- ¿De qué estás hablando amor? – Mike bajó la mirada, porque como iba a decirle algo así. -Mike por el amor de Dios mírame! ¿Cómo que sabes quién hizo eso?... Habla hombre…Me estás desesperando.
Mike empezó a relatar todo lo que pasó desde que recibió la llamada de Karl avisando sobre la muerte de Wallace y mientras cada palabra salía de su boca Megan se quedaba más y más pálida, si ya era una mujer con la tez como la leche ahora parecía un jodido fantasma.
- ¿Qué estás queriendo decir con eso Michael? ¿Te estas escuchando?... Por Dios Michael son mis hijos. ¡¡Yo no parí asesinos!!
Mike prefirió no hablar más porque sabía que ella no sería capaz de asimilar lo que él estaba diciendo y las palabras tampoco servirían de mucho, así que se levantó de la cama y abrió de par en par las puertas del armario embutido de su habitación. Sacó una caja que estaba detrás de las perchas donde estaban sus trajes, se volvió a sentar en la cama y Megan seguía en el mismo lugar arrodillada sentada sobre sus piernas en el suelo delante de él.
- ¿Qué es esto Mike?
El hombre sacó de dentro de la caja un sobre grande de plástico y dentro había una camiseta blanca manchada de sangre.
- ¿Mike esto es de… - No podía ni siquiera formular la pregunta, en verdad no quería hacerla.
-Es la camiseta que llevaba Scott el día que murió Wallace, y Thomas también llevaba la suya manchada de sangre.
- ¡Eso no significa nada! ...Conozco la naturaleza de Fitzgerald, pero mis hijos no son su padre no son unos monstruos. Siempre se meten en peleas, así que eso. - Señaló la camiseta. – No significa que sea la sangre de Wallace. -Megan ya no era capaz de aguantarse las lágrimas porque en el fondo sabía que era una posibilidad, pero sólo imaginarlo era doloroso, aquello no podría estar pasando. – Son conflictivos Mike, tú lo sabes, pero esto no puede ser verdad…
-Megan tú también sabes que esos problemas en los que se meten siempre nos tocan la puerta al día siguiente. -Habló con seriedad porque no iba a permitir que ella cerrará los ojos, porque una vez no aceptar la realidad casi provocó que perdiera la vida. – Griffin es un pueblo pequeño Megan, siempre que tus chicos se meten en problemas a la mañana siguiente ya se ha enterado todo cristo! No me j***s amor, sabes que tengo razón. – Puso las manos en la cara y bajo la cabeza. Esto también le hacía daño. – Pasó lo de Wallace y no nos enteramos de nada más, así que sí, creo que han sido ellos. No te puedo decir que si fue planeado o si fue un accidente y se les ha ido de las manos. Pero te digo que sino llamé a Karl fue por ti, porque son tus hijos, pero yo no pienso quedarme callado, quiero saber que pasó y te amo con toda mi alma, pero también quiero justicia por mi ahijado.
-Por favor, Mike… - Megan ya se rompía a llorar porque sabía que su marido era un hombre justo, ella se había enamorado de él por eso así que ahora no podía recriminarlo por seguir siendo él hombre que ella amó y sigue amando.
-Mírame amor, recuerda lo que pasó con su padre, si no hubieras denunciado a Fitzgerald a lo mejor tú y tus hijos estarían muertos ahora. Si han llegado a esto y nadie les para los pies podrían llegar a limites inimaginables. -La acariciaba los cabellos rubios con cariño, la amaba con su vida y lo estaba matando verla sufrir, pero tenía hacer algo. – Cariño piensa en Jamie.
- ¿Qué piensas hacer? – Preguntó Megan intentando limpiar las lágrimas, pero era inútil no dejarían de caer.
- Voy a llamar a Karl y a Boris.
- ¡¿A Karl!? Por favor, Mike…Vamos a hablar con ellos primero. – Suplicó Megan.
