguir más tarde y se fueron al almacén.
Ella no tenía la necesidad de pedir su ayuda, él estaba allí para eso y que fuera hija de Johnson dejaba claro que conocía los motivos por el cual estaba allí y voluntario obviamente no era, pero aun así la forma como lo trataba lo tenía desconcertado. Alice debería odiarlo, intentar hacer que su vida fuera un infierno, reprocharle, darle un par de ostias, gritar, lo que sea… pero no lo había hecho y estaba claro que no lo haría y Scott solo quería saber porque, pero no entraba en sus planes preguntar hay cosas que es mejor no saber.
Estuvieron organizando juntos toooodo el almacén y hasta Candace y una niñita que rondaba los seis años llamada Dorinda se unieron a ellos para ayudar. Se hizo ameno, Scott intentaba mantenerse al frío y distante, pero era imposible, las chicas eran muy graciosas y cada vez que podía le hacían bromas con él de que parecía un vikingo y hasta Candy, que era como a Candace le había dicho que la llamará se ofreció para hacerle dreads en su cabello y Dorinda no le dio tregua en toda la tarde, buscaba cualquier cosa para sacar tema de conversación con él. Sabia que tanto ella como su hermano Miles pasaban allí la tarde después de salir de clases. Miles la edad de Jamie y podía perfectamente cuidar a su hermana mientras su madre trabajaba, pero por algún motivo que no ha querido contar la niña su madre no permitía que estuvieran en casa sin ella.
- ¿Has visto que cuerpazo tiene? - Habló Candy viendo como Scott levantaba a Dorinda que insistía en que ella misma quería colocar las muñecas en la estantería.
Alice se giró para mirarlo y puso los ojos en blanco, sabía que su amiga la intentaba provocar porque ella le había contado lo sucedido en el vestuario.
-Pues la verdad es que no me fijado mucho que digamos. - Dijo Alice con indiferencia.
- ¿A quién quieres engañar? ¿A mí no verdad? Te recuerdo bebita que ensuciábamos nuestros pañales juntas. Te conozco hasta mejor que la palma de mi mano y amorcito dudo muchísimo que hayas tenido una noche tranquila después de ver a ese dios nórdico desnudo.
- Donde tu vez un hombre hermoso yo veo una complicación. Una persona que no conozco y puedo asegurar que ni siquiera los que lo rodean lo conocen realmente bien. Sí es sexy, absolutamente todo en el parecer haber sido hecho a mano por el mismísimo Dios, pero está claro que cuando se trata de ese hombre, dónde Dios puso la mano el diablo también y lo hizo en su carácter. Así que ese hombre es una perfecta complicación y no soy una mujer hecha para complicarse, me espera un gran futuro, un futuro necesario para hacer ltodos os cambios que necesitamos para en esta sociedad, y créeme amiga mía, no será por esa "complicación”. -Y miró a donde estaba Scott con Dorinda. - que pienso arriesgar ese brillante futuro. - Lo dijo con tanta determinación que Candy ni se molestó en replicarla, pero como había dicho, ella conocía bien a su amiga.
Con el pasar de los días tanto Alice como Scott habían dejado a un lado el episodio de la ducha por el bien de la sanidad mental de ambos y para hacer más ligero el aire entre ellos. Scott cada día aprendía más sobre lo que hacía la familia de Alice y que su padre era uno de los hombres más respetados del país no era precisamente por su apellido que era muy reconocido en la política, pero sí porque era un hombre que no se quedaba con los brazos cruzados cómo lo hacían la mayoría de los hombres poderosos. Empezaba a entender la importancia de Alice para el centro y lo entregada que estaba en su labor. No era algo con lo que estaba precisamente de acuerdo, pero sí admiraba sus ganas de hacer que los chicos salieran adelante, su completa entrega en ayudar a los demás. Puede que fuera cierto que si hubiera más personas como ella en el mundo todo sería mejor. La relación de ambos había pasado de órdenes por parte de Alice y quejas silenciosas por parte de Scott a trabajar en equipo. Y vale
- ¿Estás bien? - Preguntó Alice angustiada cuando vio que Scott empezaba a abrir los ojos, pero fue su hermano Aaron quien la contestó. -Que pregunta más tonta Ali, ¿te parece a ti que está bien después de la paliza que le metieron? Si no fuera por mi y por papá este ya estaría rellenando su ficha de entrada al infierno. -Se rio Aaron. -No digas tonterías Aaron, esto no tiene gracia, podía haberlo matado. -Alice hablaba mientras pasaba una toalla húmeda por la cara de Scott para ver si así le aclaraba las ideas, el chico seguía muy aturdido por lo sucedido. -Tampoco creo que hubiera podido matarlo, has visto el tamaño de esa bestia. No creo que sea tarea fácil matar a un hombre de ese tamaño. -Aaron se acercó a la puerta y antes de salir giró la cabeza para decir. -Voy a avisar a papá que ya está despierto, y levántate de esa cama no vaya a ser que entre el otro aquí te vea ahí en la misma cama que él y lo remate. -Salió y se cuidó de dejar la puerta medio abierta. Alice puso un va
Scott estaba tumbado en su cama con una sabana encima que le tapaba nada que el final del camino hacia la felicidad que marcaba aquella V de su abdomen estaba mirando algún punto fijo del techo mientras que Alexia se vestía y hablaba con él. Scott no estaba escuchando absolutamente nada de lo que decía, estaba perdido en sus pensamientos cuando le llegó un mensaje a su teléfono que estaba encima de una silla en su habitación y Alexia lo cogió para ver de quien era. -AARON JOHNSON Alexia abrió mucho los ojos y le tiró el teléfono a Scott que lo cogió en el aire. - ¿Fue el hijo de Johnson él que te hizo esto? – Preguntó Alexia cabreada señalando la cara de Scott. -Solo fue un malentendido Alexia no es para tanto. -Explicó Scott con cansancio. - ¿Qué no es para tanto? ¿Es que acaso te has vuelto loco? ¿PERO QUIÉN SE CREE ESE M***A QUE ES? Pero te aseguro que esto no se va a q
