Tyler. Era difícil para Tyler explicar con exactitud lo que estaba sucediendo y por qué de repente había accedido a hacer todo lo que Ivy quería, más allá de que fuera su jefa no estaba obligado, pero aún así no le desagradaba hacerle compañía a esa chica solitaria que se notaba a leguas que necesitaba a alguien, quizás por esa razón no le sorprendió que se tomará la mitad de la botella con una rapidez impresionante hasta embriagarse y permanecer sentada en un rincón viendo hacia el vacío. Eran las once de la media noche y Mathew todavía no aparecía así que tomó la iniciativa de llamarlo, no porque le preocupara realmente si no porque sabía que a Ivy si le angustiaba, lo había repetido un par de veces durante la noche. —¿Que hizo Ivy? —Fué lo primero que preguntó al atender. —Nada en particular, es sólo que había estado algo preocupada y deseando saber lo que sucedió... —Estaré allá en una hora. Fue todo lo que dijo para después colgar. No le sorprendía, Mathew Hoogen era una pe
Ivy.Aunque le dolía la cabeza no era tan intenso como los despertares anteriores después de cada borrachera, también recordaba gran padre de lo que había sucedido la noche anterior, había sido liberador contarle a alguien más lo que había pasado, de pronto entendía mejor que el silencio causa mucho más daño que un golpe y que no todos los hombres deseaban herirla, la bondad existía y la había visto en los ojos de aquel muchacho. La forma en que sujetaba sus manos y ponía atención a cada palabra, su impotencia al escuchar que jamás se hizo justicia y que después de tanta violencia aún no hay un cierre para ella.Le dolía pensar en eso, pero Ivy entendía que la vida muchas veces era cruda y no habían finales felices, sucedía lo que se suponía que debía suceder. Pero el refugiarse entre los brazos del joven le hacía bien, también le daba esperanza.Observó toda su habitación y las ventanas aún se mantenían abiertas, no había nadie durmiendo a su lado, lo que daba a entender que Mathew n
Haber elegido el auto descapotable fue la mejor decisión por parte de Tyler, Ivy eufórica se puso de pie en el asiento sintiendo la brisa fresca en su rostro haciendo caso omiso a las miradas de los transeúntes o el chófer preocupado de que pudiera lastimarse, era su momento de gloria después de haber derramado unas cuantas lágrimas, parecía que serían las últimas porque no tardó ni cinco minutos en elegir ese vestido con quién el viento parecía ir de un lado a otro mostrando su bikini verde menta abajo de él.Ivy no sentía vergüenza, de hecho le gustaba tener los ojos de Tyler sobre ella. Quizás estaba llevando aquello demasiado lejos y después se lamentaría aunque lo dudaba, no era el tipo de mujer que se arrepintiera de cualquier decisión que le proporcionara felicidad.Conducir nunca se sintió tan mágico desde que estuvo al lado de él, era raro, ella no era precisamente una chica cursi pero ahí estaba romantizando cada pequeño detalle.—¿Te gusta el paisaje? —Preguntó el muchacho.
Ambos se miraron fijamente mientras sus respiraciones aún continuaban aceleradas, pero Ivy quería ir mucho más allá de lo que le dictaban sus impulsos y como si Tyler pudiera leer sus pensamientos la tomó de sus caderas y la acercó a él nuevamente mientras la joven sentía que ardería ante tanto deseo, no sabía a dónde llevarían todo eso pero la noche era mágica y no podían desperdiciarla con pensamientos intrusivos. —¿Estás consiente del lío en el que estamos?— Preguntó Tyler en voz baja—. Podría detenerme cuando quieras... —No quiero que pares Tyler—interrumpió. —Si que te gustan los problemas Montana—Respondió mientras la muchacha mordía el lóbulo de su oreja. —Y a tal parece que a ti te gustan las chicas problemáticas—se defendió con una sonrisa coqueta. Recorrió sus manos por todo el torso de Tyler y luego bajó hasta su entrepierna mientras el joven se esforzaba por no perder el control pero tal parecía que Ivy deseaba llevar las riendas de la situación, hasta que el muchacho
Ivy se sentía agotada y merecía una larga siesta por el agetreado día que había tenido, aún seguía recordando todo lo que había sucedido y era difícil de creerlo, realmente había compartido una noche con Tyler y no solo eso, le había encantado. Escuchó la puerta abrirse y fingió estar dormida nuevamente porque reconocía perfectamente los pasos de Mathew y su forma de tararear alguna canción de su adolescencia.Era el tipo de chico que pese a los años de vida seguía disfrutando de las mismas canciones, los mismos pasatiempos y deportes, una parte de ella se sentía mal por haberlo traicionado y otra muchísimo peor por conocerlo tan bien.—Ivy, sé que estás despierta, literalmente acabas de mover un pie—dijo con desgana.—Etonces deberías asumir que no deseo hablar contigo.—Eres mi esposa y debes hablar conmigo siempre que quiera porque ese es tu deber...—No empieces Mathew, siempre dices que está relación no es real—intervino Ivy molesta.—Me vine a disculpar por haberte tratado así.