-Lo llamaré como amigo Megan, hablaremos con ellos, darles una oportunidad para que expliquen que pasó y después decidiremos. Por eso necesito también a Boris, aunque ahora sólo se ocupe de su constructora ha sido un buen abogado criminal, nos fue de gran ayuda contra Fitz y tiene mucha experiencia su presencia aquí será importante y ambos son buenos amigos míos, confío en ellos con mi vida. -Explicó Michael.
- Ahora ve y llama a tus hijos, pero lleva a Jamie a la casa de uno de sus amigos antes, será mejor que no esté aquí. -Lo pidió porque las cosas podrían salirse de control y no lo pensaba por Scott, siempre ha tenido cabeza y es capaz de lo que sea por proteger a su hermano pequeño, pero Thomas era otro asunto, era imprevisible, no sabía que esperar de él.
Dos horas más tarde…
Scott estaba en el granero que utilizaba como su refugio personal. Vivía con su madre y su marido, pero odiaba hacer vida con ellos, podía entender que su madre hubiera elegido divorciarse de su padre, pero jamás entendería que se hubiera casado con un hombre n***o, intentaba no ser tan prejuicioso como su padre y su hermano, pero j***r los Hoffman eran la típica familia sureña y aunque no estuviera totalmente de acuerdo con algunas actitudes de su padre sí compartía sus ideales y también creía que ciertas cosas no deberían mezclarse entonces sí, el matrimonio de su madre le tocaba mucho los cojones.
Su madre era un ejemplo para él, viene de una buena familia y se había casado cuando todavía era muy joven con su padre, pero esa imagen de ella se manchó el día que vio a su padre ser detenido. Fitzgerald jamás había sido un hombre agresivo, por lo menos no con su familia, pero el engaño de su madre lo cambio, descubrir que su mujer lo estaba traicionando con otro hombre tuvo que ser duro para él y más cuando ya tenía tres hijos y un día llevaron detenido a su padre por violencia doméstica, pero su padre insistía que no lo había hecho por mal, pero su madre decía que no era la primera vez por eso aceptó quedarse con ella porque quería protegerla. Hasta que un día decidió casarse con su supuesto salvador a pocos meses del divorcio y ahí fue cuando tuvo la confirmación de que su padre no mentía, aun así, decidió vivir con su madre por Jamie que tenía apenas un año de vida, él ya tenía doce años y no iba a abandonar a su hermano pequeño en cambio Thomas jamás aceptó abandonar a su padre, y así había pasado los últimos catorce años de su vida aguantando al hombre que separó su familia.
Estaba sentado en suelo tirando una pequeña pelota a la pared, ya que esa era su forma de ordenar los pensamientos que llevaban días atormentando su cabeza. Él sabía que lo que había sucedido la semana anterior no se quedaría ahí, pero estaría con su hermano pase lo que pase.
No había dormido en toda la semana, su cabeza se negaba a olvidar lo sucedido, los gritos, la ira, la sangre y puede que hasta la culpabilidad. Estaba seguro que aquella noche marcaría un antes y un después en su vida, ya que Wallace Johnson era un queridito de la sociedad de aquel pueblo, hasta había quien lo considerará el próximo Martin Luther King de su generación, era un payaso, pero aun así su muerte no le proporcionaba ninguna felicidad.
. Seguía perdido en sus pensamientos cuando escuchó la puerta del granero.
–Vete Jamie, quiero estar sólo...
–¡¡Soy yo, baja!! Exclamó Thomas.
–¿Tommy que haces aquí? –Preguntó Scott bajando por las escaleras extrañado.
–Me ha llamado mamá, dice que tiene algo urgente que hablar con nosotros. –Habló Thomas mientras miraba alrededor.
–No me habí…
–Ya estás aquí. –Los interrumpió Megan. –Venir conmigo a la casa los dos.
–Luego vamos. –Habló Thomas.
–No Thomas, ahora... –En ese momento supieron que pasaba algo, que a lo mejor su madre ya sabía lo que había sucedido, ya que ella nunca le decía "Thomas".