—¿Sabes? Me ignoras tanto que ya empiezo a preguntarme si de verdad estoy vivo o no paso de un fantasma. -Dijo Scott con sarcasmo entrando a la oficina que utilizaba Alice en el centro de ayuda. —No te estoy ignorando Scott! -Contestó Alice con una falsa indiferencia, mientras tenía la vista puesta en su computadora. -Ignorar, huir, ponerse la capa de invisibilidad de H***y P***er llámalo como quieras. -Mencionas mucho H***y P***er, ¿no crees? -Provocó Alice levantando una ceja divertida. -Echa la culpa a Jaime, me hacía leer los libros para él cuando era pequeño cada noche y me hizo tragar una y otra vez cada película. Pero no estamos hablando de eso, no cambies de tema Alice. Actúas como si hubiéramos atentado contra la Casa Blanca cuando lo único que hicimos fue dar un simple paseo. -Ya te dije que no hay nada de malo en una amistad Scott, eres tú el que esta viendo cosas donde no hay. -Habló Alice exasperada. -Es exactamente por tener que dejar tan claro que no hay nada de ma
Al día siguiente Scott llegó a la puerta del centro, se bajó de su moto y empezó a dar vueltas delante de esta. No sabía si entrar, si lo hacía que le iba a decir a Alice y si llamaba para decir que no podía ir ese día también que le iba a decir, el problema estaba en que hiciera lo que hiciera tocaría intercambiar palabras con ella y no tenía la cara para hacerlo. Por un momento puso una sonrisa en su rostro, pensando en qué momento le empezó a preocuparse por lo que pensaba ella. “Vamos Hoffman, no seas cobarde, solo es una enana. Ni que fuera a matarte”–Infló Scott el pecho y se llenó de valor para entrar, per cuando cruzó la puerta de entrada al centro chocó de frente con una Alice visiblemente nerviosa y asustada que salía corriendo de allí –¿Ali que pasa? –Preguntó agarrándola por los brazos y hablando con un tono grave de voz, porque en su estado no sería capaz de escucharlo. –Do…Dorinda acaba de…de llamarme, está con Miles, están en su casa ahora mismo. No deberían de estar
Los días siguientes aquel beso fueron repletos de miradas de complicidad entre Alice y Scott, cada vez que se veían saltaban las chispas entre los dos, pero no habían vuelto a besarse porque Alice dejó bastante claro a Scott que tres hacían multitud, que no lucharía en contra de los sentimientos que tenía por él, pero él también necesitaba tomar una decisión y con toda su determinación fue hablar con Alexia, ellos tenían una relación abierta, pero tenía claro que Alice Johnson no era de las que compartía. Intentó lo máximo que pudo dar a Alexia la confianza de que por más que ya no fueran pareja o lo que sea que eran él seguiría ahí para ella, que jamás perdería su protección. Alexia intentó por todos sus medios no permitir que se terminará lo que tenían, ella necesitaba a Scott, y se pensaba que aquello no pasaba de algún capricho. Al final no tuvo más opción que aceptar su decisión porque para mantener su protección necesitaba estar en buenos términos con él y tenerlo cerca, aunque
Alice se entregó por completo a sus besos, sentía como la lengua de Scott entraba en un duelo a muerte contra la suya, sentía la humedad de aquellos besos a la misma vez que despertaba la humedad entre sus piernas. Scott era posesivo, la tenía tan pegada a su cuerpo que el aire apenas pasaba entre ellos, se apartó un segundo para respirar porque Scott no le daba tregua con su boca, cuando su lengua salía de su boca y pensaba que se había terminado el beso de inmediato él la volvía a meter. Su agarre ya no estaba en sus caderas, sus manos habían bajado deliberadamente a sus nalgas y las apretaba fuerte con total libertad, tanto que ya su vestido se había subido hasta la curva de su trasero y dejaba aquella parte de su cuerpo totalmente expuesta. –¡YAAAAA! –Se apartó Alice de sus brazos buscando aire. – Dios cualquiera diría que quieres matarme. – susurró ella y él solo se reía buscando su boca otra vez, Scott Hoffman cuando estaba activo no era dueño de sí, ni tenía pretensión de serlo
–Me encanta estar aquí contigo, pero ya es de noche y tenemos que regresar a nuestra realidad. –Dijo Alice con acento triste. Aun no se había preocupado de volverse a vestir y allí estaba, pegada al cuerpo de Scott en bragas y con la cabeza en su pecho. –Acepto volver siempre y cuando me prometas que esa realidad no cambiará nada entre nosotros. –Te prometo que esto…–Señaló el espacio entre los dos. – …no va a cambiar Hoffman, pienso estar así contigo todo el tiempo que nos permita el destino. – Y Scott solo pudo asentir con una sonrisa que le llegó hasta los ojos. Mientras pasaban los días después de aquel día en que se habían encontrado por primera vez, la unión entre Scott y Alice era cada vez más fuerte. Disfrutaban de sus charlas triviales, de trabajar juntos en el centro, los ratos libres que pasaban jugando con Dorinda. Scott se sentía como si estuviera viviendo otra vida y se sentía bien puede que por primera vez sentía que disfrutaba de verdad de la vida, de una vida en la