—¿Sucede algo Ivy? Te noto más callada de lo normal y no comiste demasiado en el desayuno. Aunque estaban almorzando en uno de los mejores restaurantes de la localidad la joven no se lo estaba disfrutando en lo absoluto, en realidad se sentía mal por todo lo que estaba sucediendo. Jamás pensó que llegaría a el punto de crear vínculos tan tóxicos o que se convertiría en una persona infiel, tampoco que después de aquella noche Tyler no había vuelto a cruzar una palabra con ella, quizás de todo eso era lo que más la angustiaba. La infidelidad de su esposo y Esmeralda era solo la punta del iceberg. —No tengo que hablar todo el tiempo—respondió —Me sigue pareciendo extraño, si hay algo que te incomoda podrías decírmelo, soy tu esposo ¿No? —En ocasiones lo eres... Mathew se sentó a su lado con un gesto serio probablemente en busca de la verdad, lo que no sabía es que a Ivy no le podría importar menos si él se molestaba o no. —Yo creo que sí hay algo más, generalmente estás arruinando
—Bueno Ivy, prepárate para hacer lo que yo te diga... —No puedo creer que haya perdido ante un cabeza hueca como tu—se quejó mirando a su esposo con enojo. —Hace rato me abrazabas y gritabas como una pequeña y ahora me insultas, si que eres impresionante —bromeó Mathew. Ivy se confío que podría ganar la apuesta debido a su experiencia en aquella casa embrujada, pero había olvidado el hombre con la motosierra. Por supuesto que gritó y salió corriendo a toda velocidad por segunda vez y aunque Mathew también parecía entrar en pánico se mantuvo mucho más cuerdo en comparación así que no podía protestar ante su derrota. —Bueno, debo cumplir con mi palabra así que hagámoslo—opinó unos minutos después. Una sonrisa maliciosa se mostró en el rostro de Mathew, sabía perfectamente que estaba a su merced y no desaprovecharía la oportunidad. —Quiero que grabes un vídeo conmigo pasándola increíble y me digas que estás perdidamente enamorada de mi, una vez lo hayas hecho lo subirás a internet..
No sucedió como en las películas, no hubieron últimas palabras antes de dejar de respirar ni tampoco cayó una tormenta sobre ellos. Esmeralda ya no formaba parte de este mundo y ese parecía ser el inicio del más ardiente infierno.Aunque sonara un tanto irreal, no era la primera vez que Ivy miraba a una persona morir. Richie era un ser frívolo y como si el maltrato físico y emocional suministrado a una versión de ella más joven no fuese suficiente, disparó a uno de sus empleados tras negarse a abusar sexualmente de Ivy mientras el pretendía observar la escena desde su sillón, enojado tras no obtener lo que quería dejó a la chica a cargo de la limpieza, quería vivir pese a las circunstancias así que hizo lo que se le pidió.Sabiendo esto, no era nada novedoso aunque desde luego sentía mucha pena por la chica. No entendía por qué razón alguien asesinaría a Esmeralda a sangre fría, no parecía tener problemas ni ser conflictiva.Quizás había un futuro brillante por delante y todo eso se d