Los chicos salieron del granero acompañando a su madre hasta la casa. En el camino se miraban entre ellos. Scott estaba preocupado, pero Thomas iba tranquilo. Para él lo que había pasado era insignificante, pero Scott que sabía que podría tener fuertes consecuencias. Thomas era el mayor por dos años y Scott siempre había seguido ciegamente las decisiones de su hermano, pero en los últimos años desde que había empezado a subir en la jerarquía del club estaba empezando a perder el control.
Entraron a la casa y allí estaban el sheriff Karl que iba a paisano y no con su uniforme habitual, Boris uno de los empresarios más importantes de la ciudad y su padrastro Mike. Antes de que pudieran decir nada Megan ya tenía los ojos empañados y se fue a sentar al lado de su marido que había decidido dejar las preguntas a manos de Karl.
–Bueno Karl, lo dejo en tus manos. –Habló Mike rompiendo el silencio. –Ya puedes empezar si quieres.
Scott tenía el corazón en la mano, ya no sabía cómo iban a escapar de aquello, pero su hermano se veía frío, indiferente. No sabía si era porque de verdad le daba igual o sólo intentaba reprimir sus emociones.
Cuando Boris hizo un gesto a Karl para que empezará a hablar este contestó.
–Tranquilo Boris, estamos esperando a alguien. –Y justo en ese momento se escuchó abrir la puerta delantera de la casa y la pareja y los dos chicos se quedaron petrificados. Viendo a Isaiah Johnson entrando al salón. El hombre se veía demacrado, triste con la mirada vacía y la cara seria, algo inusual en una persona que siempre estaba sonriendo, alegre y llenaba el aire de buenas energías cada vez que estaba cerca, pero en aquel momento transmitía la misma energía que habría transmitido la plaga de la muerte de los primogénitos en Egipto. Mike se puso de pie lo más rápido posible.
–Isaiah no creo que deberías estar aquí. –Se volteó para mirar a Karl porque aquello no parecía muy prudente, más que nada porque no tenía la certeza de lo que había pasado. Pero aun así Isaiah habló.
–Yo creo que es justamente donde debería estar Michael. Sea lo que sea necesito saber que pasó, cómo pasó y porque pasó. –Afirmó Isaiah con decisión.
Karl sacó la camiseta con las manchas de sangre en el sobre de plástico. Y la enseñó a los chicos.
–¿Necesito preguntar o van a hablar de forma voluntaria y facilitar mi trabajo? Os aviso que si no empiezan a hablar esta camiseta será llevada a una mesa forense y cuando demuestre que esta sangre es de Wallace las cosas se podrán muy difíciles para vosotros. –Habló el sheriff levantando la camiseta hasta la altura de sus ojos.
Los minutos se hicieron eternos mientras Thomas miraba a su madre con odio por haber permitido que los pusieran en aquella situación y Scott intentaba decidir qué hacer a partir de aquel momento, aunque su decisión ya estuviera tomada desde hacía días.
–Fui yo. -Habló Scott con decisión mirando a los ojos al reverendo Johnson. Porque sabía que todas las personas que estaban en aquel salón, Johnson era el primero al que debería convencer
Megan se rompió a llorar mientras su marido la abrazaba. Para una madre era difícil perder un hijo, pero saber que tu hijo fuera capaz de quitar una vida humana podría llegar a ser una pesadilla o hasta mismísimo infierno. Había luchado con todas sus fuerzas para apartar a sus hijos de las malas influencias de su padre, pero al parecer no dieron resultados. Había fallado como madre.
Isaiah se quedó callado mirando a Scott directamente a los ojos, tenía delante al hombre que afirmaba haber matado a su hijo así que no dudo en preguntar. –¿Porque lo hiciste? – Sus palabras salieron como un susurro porque el hombre ya no tenía fuerza para nada más, pero aun así necesitaba saber el porqué. –Nos lo encontramos por la calle, andaba cabreado con él porque había amenazado con denunciar a unos miembros del club, me advirtió que era la última vez que nos avisaba y yo perdí la cabeza. - Scott hablaba mirando al suelo porque no tenía cara para ver la reacción de los demás. - Empezamos a discutir y una cosa llevó a la otra y se nos fue de las manos. Empezamos a pelear y perdí el control. –Habló Scott y en ese momento el sheriff giró la cabeza con brusquedad para mirarlo a los ojos y luego miró Thomas. –No fue mi intención, ni discutir con él ni la pelea, sólo pasó. Te juro que cuando me fui de allí él seguía con vida. - Y en eso no mintió, realmente pensaban que Wallace seguí
Scott sabía que su hermano hacía lo que fuera por el club, pero aquello era demasiado jamás se imaginó que sería capaz de llegar aquellos extremos, estaba totalmente ciego por seguir hasta ese punto la ideología que ellos tenían. –Sería la pena capital para ti, Tommy. - Habló Scott con tristeza. - Yo no tengo antecedentes, como mucho me caerían de 20 a 30 años por matar a alguien accidentalmente en una pelea. Si llegan a saber que fuiste tú, que no le diste a él ni siquiera una oportunidad de defenderse, y con todas las veces que te dio por amenazarlo, las cartas de advertencia que le has enviado, el fiscal acabaría contigo y lo sabes. – Suspiró con cansancio por toda la frustración que llevaba encima. –Así que no me vengas con que esto lo hice para ganar puntos con el club o con papá, esto lo hice por ti, porque eres mi hermano y que sepas que tampoco imaginaba que ese hombre decidiera no denunciarme, me ha pillado de sorpresa tanto como a ti. Thomas no tuvo otra opción que aceptar
Scott estaba pasando la fregona por el almacén después de haber pasado toda la mañana organizando cajas que serían enviadas a Haití, y no eran pocas ya que habían más de cincuenta cajas que portaban entre alimentos no perecederos hasta ropa y juguetes. Estaba deseando irse a casa cuando una chica de tez muy oscura, ojos brillantes y trenzas se asomó a la puerta diciendo que Alice lo necesitaba en la biblioteca. “Ahí viene otra vez la bruja esa. Estará pensando en desquitarse conmigo los años de la esclavitud.” —Pensó mientras suspiraba con cansancio. Entró a la biblioteca que había en el centro para ayudar a los niños que necesitaban mejorar sus notas, chicos que estaban en la universidad y no tenían recursos para tener un ordenador o comprar libros necesarios, en United Brothers facilitaban todo lo que los jóvenes necesitaban para lograr un mejor futuro, ya que no vale de nada sacar a los chicos de las calles para que no regresen y ni se vean en la necesidad de regresar también hay
No puedo negar que mi hermanito ha tenido mucha suerte contigo. Espero que él sepa exactamente lo que tiene, porque yo Alexia, jamás te perdería de vista. – Afianzó Thomas mientras la acariciaba suavemente el brazo fijando su vista en ella. -Hablando de Rey de Roma, ahí viene Scott. -Habló Alexia viendo a Scott de reojo mientras miraba a Thomas de arriba abajo y le hacía un gesto con la cabeza señalando a su hermano que se veía detrás de él de pie recogiéndose el cabello delante de las escaleras que daban al segundo piso del club. –Hola, ¡¡amor!!- Se levantó Alexia dejando el asiento libre para Scott, se quitó la chupa y fue sentándose en las piernas de Scott. –¿Te has divertido ahí arriba? - Preguntó la chica con descuido. -No me estaba divirtiendo precisamente, era sólo que necesitaba quitarme la tensión que llevaba encima desde hace unos días. - O más bien era la tensión de hace unas horas que le había provocado cierta chica en un vestuario, pero estaba claro que no iba decir est
Con el pasar de los días tanto Alice como Scott habían dejado a un lado el episodio de la ducha por el bien de la sanidad mental de ambos y para hacer más ligero el aire entre ellos. Scott cada día aprendía más sobre lo que hacía la familia de Alice y que su padre era uno de los hombres más respetados del país no era precisamente por su apellido que era muy reconocido en la política, pero sí porque era un hombre que no se quedaba con los brazos cruzados cómo lo hacían la mayoría de los hombres poderosos. Empezaba a entender la importancia de Alice para el centro y lo entregada que estaba en su labor. No era algo con lo que estaba precisamente de acuerdo, pero sí admiraba sus ganas de hacer que los chicos salieran adelante, su completa entrega en ayudar a los demás. Puede que fuera cierto que si hubiera más personas como ella en el mundo todo sería mejor. La relación de ambos había pasado de órdenes por parte de Alice y quejas silenciosas por parte de Scott a trabajar en equipo. Y vale
- ¿Estás bien? - Preguntó Alice angustiada cuando vio que Scott empezaba a abrir los ojos, pero fue su hermano Aaron quien la contestó. -Que pregunta más tonta Ali, ¿te parece a ti que está bien después de la paliza que le metieron? Si no fuera por mi y por papá este ya estaría rellenando su ficha de entrada al infierno. -Se rio Aaron. -No digas tonterías Aaron, esto no tiene gracia, podía haberlo matado. -Alice hablaba mientras pasaba una toalla húmeda por la cara de Scott para ver si así le aclaraba las ideas, el chico seguía muy aturdido por lo sucedido. -Tampoco creo que hubiera podido matarlo, has visto el tamaño de esa bestia. No creo que sea tarea fácil matar a un hombre de ese tamaño. -Aaron se acercó a la puerta y antes de salir giró la cabeza para decir. -Voy a avisar a papá que ya está despierto, y levántate de esa cama no vaya a ser que entre el otro aquí te vea ahí en la misma cama que él y lo remate. -Salió y se cuidó de dejar la puerta medio abierta. Alice puso un va
Scott estaba tumbado en su cama con una sabana encima que le tapaba nada que el final del camino hacia la felicidad que marcaba aquella V de su abdomen estaba mirando algún punto fijo del techo mientras que Alexia se vestía y hablaba con él. Scott no estaba escuchando absolutamente nada de lo que decía, estaba perdido en sus pensamientos cuando le llegó un mensaje a su teléfono que estaba encima de una silla en su habitación y Alexia lo cogió para ver de quien era. -AARON JOHNSON Alexia abrió mucho los ojos y le tiró el teléfono a Scott que lo cogió en el aire. - ¿Fue el hijo de Johnson él que te hizo esto? – Preguntó Alexia cabreada señalando la cara de Scott. -Solo fue un malentendido Alexia no es para tanto. -Explicó Scott con cansancio. - ¿Qué no es para tanto? ¿Es que acaso te has vuelto loco? ¿PERO QUIÉN SE CREE ESE M***A QUE ES? Pero te aseguro que esto no se va a q
—¿Sabes? Me ignoras tanto que ya empiezo a preguntarme si de verdad estoy vivo o no paso de un fantasma. -Dijo Scott con sarcasmo entrando a la oficina que utilizaba Alice en el centro de ayuda. —No te estoy ignorando Scott! -Contestó Alice con una falsa indiferencia, mientras tenía la vista puesta en su computadora. -Ignorar, huir, ponerse la capa de invisibilidad de H***y P***er llámalo como quieras. -Mencionas mucho H***y P***er, ¿no crees? -Provocó Alice levantando una ceja divertida. -Echa la culpa a Jaime, me hacía leer los libros para él cuando era pequeño cada noche y me hizo tragar una y otra vez cada película. Pero no estamos hablando de eso, no cambies de tema Alice. Actúas como si hubiéramos atentado contra la Casa Blanca cuando lo único que hicimos fue dar un simple paseo. -Ya te dije que no hay nada de malo en una amistad Scott, eres tú el que esta viendo cosas donde no hay. -Habló Alice exasperada. -Es exactamente por tener que dejar tan claro que no hay nada de ma